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Bíblica censuraba así el estilo de una carta de Borrow: «Perdóneme usted si, como sacerdote, y mayor que usted en años, aunque no en talento, me atrevo, con la mejor intención, a hacerle una advertencia que podrá no ser inútil.» Acota una frase que ha llamado la atención de algunos de «los excelentes miembros de nuestro Comité»: aquella en que «habla usted de la perspectiva de ser útil a la Divinidad, al hombre y a usted mismo. Sin duda, quiso usted decir la perspectiva de glorificar a Dios; pero el giro de sus palabras nos hizo pensar en ciertos pasajes de la Escritura, tales como Job, XXI, 2, etc.» La respuesta de Borrow debió de ser tal, que el mismo reverendo le escribía: «El espíritu de su última carta es verdaderamente cristiano, en armonía con aquella regla sentada por el mismo Cristo, y de la que Él dió, en cierto sentido, tan prodigioso ejemplo, que dice: El que se humille será ensalzado.» Finalmente, la Sociedad Bíblica aceptó los servicios de Borrow y le envió a Rusia, para donde salió sin dilación, a mediados de año, a colaborar en la transcripción y colación del manuscrito de la Biblia traducida al manchú, y en la impresión del Nuevo Testamento en la misma lengua.

      Jorge Borrow estuvo en Rusia hasta septiembre de 1835. Sirvió con celo y buen éxito a la Sociedad Bíblica; visitó Moscú y Nowgorod, y proyectó un viaje a China, a través del Asia, para distribuir el Evangelio por el Oriente. El Gobierno ruso le negó los pasaportes. Ese proyecto de viaje fué, en opinión de uno de sus biógrafos, el único motivo que tuvo Borrow para creer, y hacérselo creer a sus lectores, que había estado en el Oriente remoto6. Durante su estancia en Rusia tradujo al ruso unas homilías de la iglesia anglicana, y publicó en San Petersburgo dos colecciones de poesías traducidas por él al inglés: Targum7 y el Talismán8.

      En octubre de 1835 volvió Jorge Borrow a Inglaterra, y, apenas llevaba un mes en su país, la Sociedad Bíblica decidió utilizar de nuevo sus servicios, enviándole a Lisboa y Oporto con encargo de acelerar la propagación de la Biblia en Portugal. Ni la Sociedad Bíblica ni Jorge Borrow preveían entonces que sus campañas en la Península iban a tener la importancia que después adquirieron. Para la Sociedad, el envío de Borrow a Portugal era un empleo interino, en espera de que se decidiese su viaje a China. Borrow ignoraba si tendría o no en Portugal libertad suficiente para lanzarse a una propaganda intensa, ni si el ánimo de la gente se hallaría bien dispuesto para recibirla. Jorge Borrow se embarcó en Londres el 6 de noviembre de 1835, y llegó a Lisboa el 13 del mismo mes9; visitó los alrededores de la capital, hizo una excursión por el Alemtejo, y de estos viajes y de sus conversaciones con el representante de la Sociedad Bíblica en Lisboa nació la determinación de aplazar sus trabajos en Portugal. Borrow resolvió pasar a España. Salió de Lisboa para Badajoz el 1.º de enero de 1836, cruzó la frontera el día 6, detúvose en Badajoz diez días, y por Mérida, Oropesa y Talavera llegó a Madrid. Por el camino fué madurando su plan de campaña: le pareció necesario, ante todo, hacer en España una tirada de la Biblia en castellano, porque sólo podían circular las impresas en el reino. Pero lo difícil no era eso; lo difícil era obtener permiso para imprimirla sin notas. Desde la invención de la imprenta, hasta 1820, no se había impreso en España ninguna traducción de la Biblia descargada de comentarios y notas, y que fuese, por tanto, de tamaño manual y de precio reducido, accesible a todos. En 1790 apareció la traducción de Scio, en diez volúmenes en folio, y en 1823, la de Amat, en nueve volúmenes en cuarto. Al amparo de la fugaz libertad política, instaurada por la Revolución de 1820, se imprimió en Barcelona (1820) el Nuevo Testamento, traducción de Scio, pero sin notas; desde entonces, hasta la llegada de Borrow a España, nada más se había hecho. La propaganda de las Sociedades bíblicas no consiste, esencialmente, en predicar una confesión determinada, sino en difundir la lectura de la Biblia, poniendo al alcance del mayor número el texto genuino de la Escritura. Como, en opinión de los cristianos reformados, los dogmas y prácticas de la Iglesia romana contradicen la letra y el espíritu del libro sagrado, basta la lectura de su texto auténtico, y la restauración del sentido propio en su inteligencia e interpretación, para minar las bases de la dominación papista. Así, Borrow, abundando en las intenciones de sus directores, y con autorización expresa de ellos, gestionó desde luego el permiso que necesitaba para imprimir el Evangelio sin notas, y, vencidas no pocas dificultades, se dispuso a reimprimir en Madrid la traducción del Nuevo Testamento, de Scio, editada sin notas por la Sociedad Bíblica en Londres, 1826. Borrow y la Sociedad Bíblica desconocían las versiones castellanas de la Biblia, hechas por los antiguos reformistas españoles, libros rarísimos entonces.

      Borrow se fué de Madrid a los pocos días de la revolución de La Granja, estuvo en Granada y Málaga (viaje no referido en La Biblia en España), se embarcó en Gibraltar, llegó a Londres el 3 de octubre, instó en la Sociedad Bíblica la inmediata apertura de la campaña de propaganda en España, y, aceptados sus planes, se reembarcó el 4 de noviembre, llegando a Cádiz el 22 del mismo mes. Por Sevilla y Córdoba se dirigió Borrow a Madrid, adonde llegó el 26 de diciembre. No perdió el tiempo. En 14 de enero de 1837 firmaba con Andrés Borrego el contrato para la impresión del Evangelio, y en 1.º de mayo siguiente se publicó el libro10. Borrow obtuvo de la Sociedad Bíblica autorización para repartir en persona la obra por pueblos, y, dejando en Madrid encargado de sus asuntos a don Luis de Usoz y Río, emprendió, acompañado de su famoso criado griego, el larguísimo viaje por Castilla la Vieja, Galicia, Asturias y Santander, que duró desde mayo a noviembre de 1837. De regreso en Madrid, imprimió dos nuevas traducciones parciales del Nuevo Testamento: una traducción del Evangelio de San Lucas al caló11, hecha por él, y otra del mismo Evangelio al vascuence, por un señor Oteiza12.

      La publicación del Evangelio en caló, la apertura de un Despacho de la Sociedad Bíblica en la calle del Príncipe, los métodos empleados por Borrow para llamar la atención del público hacia su obra y ciertas imprudencias de otros agentes de la Sociedad en España, provocaron la intervención de las autoridades y desencadenaron una borrasca, en la que naufragó la propaganda evangélica y, a la larga, puso fin a los trabajos de Borrow en España; de ella nació también un primer disentimiento entre la Sociedad y su agente, disentimiento que terminó en ruptura. En enero del 38, el jefe político de Madrid secuestró los libros existentes en la tienda abierta por Borrow; en mayo, fué preso Don Jorge por desacato a un agente de la autoridad y por vender libros impresos fuera del reino, introducidos en España con infracción de las leyes vigentes. Borrow cuenta en La Biblia en España la historia del secuestro y de su prisión; pero omite ciertos hechos que influyeron grandemente en aquellas resoluciones del Gobierno, hechos que Borrow no conoció hasta después de salir de la cárcel. Había por entonces en España otro agente de la Sociedad Bíblica, llamado Graydon, que operaba principalmente en las provincias de Levante. Graydon, que imprimió en Barcelona una edición del Nuevo Testamento y otra de la Biblia (A. y N. T.), sin notas, en 1837, no se limitaba, como Borrow, a propagar el libro, sino que repartía folletos, prospectos y opúsculos atacando al Gobierno moderado, al clero español y a sus doctrinas. Esta conducta produjo algunos escándalos en Valencia, Murcia y Málaga; y como Graydon se proclamaba, no sólo agente de la Sociedad Bíblica, sino íntimo colaborador y asociado de Borrow, dió pretexto para que el Gobierno, movido por los curas, desfogara su inquina tratando a don Jorge con extremado rigor. La prisión de Borrow y las reclamaciones del ministro británico produjeron, como puede suponerse, una reunión precipitada del Consejo de ministros, un ofrecimiento de dimisión por parte del jefe político, e interpelaciones en las Cortes censurando al Gobierno… por su lenidad. Excarcelado Borrow, supo por el ministro británico la parte que la conducta de Graydon había tenido en sus persecuciones, y se le ocurrió escribir sendas cartas al Correo Nacional y a la Sociedad Bíblica desautorizando y condenando el proceder de su colega. En la carta al Correo Nacional, publicada el 27 de mayo, se titula «único agente autorizado en España de la S. B.». En la carta a sus directores de Londres, luego de referir las entrevistas del ministro británico con Ofalia, dice respecto de Graydon: «Hasta el momento presente, ese hombre ha sido el ángel malo de la causa de la Biblia en España, y también el mío,

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<p>6</p>

«¿No le ha chocado a usted nunca – le escribía en una ocasión su amigo el danés Hasfeldt – cuánto se parece usted al buen hidalgo Don Quijote de la Mancha? A mi juicio, podría usted pasar fácilmente por hijo suyo.» W. Knapp: Life, writings and correspondence of George Borrow. London, Murray, 1899. Vol. I, pág. 190.

<p>7</p>

«Targum, or Metrical translations from thirty languages and dialects», by George Borrow. St. Petersburg, Schulz and Beneze, 1835.

<p>8</p>

«The Talisman», from the Russian of Alexander Pushkin, with other pieces. St. Petersburg, Schulz and Beneze, 1835.

<p>9</p>

Fechas establecidas por Mr. Knapp, separándose de las que Borrow da en La Biblia en España.

<p>10</p>

El Nuevo Testamento, traducido al español de la Vulgata Latina, por el Rmo. P. Phelipe Scio de S. Miguel, de las Escuelas Pías, obispo electo de Segovia. Madrid. Imprenta a cargo de don Joaquín de la Barrera, 1837. En 8.º, 534 págs.

<p>11</p>

Embeo e Majaró Lucas. Brotoboro rodado andré la chipé griega, acána chibado andré o Romanó, o chipé es Zincales de Sesé.

<p>12</p>

Evangelioa San Lucasen Guissan. El Evangelio según S. Lucas, traducido al vascuence. Madrid. Imprenta de la Compañía Tipográfica, 1838. En 16.º, 176 págs.