Скачать книгу

verdad! – exclamó el raro personaje, llevándose las manos a la cabeza y tentando las vendas que le había puesto el médico. – ¡Esos pícaros me han herido! – Pero, ¿quién ha sido el imprudente que me ha traído a una casa ajena, teniendo91 yo la mía, y habiendo hospitales militares y civiles? – ¡A mí no me gusta incomodar a nadie, ni deber favores, que maldito92 si merezco ni quiero merecer! – Yo estaba en la calle de Preciados…

      – Y en la calle de Preciados está usted número 14, cuarto bajo… – interrumpió la guipuzcoana, desentendiéndose de las señas que le hacía su hija para que callase. ¡Nosotras no necesitamos que nos agradezca93 usted cosa alguna, pues no hemos hecho ni haremos más que lo que manda Dios y la caridad ordena! – Por lo demás, está usted en una casa decente. Yo soy doña Teresa Carrillo de Albornoz y Azpeitia, viuda del general carlista D. Luis Gonzaga de Barbastro, convenido en Vergara94 (¿Entiende usted? Convenido en Vergara, aunque fuese de un modo virtual, retrospectivo e implícito, como en mis instancias se dice.) El cual debió su título de Conde de Santurce a un real nombramiento de don Carlos V, que tiene que revalidar doña Isabel II, al tenor del artículo 10 del Convenio de Vergara. ¡Yo no miento nunca, ni uso nombres supuestos, ni me propongo con usted otra cosa que cuidarlo y salvar su vida, ya que la Providencia me ha confiado este encargo!..

      – Mamá, no le des cuerda… – observó95 Angustias. – Ya ves que, en lugar de aplacarse, se dispone a contestarte con mayor ímpetu…

      – ¡Y es que el pobre está malo… y tiene la cabeza débil! ¡Vamos, señor Capitán! Tranquilízese usted y mire por su vida…

      Tal dijo la noble doncella con su gravedad acostumbrada. Pero el Capitán no se amansó por ello, sino que la miró de hito en hito con mayor furia, como acosado jabalí a quien arremete nuevo y más temible adversario, y exclamó valerosísimamente:

      X

      EL CAPITÁN SE DEFINE A SÍ PROPIO

      – ¡Señorita!.. En primer lugar, yo no tengo la cabeza débil, ni la he tenido nunca, y prueba de ello es que no ha podido atravesármela una bala. En segundo lugar, siento muchísimo que me hable usted con tanta conmiseración y blandura, pues yo no entiendo de suavidades, zalamerías ni melindres. Perdone usted la rudeza de mis palabras, pero cada uno es como Dios lo ha criado, y a mí no me gusta engañar a nadie. ¡No sé por qué ley de mi naturaleza prefiero que me peguen un tiro a que me traten con bondad!96 Advierto a ustedes, por consiguiente, que no me cuiden con tanto mimo, pues me harán reventar en esta cama en que me ha atado mi mala ventura… Yo no he nacido para recibir favores, ni para agradecerlos o pagarlos; por lo cual he procurado siempre no tratar con mujeres, ni con niños, ni con santurrones, ni con ninguna otra gente pacífica y dulzona… Yo soy un hombre atroz, a quien nadie ha podido aguantar, ni de muchacho, ni de joven, ni de viejo, que principio a ser… ¡A mí me llaman en todo Madrid el Capitán Veneno! Conque pueden ustedes acostarse, y disponer, en cuanto sea de día, que me conduzcan en una camilla al Hospital general. He dicho.97

      – ¡Jesús,98 qué hombre! – exclamó la horrorizada Dª. Teresa.

      – ¡Así deben ser todos! – respondió el Capitán. – ¡Mejor andaría el mundo, o ya se habría parado hace mucho tiempo!

      Angustias volvió a sonreírse.

      – ¡No se sonría usted, señorita; que eso es burlarse de un pobre enfermo, incapacitado de huir para librarla a usted de su presencia! – continuó diciendo el herido con algún asomo de melancolía. – ¡Harto sé que les pareceré a ustedes muy mal criado; pero crean que no lo siento mucho! ¡Sentiría, por el contrario, que me estimasen ustedes digno de aprecio, y que luego me acusasen de haberlas tenido en un error! ¡Oh! Si yo cogiera al infame que me ha traído a esta casa, nada más que a fastidiar a ustedes y a deshonrarme…

      – Trajímosle en peso yo y la señora y la señorita… – pronunció la gallega, a quien habían despertado y atraído las voces de aquel energúmeno. – El señor estaba desangrándose a la puerta de casa, y entonces la señorita se ha condolido de él. Yo también me condolí algo. Y como también se había condolido99 la señora, cargamos entre las tres100 con el señor, que ¡vaya si pesa,101 tan cenceño como parece!

      El Capitán había vuelto a amostazarse102 al ver en escena a otra mujer; pero la relación de la gallega le impresionó tanto, que no pudo menos de exclamar:

      – ¡Lástima que no hayan ustedes hecho esta buena obra por un hombre mejor que yo! ¿Qué necesidad tenían de conocer al empecatado Capitán Veneno?

      Doña Teresa miró a su hija, como para significarle que aquel hombre era mucho menos malo y feroz de lo que él creía, y se halló con que Angustias seguía sonriéndose con exquisita gracia, en señal de que opinaba lo mismo.

      Entretanto, la elegíaca gallega decía lacrimosamente:

      – ¡Pues más lástima le daría al señor si supiese que la señorita fue en persona a llamar al médico para que curase esos dos balazos, y que, cuando la pobre iba por mitad del arroyo, tiráronle103 un tiro que… mire usted… le ha agujereado la basquiña!

      – Yo no se lo hubiera contado a usted nunca, señor Capitán, por miedo de irritarlo… – expuso la joven, entre modesta y burlona, o sea bajando los ojos y sonriendo con mayor gracia que antes. – Pero como esta Rosa se lo habla todo, no puedo menos de suplicar a usted me perdone104 el susto que causé a mi querida madre, y que todavía tiene a la pobre con calentura.

      El Capitán estaba espantado, con la boca abierta, mirando alternativamente a Angustias, a Dª. Teresa y a la criada, y cuando la joven dejó de hablar, cerró los ojos, dio una especie de rugido y exclamó, levantando al cielo los puños:

      – ¡Ah, crueles! ¡Cómo siento el puñal en la herida! ¿Conque las tres os105 habéis propuesto que sea vuestro esclavo o vuestro hazmerreír?106 ¿Conque tenéis empeño en hacerme llorar o decir ternezas? ¿Conque estoy perdido si no logro escaparme? ¡Pues me escaparé! ¡No faltaba107 más sino que, al cabo de mis años, viniera yo a ser juguete de la tiranía de tres mujeres de bien! ¡Señora! – prosiguió con gran énfasis, dirigiéndose a la viuda. – ¡Si ahora mismo108 no se acuesta usted, y no toma, después de acostada,109 una taza de tila con flor de azahar,110 me arranco todos estos vendajes y trapajos, y me muero en cinco minutos, aunque Dios no quiera!111– En cuanto a usted, señorita Angustias,112 hágame el favor de llamar al sereno, y decirle que vaya en casa del Marqués de los Tomillares, Carrera de San Francisco, número…113 y le participe que su primo D. Jorge de Córdoba le espera en esta casa gravemente herido. – En seguida se acostará usted también, dejándome en poder de esta insoportable gallega, que me dará de vez en cuando agua con azúcar, único socorro que necesitaré hasta que venga mi primo Álvaro. – Conque lo dicho, señora Condesa; principie usted por acostarse.

      La madre y la hija se guiñaron, y la primera respondió apaciblemente:

      – Voy

Скачать книгу


<p>91</p>

teniendo… habiendo: let the student note the distinct meanings.

<p>92</p>

que maldito…, accursed, condemned: translate, and blamed if I deserve them.

<p>93</p>

nos agradezca cosa alguna, that you thank us for anything: the construction is nos dative, and cosa alguna accusative, and the subjunctive in a subordinate clause dependent upon necesitamos.

<p>94</p>

convenido , signer, party to: sense of convenirse, fall in with, adjust oneself.

<p>95</p>

des cuerda: the figure is of winding an old-style clock.

<p>96</p>

a que me traten con bondad, to their treating me with kindness: Alarcón admired the Spanish general O'Donnell greatly, and seems to have taken him as the prototype of Captain Veneno. Alarcón was with O'Donnell in Africa, and wrote, in the Diario de un testigo, in detail of O'Donnell's frank, abrupt, even harsh bearing. The wound in the head was possibly suggested also by a great scar on an Arab's head, of which Alarcón tells in the Diario.

<p>97</p>

He dicho, I have done, or I have spoken: at the end of a speech, like amen at the end of a prayer; it is the dixi of the Roman orators.

<p>98</p>

¡Jesús…! all the characters of this story use oaths and asseverations, except the servant girl. Translate here: Heavens!

<p>99</p>

condolido: this verb 'pity' repeated becomes comical; poor rhetoric. Like Ormulum's Alls iff þu drunnke waterrdrinnch, As if thou drankest a waterdrink.

<p>100</p>

entre las tres, we three, where entre is losing its prepositional force, as it has in entrambos, entre usted y yo. Rubén Darío says (Autobiografía, p. 61): Entre él y otros amigos me arreglaron mi viaje a Chile, He and other friends provided (money) for my trip to Chile. Entre ellos y los soldados… lo cogieron, they and the soldiers caught him.

<p>101</p>

¡vaya si pesa…! my but you are heavy! cf. ¡Vaya que susto me has dado! Oh, what a scare you gave me! Una carta de tu tío, y ¡vaya si es gorda! A letter from your uncle, and my but it's big! Alarcón in Moros y Cristianos. ¡Vaya si me lo llevaré! Surely I'll take it (the secret) to the grave with me! Moros y Cristianos. Novelas Cortas, Giese ed., p. 109.

<p>102</p>

amostazarse: from mostaza, mustard: cf. pepper, ginger, in familiar parlance.

<p>103</p>

tiráronle un tiro, they shot her a shot: cf. English "killed him dead"; poor rhetoric again.

<p>104</p>

perdone: asking him to pardon her for frightening her mother, seems far-fetched, a false note; but it does inform the captain of the facts in the case; que is omitted here as often with words like suplicar, pedir, rogar, etc.

<p>105</p>

os: this second person plural is not always familiar.

<p>106</p>

hazmerreír, make-me-laugh, laughing-stock; a whole sentence become a word, like hand-me-down for ready-made and like Hoosier (if from "Who-is-yer") and forget-me-not. Spanish has also corre-ve-i-dile, tattle-tale; va-i-ven, pendulum motion; gana-pierde, give-away (at checkers).

<p>107</p>

faltaba = faltaría: a common idiomatic use of the imperfect indicative for the conditional.

<p>108</p>

mismo: in mañana mismo, ahora mismo, the adverb is used as a neuter noun.

<p>109</p>

después de acostada, after you are in bed: very common usage; no suppressed word need be assumed. The form has become idiomatic. Cf. the English usage of certain localities: he wants in, he wants out, for he wants to get in, he wants to get out, where we no longer think of the omitted verb.

<p>110</p>

tila con flor de azahar, lime tea and orange flower, a soothing concoction for the nerves.

<p>111</p>

aunque Dios no quiera, even though God be unwilling: an allusion to the usual phrase "God willing", Deo volente. Lorenzo Dow said: "I shall preach, God willing; no, I will anyway".

<p>112</p>

Angustias: he hasn't heard her name yet; not in the story.

<p>113</p>

número…: the dots, puntos suspensivos, are read as tal, so-and-so.