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      La Primera Guerra Mundial

      El sacrificio de una generación

      Escrito por History Nerds y Aleksa Vuckovic

      Translated by Mariano Bas

      Introducción

      Siempre es un verdadero reto para cualquier historiador y escritor empezar a ocuparse de un tema tan grande en ámbito como en importancia. Cuando se considera hoy, más de un siglo después, la Primera Guerra Mundial puede estudiarse con mucho detalle y explorarse en todos sus aspectos. Pero cuando se intenta escribir sobre ella y ofrecer una imagen concisa de este periodo crucial de la historia mundial, rápidamente uno se enfrentas al primer reto, incluso antes de escribir la primera palabra. Y el reto es este: ¿cómo retratar con la justicia debida un conflicto de tal magnitud: la primera guerra realmente mundial? ¿Cómo reflejar los millones de vidas perdidas en el torbellino de un conflicto global y presentar un libro equilibrado y completo que respete debidamente a todos aquellos cuyas vidas se perdieron para siempre en los muchos rincones del mundo afectados por la guerra?

      Como escritora y apasionada por la historia, he colocado este reto como mi hilo conductor, incluso antes de escribir esta obra. Para dar la visión de la Primera Guerra Mundial que tiene que verse, para que se conozca y recuerde para las próximas generaciones. Porque incluso cuando el resultado final de una guerra es la victoria, no puede lograrse sin sacrificios y derrotas por el camino. Dicho esto, esta obra tratará de reflexionar sobre todos los aspectos de esta guerra global y total. Desde las trincheras del Frente Occidental hasta las duras batallas cuerpo a cuerpo del Frente Balcánico, hay que tratar el sacrificio humano. Aun así, hay otro punto crítico de vista que hay que considerar al tratar un tema tan extenso. Y ese punto de vista es el diálogo. Tenemos que observar un conflicto global que hoy tiene más de un siglo de edad y ver sus causas y sus efectos posteriores desde un punto de vista moderno y contemporáneo. Esta Gran Guerra se ha explicado durante generaciones de historiadores y hoy podemos reflexionar sobre toda su obra recogida y usarla como fuente para crear una obra depurada y completa de literatura histórica.

      Muchas cosas han cambiado desde esa turbulenta primera década del siglo XX y la historia se mantenido inquieta desde entonces, sin volver a ser nunca la misma. Pero nunca se ha acercado a la escala y brutalidad de ese gran antiguo gigante macabro que es la Primera Guerra Mundial. En una época de venerables y fallidas monarquías, en un momento en el que las viejas tradiciones se enfrentaban a las tecnologías modernas, en un mundo en que las naciones oprimidas reclamaban al unísono sus libertades, el mundo contenía su aliento. Desde aquellos primeros meses de 1914, todo el mundo contemplaba temerosa e impacientemente cómo Europa oscilaba sobre un abismo bélico. Pero, de todos modos, las mareas de la guerra no pudieron eludirse: Europa entró en guerra y el mundo la siguió poco después. Lo que empezó como un conflicto entre dos naciones se transformó en el primer verdadero conflicto global, que posteriormente se conocería como la Gran Guerra y luego como la Primera Guerra Mundial. Duró del 28 de julio de 1914 al 11 de noviembre de 1918 y se llevó por delante millones de vidas. Hoy se considera a la Primera Guerra Mundial como uno de los conflictos más letales de la historia humana y que generó un gran coste para Europa, cuyos 60 millones de hijos e hijas marcharon entre las llamas de la guerra.

      La Primera Guerra Mundial fue una guerra de primeros en muchos otros aspectos importantes. Se convirtió en un punto de inflexión esencial para el mundo: un momento en el que la industria a gran escala estaba llegando a la vanguardia y las antiguas tradiciones se desvanecían rápidamente. Y esta industria se militarizó rápidamente, trayendo nuevos cambios a los métodos tradicionales de la guerra que llevaban mucho tiempo adoptados hasta ese momento. Y con ello, todo empezó a agrandarse: guerra a gran escala y nuevas armas devastadoras llevaron asimismo a muertes a gran escala. Las líneas de frente se hicieron enormes y la guerra se extendió rápidamente del suelo al aire y luego al mar. En muchos aspectos, se convirtió en la guerra que sacó lo peor del hombre. Hacía mucho que habían pasado los tiempos de la caballerosidad y el respeto entre enemigos. Hacía mucho que se habían olvidado los tiempos de duelos y honor y de guerra cuerpo a cuerpo a campo abierto. La Primera Guerra Mundial llevó al mundo a una época de aviones y bombardeos, de desgaste y hambre. Empujó al mundo primero al barro de unas trincheras que se extendían hasta muy lejos, de guerra con gases venenosos y supremacía aérea. Si, fue una guerra de primeros y el gran portal por el que el mundo se precipitó por todo un escalón, para no volver a subirlo nunca de nuevo. Y hoy, tantos años después, podemos por fin ver que después de la Primera Guerra Mundial, el mundo nunca iba a volver a ser igual.

      Capítulo I

      Preparando el escenario para la guerra: El trasfondo

      Antes de sumergirnos directamente en las causas y los acontecimientos cruciales que llevaron a la guerra, es importante reflexionar en primer lugar sobre los cambios y desarrollos importantes a los que se enfrentaba el mundo con la llegada del siglo XX. Estos cambios fueron a menudo altamente dinámicos y algo desequilibrados. Y uno de los más importantes se dio en la industria. Al principio, las industrias a gran escala estaban reservadas a los centros urbanos, mientras que las áreas rurales continuaban con su antiguo modo de vida. Pero esto iba a cambiar bastante pronto. Pronto las cosas se centraron en una rápida industrialización y, con ella, cambiaron muchos otros aspectos.

      Con el auge de la industria, llegó la urbanización y el auge de las áreas metropolitanas y los grandes centros urbanos. Esto llevó directamente a un gran cambio en la demografía en toda Europa. Con la aparición gradual de grandes empresas y fábricas, todas las cuales empleaban a miles de trabajadores y el cambio de las máquinas de vapor al petróleo, estaba claro que Europa y el resto del mundo entraban en una nueva época en la que las antiguas costumbres de la vida rural iban desvaneciéndose rápidamente.

      Otro cambio crucial que experimentó el mundo se refiere a la demografía. Al inicio del siglo, Europa experimentó un verdadero auge de población. Durante los primeros años del siglo XX tuvieron lugar grandes migraciones motivadas por la necesidad de mano obra en la industria pesada y muchos europeos llegaron a las costas de Norteamérica en busca de un mejor futuro y un mejor trabajo. Los que se quedaron en sus países de Europa también apreciaron las numerosas oportunidades que aparecían en los pueblos. Se iniciaron movimientos hacia los centros urbanos y las comunidades en desarrollo y muchas ciudades crecieron rápidamente en menos de una década. Este rápido cambio fue lo que más contribuyó a una importante diferencia de clase: las crecientes industrias y comercio eran una nueva fuente de riqueza y de ahí surgió una clase media profesional y comercial. Por otro lado, el aumento en la población y el cambio de los estilos rurales de vida en las ciudades en rápido crecimiento generaron niveles sustanciales de pobreza para las clases bajas, las familias trabajadoras. Estas familias de clase trabajadora a menudo tenían unos cuatro hijos de media y tenían que vivir en pobres bloques de viviendas, a menudo en condiciones miserables. La gran diferencia entre las clases se iba haciendo gradualmente más visible en todos los aspectos de la vida de principios del siglo XX. La segregación en los entornos urbanos aumentó, con grandes diferencias en la forma de vestir y las costumbres sociales de ricos y pobres.

      1.1 - La carrera por el poder

      La principal potencia en la llamada «Revolución Industrial» de mediados del siglo XIX fue Gran Bretaña, que ascendió hasta convertirse en el mayor gigante industrial del mundo, llamado a menudo «el taller del mundo». Sin embargo, otras potencias europeas empezaron pronto a pisarle los talones, creando una cierta carrera por el poder y la riqueza. En la década de 1870, Alemania expandió rápidamente su industria y se convirtió en el principal productor de carbón, acero y hierro y para 1913 había sustituido a Gran Bretaña en su puesto de dominio industrial. Fuera de Europa, Estados Unidos tenía el título de mayor potencia industrial del planeta, sin discusión.

      Sin embargo, se había creado un gran desequilibrio en Europa. Naciones más pequeñas luchaban por competir e igualar el rápido crecimiento de Alemania y este desequilibrio entre niveles de potencias iba a ser pronto demasiado grande como para enmendarse. Y fue esta enorme diferencia en los niveles de poder la que tendría

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