Аннотация

Fauces arrojando fuego, escamas ásperas, ojos, crestas y colas amenazantes… Esa es la imagen que viene a nuestra mente cuando pensamos en el dragón. Este animal imaginario, resultado de un enorme cúmulo de fuentes escritas e iconográficas gestadas a través del tiempo, revistió un constante interés en la Edad Media. Su cultura letrada revisitó su figura con gran asiduidad a través de sus facetas alegóricas, simbólicas, pedagógicas y persuasivas en la lectio y la liturgia. Este libro propone indagar las diversas funciones simbólicas y prácticas del dragón al interior de códices iluminados producidos en monasterios hispanocristianos entre el siglo XII e inicios del XIII. La imagen dragontina románica logró consolidarse con firmeza como prototipo animalístico demoníaco en la cultura visual medieval de esa época. Asimismo, su difusión en la Península Ibérica fue acompañada por el impacto del Estilo 1200, por la circulación de bestiarios foráneos y por una visión más empírica sobre la naturaleza. Los diseños de dragones comenzaron a tener una mayor efectividad e impacto pictórico y demarcaron una considerable impronta en territorio hispánico. Tanto en miniaturas centrales como en letras capitales y en marginalia, la imagen del dragón comenzó a multiplicarse en los manuscritos hispánicos de esos siglos y operó bajo diferentes estrategias plásticas para su lectura. Sus cuerpos estilizados y dúctiles lograron adaptarse a los diferentes formatos gráficos de los folios, mientras que sus semblantes monstruosos forjaron una importante cuota de atractivo visual. Así, los miniaturistas frecuentaron cada vez más polivalentes repertorios gráficos de dragones en relación directa con los diferentes usos y funciones que éstos podían despertar a los ojos de los intrépidos monjes que leían diariamente estos manuscritos.