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socialización de información. Coleman28 define las redes como relaciones que conFiguran un capital social, por lo que su acceso puede ser socialmente calificado de acuerdo con las condiciones del contexto social de pertenencia, es decir, según las condiciones sociales, familiares, laborales, entre otras, de un individuo. Para Adilson Luiz Pinto y Audilio Gonzáles red social es la “forma de representar las relaciones y las cooperaciones afectivas o profesionales entre integrantes que se conectan horizontalmente”.29 Pablo Galaso, Sebastián Goinheix y Adrián Rodríguez se acogen a la postura de Isset et al., quienes señalan que el término red se emplea en la literatura de tres formas diferentes: “(1) metafóricamente, con el fin de describir un fenómeno de organización social [...] (2) para referirse a los métodos y paradigmas metodológicos que, desde el análisis de redes sociales, permiten medir las estructuras de las interrelaciones políticas [...] (3) de forma práctica, entendiendo a las redes como una herramienta que contribuye a lograr determinados objetivos, tales como la provisión de servicios públicos o la implicación en la gobernanza colaborativa local”.30

      Este balance de definiciones es posible ampliarlo reconociendo que todas son válidas o, dicho de otra forma, no hay argumentos para invalidarlas, en tanto son las construcciones que les permiten a los autores dar cuenta de la realidad social que estudian o intervienen desde una perspectiva reticular. Es por ello por lo que a lo largo del texto irán apareciendo otros autores con los que se podrá seguir ampliando este tema.

      Queda claro hasta aquí que, en primer lugar, no hay una única definición del concepto de red social, lo que lo hace problemático, especialmente para el análisis. El énfasis que se hace en este concepto se presenta de manera diferenciada según el tema de interés, el contexto del fenómeno, la población objetivo, entre otros elementos emergentes, que definen la intención del análisis o de la intervención. Mientras que unos autores se quedan en un nivel general del concepto, otros trabajan las redes sociales de manera muy particular o específica, incluso en algunos casos podría decirse que se minimiza, tomando como referencia unas pocas características de la población que se investiga.

      Hasta aquí puede establecerse que las redes sociales se identifican como: (1) una forma de entender cómo funciona el mundo y, por consiguiente, la forma en aprehenderlo en la investigación o en la intervención, (2) una forma de operativizar una práctica académica y/o social y (3) en algunos casos hay una fuerte orientación a verlas como una metodología, esto es, una manera de hacer algo, dirigido especialmente hacia organizaciones para la consecución y optimización de recursos. Estas definiciones tienen en cuenta el concepto desde lo más general y complejo, hasta lo más particular y sencillo, o viceversa.

      En la vida práctica, es decir, no académica, pueden identificarse también muchas formas de comprender el concepto de red social, encontrando que esta, como una forma organizativa, es quizá la definición que mayor representación y uso tiene en diferentes espacios en el país. Así, por ejemplo, se tienen asociaciones, comités, mesas de trabajo, alianzas, agrupaciones, redes, etc., tales como redes de adulto mayor, redes de mujeres, redes de políticas públicas, redes de niñez, redes de bibliotecas, redes de jóvenes, entre tantas otras, y, en la mayoría de los casos, hay una referencia a lo organizativo, es decir, a la conformación de una organización que agrupa diferentes actores, para la cual se define una estructura de funcionamiento y existencia jurídica, aunque ello no es garantía de la existencia de lazos entre los miembros. De hecho, en algunas ocasiones quienes operan las organizaciones “redes” son los miembros de la junta directiva o secretarías técnicas, y puede darse una ausencia de cada miembro de la organización o una participación pasiva con mínimas interacciones.

      Hay otras formas de participación abierta que ven las redes sociales como una metodología que permite avanzar en los objetivos que hayan sido propuestos con algún carácter colectivo y, de esa manera, lograr apertura, mayor participación, horizontalidad y otra cantidad de cargas mesiánicas que se ponen en este concepto, como si por su sola existencia (la del espacio colectivo como red) realmente se generara la vinculación entre los diferentes actores participantes de los espacios colectivos, haciendo prácticamente imposible rastrear los orígenes de las definiciones que aparecen en estas situaciones prácticas.

      Sin embargo, y en segundo lugar, las definiciones citadas y otras tantas, que se encuentran en diferentes autores no citados en este apartado, como Barry Wellman, Mark Granovetter, Pablo Forni, Denise Najmanovich, José Ignacio Porras, Mario Albornoz y Fabio Alfaraz, Félix Requena Santos, Linton Freeman, Sonia Fleury, Harrison White, entre otros, así como las definiciones que han sido creadas como producto de la praxis, tienen dos aspectos en común: por un lado la existencia de vínculos y, por otro, la de partes que están vinculadas. Alrededor de estos dos aspectos se mueven todas las definiciones presentadas, es decir, en la especificación de lo que define los vínculos y la identificación de las partes se dota de contenido el concepto de red social en cada caso, pero aquí estaría la raíz del asunto para todos ellos.

      De aquí también se tiene que la red social no es sujeto (en el sentido gramatical), más bien se considera una acción (verbo), es decir, el hablar de un vínculo necesariamente conlleva entender que hay una interacción, la cual se genera solo a partir de un intercambio de algo. El intercambio como tal es una acción que realizan las partes o unidades de un todo, y, por tanto, es posible definir que el nombre que se le asigna a algo no es garantía suficiente de que ese algo exista, en este caso vínculos, toda vez que no se evidencien dichas acciones o, de otra forma, interacciones. Por tanto, se puede decir que las redes sociales son dinámicas, de ninguna manera estáticas e inmóviles.

      En algunos ejercicios que se han acompañado hay escenarios que se resisten a ser denominados red, en consideración de que hacerlo puede amenazar la existencia de estos (concepción negativa). En otros en los que se denominan red hay evidencia de pocos vínculos entre quienes participan, y en otros existen los vínculos, pero no hay ninguna mención a las redes o cualquier forma que exprese conexión entre las partes. En fin, ¿cómo se resuelve esta situación? El ars puede ser de mucha ayuda para resolverla, aunque ello se abordará más adelante, lo que interesa en esta parte del texto es poner en común estas situaciones, que sin duda el lector podrá encontrar en su cotidianidad y, aunque no haya aquí una respuesta precisa para esta pregunta, el poder identificarlas ayudará a entenderlas y abordarlas. Esto lleva a dar cuenta de alguna información sobre

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