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       Reavívanos otra vez

      Mark A. Finley

      Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires, Rep. Argentina.

      Índice de contenidos

       Tapa

       Capítulo 1

       Capítulo 2

       Capítulo 3

       Capítulo 4

       Capítulo 5

       Capítulo 6

       Capítulo 7

      REAVÍVANOS OTRA VEZ

      Mark Finley

      Dirección: Miguel A. Valdivia

      Traducción: Ricardo Bentancur, Alfredo Campechano, Edwin López, Miguel A. Valdivia

      Diseño del interior y de la tapa: Carlos Schefer

      Ilustración de la tapa: Shutterstock

      Libro de edición argentina

      IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina

      Primera edición, e - Book

      MMXXI

      Es propiedad. © 2010 Pacific Press® Publishing Association, Nampa, Idaho, EUA. Todos los derechos reservados. Esta edición en castellano se publica con permiso del dueño del Copyright. © 2011, 2021 Asociación Casa Editora Sudamericana.

      Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

      ISBN 978-987-798-394-4

Finley, MarkReavívanos otra vez / Mark Finley / Dirigido por Miguel A. Valdivia. - 1ª ed . - Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2021.Libro digital, EPUBArchivo digital: OnlineTraducción de: Miguel A. Valdivia ... [et al.]ISBN 978-987-798-394-41. Espiritualidad cristiana. I. Valdivia, Miguel A., dir. II. Título.CDD 248.4

      Publicado el 26 de marzo de 2021 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).

      Tel. (54-11) 5544-4848 (opción 1) / Fax (54) 0800-122-ACES (2237)

      E-mail: [email protected]

      Website: editorialaces.com

      Prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación (texto, imágenes y diseño), su manipulación informática y transmisión ya sea electrónica, mecánica, por fotocopia u otros medios, sin permiso previo del editor.

       Un mensaje personal de Mark Finley

      Puedo asegurarle que, al adentrarse en las páginas de Reavívanos otra vez, se encontrará en el umbral de uno de los descubrimientos espirituales más importantes de su vida. Confío en que, mediante la lectura de los capítulos que siguen, el Espíritu Santo lo conducirá a una relación más íntima con Jesús.

      Mi intención, al escribir este libro, no es presentar alguna información nueva, sorprendente o sensacional acerca del tema del reavivamiento y el Espíritu Santo. Aunque descubrirá algunas verdades nuevas y vitales en su lectura, mi propósito es que conozca principios espirituales de la Palabra de Dios y de los escritos de Elena de White que puedan transformar su vida.

      Al leer y meditar en cada capítulo, tome tiempo para considerar, en oración, las consecuencias prácticas de lo que lee. Al hacer tal cosa, su mente se abrirá a la influencia profunda del Espíritu Santo. Se colocará en una atmósfera de reavivamiento espiritual.

      Estos capítulos deben ser leídos e interiorizados con oración; no deben leerse rápidamente para cubrir el material lo antes posible. Cada capítulo concluye con una página de aplicación. Estas páginas están especialmente preparadas para conducirlo a una experiencia de oración y de crecimiento devocional que resulte en un reavivamiento espiritual. También lo invitarán a buscar oportunidades para testificar y compartir su fe.

      Hay dos declaraciones de Elena de White que me han guiado en el proceso de escribir este libro. Las he mantenido en un lugar privilegiado de mi mente.

      “La mayor y más urgente de todas nuestras necesidades es la de un reavivamiento de la verdadera piedad en nuestro medio” (Mensajes selectos, t. 1, p. 141).

      “Nada hay que Satanás tema tanto como que el pueblo de Dios limpie el camino de todo obstáculo, de modo que el Señor pueda derramar su Espíritu sobre una iglesia languideciente y una congregación impenitente. Si Satanás se saliera con la suya, no habría, hasta el fin del tiempo, otro despertar, grande ni pequeño” (Mensajes para los jóvenes, p. 131).

      No hay otra cosa que la Iglesia Adventista del Séptimo Día necesite más que un reavivamiento espiritual genuino. No hay algo que Satanás tema más que este reavivamiento prometido. No hay nada más importante, para los administradores de la iglesia, para los pastores y para los miembros de iglesia, que buscar juntos este reavivamiento. No hay una prioridad mayor que esta.

      ¿Qué podría ser más importante, para el pueblo de Dios, que el derramamiento del Espíritu Santo con el poder del Pentecostés, para la terminación de la obra sobre la Tierra? Este debería ser el punto principal de toda agenda de junta, en todos los niveles de la estructura de la iglesia. Pero, el reavivamiento siempre comienza con un hombre, una mujer, un niño o una niña que busca a Dios sobre sus rodillas. Usted puede ser esa persona usada por Dios para despertar un reavivamiento espiritual en su hogar, en su iglesia, en su escuela o en su Asociación.

      La promesa divina es para usted. “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crón. 7:14). La Palabra de Dios es segura. Sus promesas son ciertas.

      A lo largo de la historia, Dios ha enviado reavivamientos en respuesta a las oraciones de su pueblo. En nuestros días, vendrá el reavivamiento del tiempo del fin, que tanto hemos anticipado. El Espíritu Santo será derramado. La obra de Dios sobre la Tierra será terminada. Jesús regresará, y pronto nos iremos a casa.

      Que, al leer estas páginas, la oración de su corazón sea: “Señor, reavívanos otra vez”.

       La oración y el reavivamiento

      Los mayores reavivamientos de la historia de la humanidad han sido el resultado de la intercesión ferviente y sentida. Las chispas del reavivamiento son atizadas en el altar de la oración. El reavivamiento y la oración están vinculados indisolublemente. Sin una oración perseverante y prevaleciente, no hay poder. Elena de White no pudo expresar esta realidad divina de una manera más clara. “Solo en respuesta a la oración debe esperarse un reavivamiento” (Mensajes selectos, t. 1, p. 141).

      La iglesia del Nuevo Testamento estaba sumergida en la oración. Los creyentes aceptaron la admonición de Jesús de esperar el cumplimiento de la promesa del Padre (Hech. 1:4). Creyeron que, si buscaban juntos a Dios, recibirían “poder” cuando el Espíritu Santo descendiera sobre ellos desde el cielo

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