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      LOS SEÑORES DEL URITORCO

      Finalmente el libro que todos los que aman Córdoba y su historia estaban esperando: un texto de divulgación serio, accesible y ameno sobre la etnia que pobló las serranías y los valles de la provincia: los henia-kamiare, popularmente conocidos como comechingones. Esta obra, contrariamente a lo que sucede con otra literatura en circulación, se basa en las fuentes científicas más acreditadas, a partir de los trabajos señeros de los grandes investigadores argentinos Aníbal Montes y Antonio Serrano, a quienes el libro rinde homenaje. Además, plantea un análisis de la visión que de los henia-kamiare difundieron operadores esotéricos como Guillermo Terrera, Ángel Cristo Acoglanis y José Trigueirinho, quienes relacionaron a los comechingones con la mitología ufológica del cerro Uritorco y con la supuesta ciudad intraterrena de Erks.

      Sebastiano De Filippi nació en 1977, y es un experimentado investigador y escritor. Cursó sus estudios universitarios de ciencias sociales en las universidades de Buenos Aires y Católica Argentina, y se graduó como Licenciado en Dirección Orquestal por la Real Academia de Música de Londres.

      Ganó certámenes de ensayo, narrativa y poesía, incluyendo el Concurso Literario Internacional organizado por la Comisión de Conmemoración del Quinto Centenario del Descubrimiento Oficial de América. Publicó artículos de divulgación científica en revistas de la Argentina, Italia y España.

      Como musicógrafo, escribió para los programas de mano de orquestas, teatros y festivales de la Argentina, Ecuador y Bolivia. Es autor de los libros Cristóbal Colón. Los navegantes italianos de los siglos XV y XII (1992), Alta en el cielo. Vida y obra de Héctor Panizza (2017, en coautoría con Daniel Varacalli Costas) y La Ciudad de la Llama Azul. Luces y sombras sobre el cerro Uritorco (2018).

      Tiene una destacada carrera musical como músico, profesor, disertante y gestor. Es director de la Orquesta de Cámara del Congreso de la Nación. Fue nombrado Caballero en la Orden al Mérito de la República Italiana.

      Fernando Soto Roland nació en 1963, y es un conocido historiador y escritor. Se graduó con honores como Profesor en Historia en la Universidad Nacional de Mar del Plata y desde 1992 ejerce labor docente en los niveles educativos secundario, terciario y universitario.

      Es autor de libros y artículos. Su primer trabajo bibliográfico, Visitantes de la noche, versó sobre el imaginario que rodea a las historias de fantasmas, y fue publicado en 1997 en la Argentina y en España. Abordó la cuestión de los exploradores y las exploraciones durante el siglo XIX en el libro Aproximación al imaginario de los exploradores durante la Era del Imperio (2012).

      SEBASTIANO DE FILIPPI

       FERNANDO SOTO ROLAND

      LOS SEÑORES DEL URITORCO

      La verdadera historia de los Comechingones

Editorial Biblos

      A la memoria de don Aníbal Montes (1886-1959), ingeniero de profesión, militar de carrera y antropólogo por vocación.

      A la memoria de don Antonio Serrano (1899-1982), prototipo de científico positivista volcado a la arqueología.

      El estudio autodidacta y la investigación independiente de ambos nos legaron buena parte de lo que sabemos sobre los comechingones.

      Revelar la memoria de los pueblos es avanzar hacia un mundo sin odios.

      Aníbal Montes

      Presentación

      Horacio Sanguinetti*

      Por lo común, quienes aman ciertos lugares se interesan en su historia, en conocer quienes los apreciaron, vivieron y conformaron. Por eso muchos argentinos procuran saber de los pueblos indígenas que los habitaron antes de la conquista, de sus costumbres y de la relación con los espacios que hoy sentimos nuestros.

      El centro de la actual República Argentina fue hogar de las comunidades comechingonas, acerca de cuyos caracteres se ignora tanto, mucho más que en relación con los de otras poblaciones precolombinas.

      Sobre los comechingones, por eso mismo, se han creado las más fantásticas leyendas: hay quienes los suponen totalmente barbados, de piel blanca, de ojos celestes… pero poco de eso tiene mayor seriedad.

      Desde niño frecuento una zona de Córdoba donde existió un pisadero comechingón (en el que se fabricaba adobe a partir del barro) y los utensilios de su uso se encontraban entonces a flor de tierra. Personalmente y a muy corta edad, hallaba trozos de barro cocido, con precarias formas humanas o acaso divinas, aparentes armas y, en cierta cantidad, puntas de flechas; una de ellas, de estética destacable, muy completa y bien tallada, la conservo hasta hoy.

      El pisadero de marras estaba en un sitio muy bien escogido, próximo a un arroyo, con declive adecuado para su drenaje y fácil acceso.

      Espero que este ingenioso libro, que recoge prácticamente cuanto se sabe sobre los comechingones, ilumine el tema, y provoque entusiasmo en ampliarlo y profundizarlo. Intuyo que esa etnia era más avanzada de lo que se pretende y que sus condiciones de vida habían ido progresando al nivel de sus vecinos contemporáneos.

      Es un enorme tema, cuyo abordaje puede fascinar a cualquiera; en primer lugar a los autores que aquí presentamos con el aprecio y el alto respeto que merecen.

      * Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas. Academia Nacional de Educación. Real Academia Española. Universidad de Buenos Aires.

      Prefacio

      Sebastián Pastor*

      En su propuesta, la obra elaborada por Sebastiano De Filippi y Fernando Soto Roland aborda la problemática de determinadas comprensiones extendidas acerca de las antiguas comunidades originarias que poblaron las serranías cordobesas antes de la invasión europea en el siglo XVI, en una comarca específica como es la zona de Capilla del Monte, en el norte del valle de Punilla.

      Particularmente se analiza un fenómeno iniciado en la década de 1980, con un crecimiento verificado hasta la actualidad, que entiende el milenario desarrollo histórico y cultural de estos pueblos desde paradigmas basados en la ufología y en las llamadas “ciencias esotéricas”. Se habla de este modo de “indios metafísicos”, en un marco interpretativo donde intervienen variados ingredientes como contactos extraterrestres, ciudades intraterrenas, migraciones normandas o escandinavas, la búsqueda del Santo Grial y misteriosos “bastones de mando”.

      Los autores asumen una postura crítica y contraponen una visión fundada en los aportes de la arqueología y la etnohistoria, con una particular valoración del trabajo de pioneros de estos estudios como el profesor Antonio Serrano y el ingeniero Aníbal Montes.

      Desde mi posición personal en el campo científico y de la arqueología académica, debo señalar aquí algunas condiciones que rigen la producción de conocimientos en este terreno.

      Las tareas de investigación se realizan desde un paradigma que parte de ideas previas o hipótesis, que son alimentadas por información arqueológica preexistente y por determinados marcos teóricos, y luego confrontadas con observaciones emanadas del análisis de la materialidad producida en el pasado, mediante metodologías y técnicas específicas. Las interpretaciones resultantes son sometidas a examen, verificación y crítica, por parte del propio investigador y de sus colegas (compañeros, colaboradores, competidores). De este modo, solo logran arraigo aquellas ideas o propuestas que se muestran más plausibles, capaces de generar mayores consensos.

      La materialidad comprende una variedad de restos, de gran tamaño como una ciudad, una edificación o una cueva con pinturas rupestres, y vestigios microscópicos como una célula mineralizada de una planta, descompuesta en el suelo y luego recuperada con técnicas arqueológicas. Forman parte de las indagaciones de esta disciplina artefactos como herramientas de diferentes materiales y destinadas a variados propósitos, así como residuos resultantes de su elaboración o de otras actividades, como

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