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       «Porque después de todo, lo mejor que uno puede hacer cuando llueve, es dejar que llueva». ~Henry Wadsworth-Longfellow

      El cambio estropea nuestras vidas. El cambio es la única constante. Sin embargo, ¿con cuánta frecuencia nos esforzamos en cambiar nuestro entorno, la gente en él o sus reacciones y comportamientos? A menudo, el cambio está más allá de nuestro control. Ya sea el clima poco favorable en un momento dado o el comportamiento de alguien más, no podemos cambiar lo que pasó ni manipular en gran medida lo que vendrá. Los recuerdos de la niñez han sido grabados en nuestra mente, a veces están intactos, a veces se han distorsionado por las emociones y las interpretaciones; y lo que ocurrió apenas hace un segundo, como recibir una pequeña mala noticia, forma ya parte de nuestro pasado. Y aún así damos vueltas en nuestra mente atormentándonos con lo que pudo ser, con lo que pudimos hacer de forma distinta, lo que debimos decir, e incluso, lo que los demás pudieron haber dicho o hecho, sin pensar en la imposibilidad de cambiar lo que ha pasado.

      Si una amiga nos dijo algo hiriente, no tiene sentido pensar en lo que debió haber dicho; es absurdo no poder dormir en la noche por estar pensando en lo que pudimos haberle contestado en ese momento. Ya está hecho. Se quedó en el pasado. Solo queda aceptar lo que sucedió. Ella pudo habernos lastimado, pero solo nos queda reconocer y aceptar el sentimiento de dolor. De hecho, es solo desde la aceptación que puede ocurrir un cambio.

      Deja de practicar la calistenia mental preocupándote por lo que no puedes cambiar.

       «Hay veces que tu alegría es la causa de tu sonrisa, pero, algunas otras veces, tu sonrisa puede ser la causa de tu alegría». ~ Thich Nhat Hanh

      La alegría ríe con los niños. No tiene compromisos, es franca, sincera y libre. La alegría no espera más que su propia vitalidad centelleante, un luminoso rayo de sol, el océano reluciente, el incesante vaivén de las olas en la orilla y las gaviotas volando y graznando sobre el agua. La alegría es libre y ligera. Se deleita en el éxtasis del momento, en la emoción de la aventura, en el placer infinito de una canción.

       «La inteligencia sin ambición es como un ave sin alas». ~Salvador Dalí

      ¿Cómo encaja la ambición en los valores? ¿Acaso no hemos escuchado todos que la ambición es algo malo que conduce a la humanidad a todo tipo de comportamiento inescrupuloso? Ciertamente, sin embargo, la ambición tiene un rasgo motivador: nos empuja a la acción. Está muy bien tener una idea brillante, pero, ¿cómo la implementamos? La ambición es el hambre que nos compele a alcanzar la meta que deseamos, a través del trabajo duro y la determinación, la curiosidad y la valentía.

       «Un amigo es alguien que conoce todo sobre ti y aún así te ama». ~ Elbert Hubbard

      Las palabras no son necesarias en una amistad verdadera. En ocasiones, el simple hecho de sentarse juntos es suficiente, cada quien haciendo lo que le gusta, ya sea leer o contemplar. La amistad es entendimiento; la amistad es aceptación; la amistad es un estado en el que no se juzga, es empatía y simpatía, es humor, es bondad, y en ocasiones es regaño.

       «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor». ~ La Santa Biblia

      ¿Qué es el amor? De entre todas las emociones, el amor es quizá de la que más se habla, más se examina, más se escribe y se debate. Se han creado días festivos para celebrar el amor; los votos matrimoniales se hacen a su nombre; se escriben canciones que hablan del amor en todas sus ramificaciones. Y, sin embargo, el amor sigue siendo esquivo. Va y viene como la marea. Uno puede amar un momento y no hacerlo al siguiente. Los padres no pueden mantener el mismo nivel de amor por sus hijos; los amantes llegan a sentir ambivalencia hacia sus parejas; y el amor hacia la patria se pone en duda con frecuencia.

      La Biblia describe al amor como paciente, amable y tolerante. A pesar de que durante milenios se han hecho diferentes interpretaciones, los versículos de Corintios sobre el amor parecen abarcar muchos de nuestros ideales. Sé paciente y amable incluso con quienes no lo son contigo; el amor que todo lo tolera sabe cómo esperar a que lleguen tiempos mejores, y no lo hace afirmando e insistiendo en los derechos y sentimientos propios, sino dando de sí, dando tiempo, esperando con tranquilidad a que la tormenta pase. El amor no hace alarde, sino que permite que los más pequeños entre nosotros brillen; el amor soporta todas las cosas; el amor es fe y esperanza; el amor no es arrogante, sino que se deleita en la verdad. El amor no se irrita fácilmente, ni busca reconocimientos o recompensas.

      El amor es calma y aceptación serena, es entrega a lo que es, y mucho más.

      «Solo alguien que está listo para lo que sea, que no excluye ninguna experiencia, aun la más incomprensible, vivirá la relación con otra persona como algo que está vivo y él mismo hará sonar las profundidades de su propio ser». ~Rainer Maria Rilke

      ¿En qué parte del espectro de los valores encaja la apertura? En el «Modelo de los cinco factores», la apertura incluye cinco características de la personalidad: imaginación activa, sensibilidad estética, atención a los sentimientos propios, preferencia por la variedad y curiosidad intelectual. (Una referencia que puede ser de ayuda aquí es: McCrae R. R., John O. P. (1992). "An introduction to the Five-Factor Model and its applications". Journal of Personality 60 (2): 175–215.).

      Además de lo que indica el Modelo de cinco factores, la apertura puede entenderse como disposición, ausencia de falsedad, honestidad y sencillez en las relaciones personales. También se incluye la sinceridad, pero no tanto como el no mentir, sino más bien como una ingenuidad personal, una inocencia en el comportamiento, una conducta sin complejos ni limitaciones.

       «Mora en la belleza de la vida. Mira las estrellas y obsérvate a ti mismo corriendo entre ellas». ~ Marco Aurelio

      El aprecio es el reconocimiento de algo. El término se utiliza para denotar agradecimiento – por un trabajo bien hecho o por los regalos que uno ha recibido, ya sean materiales o de otro tipo. Debemos apreciar todo lo que tenemos, en todo su esplendor. Cuando alguien dice: «realmente aprecio eso», generalmente significa «gracias». Pero el aprecio visto como un valor interno va mucho más allá: admite y reconoce profundamente las contribuciones y los presentes recibidos.

      Reconocer un trabajo bien hecho es un regalo que se da de manera gratuita y con sinceridad, y eso no puede fingirse. El aprecio sincero no es adulación. La adulación no se siente como algo genuino y por tanto, no se siente bien, de hecho, puede dar la sensación de ser algo denigrante y condescendiente. En cambio, el reconocimiento sincero se agradece profundamente. Las palabras utilizadas, la forma en la que usan, el lenguaje corporal y la situación en la que se emplea forman el cimiento de algo que es genuino, merecido y que se transforma en una muestra placentera de aprobación y agradecimiento.

      «Somos más fuertes de lo que pensamos. Tenemos a nuestra disposición recursos emocionales, espirituales y hasta físicos. Podrán derribarnos, pero no tenemos porqué quedarnos en el suelo». ~Steve Goodier

      Se dice que Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar. Tenemos una enorme capacidad para hacer frente al dolor, la desilusión y hasta la tragedia. Hemos sido dotados de grandes habilidades, muchas de las cuales permanecen en silencio y sin ser aprovechadas dentro de nosotros, en los rincones más profundos de nuestro ser. Nuestro

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