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OBLIGA»

       VERANO DE 1961. TRASLADO A PAMPLONA

       INQUILINO E INMIGRANTE

       «UN POBRE QUE NO SABE QUÉ HACER CON EL DINERO»

       1962. BIBLIOTECARIO GENERAL

       DE COMIDAS Y BEBIDAS

       BORRICO DE NORIA

       GUSTOS MUSICALES

       UN VIAJE AGOTADOR

       MAESTRO Y DISCÍPULOS

       AGOSTO DE 1964. VIAJE A AMÉRICA

       1965. EL CÉNIT DEL CARLISMO

       FORALISTA

       1969. EL FARO DE MOTRIL

       1972. DOCTOR HONORIS CAUSA EN TOULOUSE

       MUERE MARÍA PÉREZ PEIX

       EL CASO ENRIQUE Y EL VERANEO EN BENICASSIM

       POLÍGLOTA Y TRADUCTOR

       MAYO DE 1976. MONTEJURRA

       UN INFARTO POR LA CALLE

       DICIEMBRE DE 1983. MÁS HONORES EN COÍMBRA

       1985. CALENDARIOS DE ADVIENTO

       ÚLTIMA LECCIÓN

       CON LA MITAD DE LA CASA

       1988. PATRIARCA

       4. ALLEGRO MAESTOSO (1989-2003. TIEMPO DE JUBILACIÓN)

       POMPAS Y VANIDADES

       MAGNANIMIDAD

       SOBRE LA SANTIDAD

       LA PRODUCCIÓN FINAL

       SE DETERIORA SU SALUD

       LA IDEA DE LA MUERTE

       SERVIAM!

       LA MUERTE DE DOÑA PALMIRA

       NUEVO INGRESO

       VOLVER A EMPEZAR... HASTA EL FINAL

       VITA MUTATUR

       ÍNDICE ONOMÁSTICO

       ARCHIVO FOTOGRÁFICO

       AUTOR

      ABREVIATURAS

      EPISTOLARIOS:

A. G. B.Amador García Bañón
A. F.Antonio Fontán
E. V.Emilio Valiño
G. F. M.Gonzalo Fernández de la Mora
J. B.Jesús Burillo
J. N.Javier Nagore
M. A.Miguel Ayuso
M. C. A.María Cuervo Arango
R. D.Rafael Domingo
R. F. C.Rodrigo Fernández-Carvajal
R. G.Rafael Gibert

      Notas a M.T.: Notas manuscritas a El pensamiento de Eugenio d’Ors: diálogo entre la filosofía y la vida, tesis doctoral de Marta Torregrosa (publicada como Filosofía y vida de Eugenio d’Ors. Etapa catalana: 1881-1921. Eunsa, Pamplona, 2003).

      OTRAS FUENTES INÉDITAS:

      C.P. Cuadernos Personales

      Catalipómenos

      Veladas imaginarias

      La devoción del Sagrado Corazón de Jesús

      PRÓLOGO

      Al acabar de escribir esta biografía de Álvaro d’Ors, tengo una sensación muy parecida: página a página, el personaje ha ido imponiéndose, como sugiriéndome lo que venía a continuación. La impresión de coautoría es más que evidente cuando, repasando estas hojas, encuentro muchos textos del protagonista —en buena medida inéditos—, que expresan acontecimientos y apreciaciones con mucha más intensidad de lo que podría hacerlo yo. Después de pensar sobre la conveniencia de resumir los hechos con mis palabras o dejar al biografiado que se exprese libremente, me he decantado por la segunda posibilidad. Sus textos aparecen unas veces en el mismo cuerpo principal, con sangría y fuente más pequeña; y otras, en algunas notas a pie de página.

      A don Álvaro —así se le llamaba habitualmente— le gustaba mucho la imagen del collar de perlas, del que decía que lo importante es el hilo que las ensarta; justamente lo que no se ve. Me gustaría mucho que el resultado de esta biografía fuera algo parecido: perlas de distintos aspectos de su vida, unidas por el hilo invisible del amor hecho servicio. Pero mi mujer —a la que debo el haberme convertido en yerno de don Álvaro, y de ahí esta segunda paternidad suya sobre mi persona que tanto me complace— me dijo, después de leer uno de los primeros borradores de este libro, que «parecía un tendedero», en el que había ido colocando las piezas de ropa y en donde tendría que «ajustar mejor algunas pinzas». ¡Vanidad mía! Aunque, bien visto, en los tendederos también hay una cuerda.

      Pido, pues, al lector que aplique un criterio benevolente a la lectura de estas páginas y entienda que los errores que hay son solo del autor que queda vivo, incapaz de seguir el exacto orden temporal en una vida tan rica de matices que daría para un collar con muchas vueltas o varios collares a la vez.

      La estructura de este libro, dividido en cuatro partes, sigue el modelo de la sinfonía musical, aunque se trate de una sinfonía bastante sui generis. Álvaro d’Ors había previsto este título, Sinfonía de una vida, para una serie de escritos, todavía inéditos, que llamaba de manera genérica Catalipómenos metaescolásticos. Con este nombre se refería, siguiendo lo que el término griego indica, a “lo que ha ido quedando atrás”, fuera del ámbito científico, pero que había formado parte de su existencia. Cuando, todavía en activo, comenzó a redactar esta obra se refería a ella como Paralipómenos, es decir, “lo que queda al margen”. Una vez jubilado oficialmente, cambió el nombre a Catalipómenos, ya con el sentido claro de cosas del pasado.

      Según nuestro biografiado, su vida fue una sinfonía:

      Pero, como en tantas otras cosas que pasaba por el tamiz de su pensamiento, Álvaro d’Ors tampoco sigue en esto el esquema convencional musicológico, y construye su propio molde sinfónico: adagio, allegro vivace, andante y allegro maestoso.

      Lo habitual en una sinfonía es que, después de una lenta introducción, el primer movimiento comience con un allegro, con forma de sonata, en donde ya se encuentran los temas principales que, posiblemente, aparecerán desarrollados después. El segundo movimiento suele ser un adagio o un andante que adopta una forma ternaria o seccionada como la del rondó. El tercero es normalmente el más breve y suele consistir en un scherzo, un minueto o un vals. El cuarto y último movimiento, el finale, acostumbra a ser más rápido que el allegro inicial, con forma de sonata o de rondó

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