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La vida de José. David Burt
Читать онлайн.Название La vida de José
Год выпуска 0
isbn 9788412243543
Автор произведения David Burt
Жанр Религия: прочее
Издательство Bookwire
Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber… No seas vencido por lo malo, sino vence con el bien el mal (Romanos 12:20-21).
En esto, José anticipa el comportamiento de Jesucristo:
Cristo padeció por vosotros, dejándoos ejemplo, para que sigáis sus pisadas. El cual no hizo pecado ni fue hallado engaño en su boca, quien, cuando era maldecido, no replicaba con una maldición; padeciendo, no amenazaba, sino que se encomendaba al que juzga justamente (1 Pedro 2:21-23).
Y, como hemos ido viendo, José anticipa a Jesús no solamente en su actitud frente a la injusticia, sino también en toda una variedad de detalles: ambos fueron constituidos por sus padres como herederos (37:3-4; Hebreos 1:2); ambos fueron enviados a sus hermanos por sus padres (37:13; Juan 3:16-17; 20:21); los dos respondieron diciendo: ¡Heme aquí! (37:13b; Hebreos 10:7); ambos fueron víctimas de la envidia, oposición y rechazo de los hermanos (37:20; Juan 1:11); los dos fueron rechazados por decir la verdad acerca de los demás (37:2; Juan 8:44-47) y por tener pretensiones de señorío (37:5-11; Juan 10:32-33; 12:49-50); los dos asumieron “forma de esclavo” (37:36; Filipenses 2:7) y fueron vendidos por piezas de plata (37:28; Mateo 26:15); y, finalmente, después de mucho sufrimiento y aparentes derrotas, ambos fueron vindicados por Dios y exaltados hasta lo sumo: José, en Egipto (41:41-46) y Jesús, en la jerarquía universal (Filipenses 2:9-11).
CAPÍTULO 6 - Judá y Tamar
GÉNESIS 38:1-30
La historia de José, interrumpida (38:1-30)
Como acabamos de decir, justo cuando estamos en vilo deseando saber lo que le pasará a José en Egipto, el relato queda interrumpido por un episodio acerca de la vida de su hermano mayor, Judá. ¿Por qué esta interrupción? Por varias razones. Entre ellas:
1 Porque interrumpir la acción principal en un momento crítico es una buena técnica narrativa: nos mantiene en tensión esperando el desenlace de las aventuras de nuestro héroe.
1 Porque, si bien es cierto que José es el héroe principal de estos capítulos, ya hemos visto que en realidad versan sobre “la genealogía de Jacob” (37:2), es decir, sobre la historia de la familia de Jacob, y, sin duda alguna, el episodio de Judá y Tamar constituyó un hito importante en esa historia.
1 Porque a este episodio le corresponde estar aquí por orden cronológico. Es difícil reconstruir la cronología exacta de estos textos, pero este es el sentido obvio de la primera frase del capítulo: Había ya acontecido en este tiempo. José pasó 13 años como esclavo y prisionero, pues tenía unos 17 cuando sus hermanos lo vendieron (37:2) y 30 cuando compareció ante el faraón (41:46). A estos años tenemos que sumar los siete de abundancia y uno de hambre antes de que los hermanos bajaran a Egipto y José volviera a verlos. En total, han estado separados unos 21 años. En algún momento de este período, transcurre el desenlace de la historia de Judá y Tamar. Digo desenlace, porque es casi imposible que podamos insertar aquí toda la historia: a fin de cuentas, incluye el casamiento de Judá con la hija de Súa; el nacimiento de tres hijos; el crecimiento de dos de ellos (Sela y Onán) hasta ser de edad casadera; los sucesivos matrimonios de Sela y Onán con Tamar; la doble viudez de Tamar; el envío de esta a casa de sus padres durante muchos días (38:12); el episodio de la unión sexual de Judá y su nuera; y el nacimiento de los mellizos. Aun suponiendo que los hijos de Judá se casaran muy jóvenes, sería difícil encajarlo todo durante aquellos 21 años de la estancia de José en Egipto. Probablemente, pues, la frase en este tiempo indica que el episodio de Judá y Tamar ocurrió estando José en casa de Potifar, en cuyo caso tenemos que suponer que el casamiento de Judá ocurrió mucho antes, estando José aún en Canaán. De todas maneras, la cuestión de la cronología no es tan importante para el autor como los factores que siguen.
1 Porque Judá, antepasado de David y del Mesías, iba a tener un papel importante en la historia de José. Ya había intervenido para que los hermanos no lo mataran, sino que lo vendieran a los madianitas (37:26-28). Posteriormente, iba a actuar como fiador ante Jacob por la vida de Benjamín (43:89) y, efectivamente, intercedería por Benjamín ante José con humilde elocuencia (44:18-34) y se ofrecería como esclavo en su lugar. El Judá del capítulo 38 es un hombre sensual, egocéntrico y justiciero, mientras que el del capítulo 44 es compasivo, sensible y altruista. ¿Cómo explicar el cambio? Es posible que su humillación pública tras el escándalo de Tamar le transformara en el hombre amable que se preocupó por su padre y por su hermano menor.48
1 Porque la tribu de Judá iba a adquirir mayorazgo en el pueblo de Israel. De ella iban a proceder los reyes de Judá y, por supuesto, el Mesías, el “león de la tribu de Judá” (Apocalipsis 5:5). El capítulo 38 explica la existencia de tres grandes clanes dentro de la tribu de Judá: Números 26:20: Hijos de Judá por sus familias: de Selá… de Fares… de Zera…
1 Sin embargo, la razón principal por la inserción de la historia de Judá y Tamar en este momento de la narración parece ser la siguiente: sirve como elemento de contraste con la historia de José y la esposa de Potifar en el capítulo 39. Aquí tenemos dos historias de seducciones de hijos de Jacob por parte de mujeres: Judá, por Tamar, y José, por la esposa de Potifar; pero no puede haber mayor diferencia que la que vemos en las circunstancias y los desenlaces de las dos historias. En el capítulo 38, nos encontramos con infidelidad a los pactos humanos, falta de temor a Dios y un claro ejemplo de inmoralidad sexual. En cambio, en el 39, destacan la fidelidad, el temor a Dios y la rectitud. El relato de lo que pasó a José en casa de Potifar es colocado contra el trasfondo del comportamiento de su hermano Judá para que resplandezca con mayor luz la nobleza y la integridad de nuestro héroe.49
El matrimonio de Judá (38:1-5)
Había ya acontecido en este tiempo que, separándose Judá de sus hermanos, se relacionó con un adulamita cuyo nombre era Hira. Y Judá vio allí a la hija de un hombre cananeo, cuyo nombre era Súa, y la tomó, y se llegó a ella, y concibió, y parió un hijo, y él llamó su nombre Er. Y concibió otra vez, y parió un hijo, y llamó su nombre Onán. Y volvió de nuevo a parir un hijo, y llamó su nombre Sela. Y él estaba en Kezib cuando le dio a luz.
Hira el adulamita es mencionado aquí por su nombre porque tendrá cierto protagonismo en este capítulo. Será el acompañante de Judá en su fatídico viaje a Timná y será enviado por Judá con el cabrito para rescatar las prendas que este había dado a Tamar. De momento, aprendemos que Judá se hizo socio de él, probablemente estableciendo su hogar y sus rebaños en las cercanías de la población de Adulam, al sudeste de Jerusalén.50
No sabemos cuáles fueron las causas que hicieron que Judá se separara de sus hermanos. Lo cierto es que seguían juntos hasta los episodios narrados en el capítulo 37. Primero, Judá se alejó de los hijos de Israel y estableció su residencia entre los cananeos paganos. Luego, se casó con una cananea.51 La situación de paulatino alejamiento del pueblo de Dios e integración en una sociedad pagana es similar al caso de Lot en los capítulos 13 y 19, y al de Elimelec (Rut 1:1-4), e iba a traer consecuencias igualmente conflictivas.
Hay debate entre los eruditos en cuanto al nombre Súa. Nuestra versión da a entender que se trata del nombre de la esposa de Judá (38:12), pero podría ser más bien el nombre de su suegro: un hombre cananeo cuyo nombre era Súa. En este caso, el nombre de su esposa no es mencionado y tenemos que entender que el versículo 12 significa: murió