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Ginger. Ximena Renzo 'Endlesscurl'
Читать онлайн.Название Ginger
Год выпуска 0
isbn 9788418013621
Автор произведения Ximena Renzo 'Endlesscurl'
Серия True Colors
Издательство Bookwire
—¿Que te contó qué?
—Que se besaron, me gustaría verlos como pareja, ¿sabes?
—¿Que hizo qué? —grité levantándome— ¡Yo no lo besé! ¡Nadie aquí besó a nadie! —Entonces noté que todos me veían, incluso la maestra más vieja de la escuela.
La señora Parker, dictadora de metro y medio que tocaba el corno francés.
Tenía un buen pulmón a pesar de sus setenta y muchos años.
—Huff —gritó haciendo uso de sus ya mencionados buenos pulmones.
—¿Me voy del salón? —Asintió haciendo que cargara la mochila y saliera del lugar con la cabeza gacha.
Que vergüenza, por lo menos ella no me había mandado a detención.
Pero ya tenía un lugar al que ir a leer. Subí a toda prisa para que nadie me viera y dejé la roca que detenía la puerta en su lugar.
No quería quedarme encerrada, gracias.
Y así pasó mi hora, leyendo las aventuras y desventuras de Sky y Nathan.
Cuatro capítulos en una hora estaba bien para mí.
Kim
¿En dónde te metiste? Donde sea que estés, búscame en mi casillero. Tengo que contarte algo. SOS.
08:50
Solecito
Me botaron de música, ya te contaré. Estoy yendo para allá, no desesperes, niña.
09:00
Guardé mi teléfono y corrí por las escaleras mientras todos empezaban a mirarme raro.
En realidad, la cosa es que me estaban mirando.
Yo ya había pasado la etapa de ser mirada, no era la nueva. ¡No necesitaba tantos ojos en mí!
—¿Qué? —pregunté sacando de mi mochila el inhalador, me estaba agitando y eso no era bueno. Estúpida asma.
—¿Estás bien? —preguntó Kim tocando mi hombro mientras presionaba el aparato y aguantaba la respiración. Yo asentí con los ojos cerrados.
—Bien, ya pasó. Dime. —Moví la mano para que hable.
—Oí que Anne le dijo a Hayley que Tianna le dijo a Thomas que Derek no está con esa rubia.
—¿Qué? —pregunté confundida.
—La rubia no es su novia, es la hija del tipo que financiará la obra.
—¿Y por qué besaba a Derek? —Reí al notar la inocencia de mi amiga.
—De hecho, ella lo besó.
—Pero él también la estaba besando, Kim. —Rodé los ojos guardando los libros en mi casillero.
—¡Ya te dije que no! Tengo fuentes confiables.
—¿Eh? —volví a preguntar confundida.
—Solo besó a Derek porque le cayó bien y piensa que son novios, es una tontería.
—Si no estás segura no intentes informar, K. Vamos a clases —dije luego de sacar mi libro de historia.
—Mira, Solecito, te digo que Derek no tiene nada. La chica ni siquiera vive aquí.
—¿Y cómo sabes todo eso? ¡Deja a esa chica en paz por el amor de Dios! —Moví los brazos dramatizando la escena y ella empezó a reír—. Kim, te quiero. Pero no confío en tus fuentes. Sigues pensando que la mamá de los Collins es astronauta. Por tu culpa me castigaron una vez al pensar que mis vecinos eran extraterrestres. No sigas.
—¡Por favor! Ellos sí que parecían extraterrestres, explica las plantas de maíz en su jardín. —Cruzó los brazos y yo reí entrando al salón.
—No seas tonta, el señor Graham fue granjero, y tiene un pequeño huerto.
—Buenas tardes, clase —habló Elmer Butts, el peor profesor de historia del mundo.
Él me odiaba, y no eran suposiciones.
Tenía algo contra nosotros.
Lo peor es que llegaba con una sonrisa socarrona de esas que te daban ganas de romper con un ladrillo.
Pero que obviamente no harías.
»Como sabrán, hoy no deberíamos tener clases, pero aquí estamos. —Había pedido permiso para cambiar por esa semana las clases al miércoles. No sabía qué clase de preferencias tenían con él, pero siempre concedían lo que pedía—. Tareas sobre la mesa, ahora —dijo tan solo al llegar a su escritorio.
Adivinen quién olvidó hacer su ensayo sobre la Primera Guerra Mundial que había dejado una semana antes.
¿Alguien me podía traer a Valentina, por favor?
—CAPÍTULO 6—
Código rojo
Poco a poco, todos fueron dejando sus ensayos. Yo bajé la cabeza, intentando camuflarme entre todos, pero fue inevitable camuflar mi rojiza, abundante y ondulada cabellera.
—Aquí hay cuarenta ensayos, faltan tres. Que levante la mano el deudor —dijo Elmer mirando a la clase.
Un compañero, Kim y yo levantamos la mano, rindiéndonos a la deshonra pública a la que Elmer Butts estaba por exponernos. ¿Quién se llamaba Elmer Butts? ¡Solo él podía tener un nombre así!
A mi mejor amiga le gustaba llamarlo «profesor trasero» por obvias razones y eso me hacía reír.
—Las siamesas de nuevo. —Negó con la cabeza interrumpiendo mis pensamientos.
Y es que el profesor trasero, además de su claro carisma con la gente, tenía una creatividad innata.
—Yo me olvidé de hacer la tarea —me sinceré esperando a que terminara la tortura.
—Lo he notado, Huff. Y supongo que ustedes dos también, ¿o me equivoco? —les preguntó a los otros, ellos solo asintieron—. Muy bien, haremos una dinámica muy divertida a partir de hora. Si no quieren hacer su tarea, y quieren que les suba puntos, tendrán que cantar el himno nacional enfrente de la clase.
Yo alcé las cejas, bufé y negué con la cabeza mientras el compañero iba hacia adelante. Me rehusaba a creerlo. En mi pueblo, a eso le llamábamos ser un adulón.
—Yo no voy a hacerlo —murmuré escribiendo cualquier cosa en mi cuaderno.
—Yo tampoco —mencionó mi mejor amiga a mi lado viendo como el otro cantaba el himno nacional y todos se reían de él.
—Huff, Thompson, ¿no van a salir?
—No, no pienso hacer el ridículo para que se ría a costa mía. —Sonreí de lado, él correspondió con el mismo gesto y escribió algo en su hoja.
—Bien, ¿y tú, Kimberly?
—Yo tampoco, señor Butts, pienso igual que mi amiga.
—¿Piensa igual, o no sabe pensar por sí misma? —Alzó las cejas al mismo tiempo con una sonrisa ladina. Quería contestarle algo, pero también estaba segura de que podía meterme en problemas—. Como sea, no me explique, no quiero oír respuestas sin argumento. Empezamos con la clase… Ginger, Kimberly, tienen cero en el promedio semanal.
Cerré los ojos y conté hasta diez, ese profesor me caía mal. Empecé a rascar mi brazo inconscientemente y paré cuando noté que se estaba poniendo rojo.
¿Se podía tener alergia a una persona? Porque si era así, le tenía alergia a Elmer Butts.
Así que en un resumen del día, tenía una hora en detención, un