ТОП просматриваемых книг сайта:
Bajo la piel. Susana Rodríguez Lezaun
Читать онлайн.Название Bajo la piel
Год выпуска 0
isbn 9788491395713
Автор произведения Susana Rodríguez Lezaun
Жанр Языкознание
Серия HarperCollins
Издательство Bookwire
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.
Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra.
www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
Bajo la piel
© Susana Rodríguez Lezaun, 2021
© 2021, para esta edición HarperCollins Ibérica, S.A.
Todos los derechos están reservados, incluidos los de reproducción total o parcial en cualquier formato o soporte.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos comerciales, hechos o situaciones son pura coincidencia.
Diseño de cubierta: CalderónStudio
Imágenes de cubierta: IStock y Dreamstime.com
ISBN: 978-84-9139-571-3
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
A mi padre y a su risa, ahora sí, eterna. Gracias
1
«Calla, por favor. Calla…, calla… Necesito pensar. Shhhh…».
Ajeno a sus súplicas mudas, el bebé que viajaba en el asiento del copiloto lanzaba al aire sus estridentes berridos. El pequeño habitáculo del coche funcionaba como una caja de resonancia.
«Calla, mi niño, por favor, por favor…».
El vehículo que la seguía ya había intentado dos veces sacarla de la carretera. Durante un instante fugaz pudo ver el odio y la inquebrantable decisión en los ojos de quien conducía, y supo que estaba a punto de morir. Y su hijo también.
Pisó el acelerador hasta clavar el pie en la alfombrilla, pero el perseguidor se mantenía pegado a su parachoques trasero. Reconoció la carretera. Había tomado tantos desvíos en los últimos kilómetros que por un momento ni siquiera sabía dónde estaba, pero ahora el despoblado paraje le resultaba familiar. Había una bifurcación no muy lejos de allí.
«Mantente pegado a mí, grandísimo hijo de puta».
Apretó el volante y calculó los metros que le quedaban por delante. No aceleró. Intentó ignorar el llanto desesperado de su hijo y concentrarse en la carretera, cada