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de urbanización en los años 1980, en particular gracias a los Juegos Olímpicos de 1984. Además de las instalaciones deportivas, este período estuvo marcado por la construcción de numerosos edificios: el parque conmemorativo de Vacra en el monte Trebević (1981), el edificio del periódico Oslobođenje (1981, destruido tras el asedio), el pueblo olímpico (1983) y dos obras del arquitecto bosnio de origen esloveno, Ivan Štraus: el hotel Holiday Inn (1983) y las torres gemelas Unis (1986), en el barrio de Marijin Dvor. Con la excepción del Holiday Inn que recibe a periodistas extranjeros, todos estos símbolos de modernidad se verán gravemente dañados durante el asedio de la ciudad.
Asedio de Sarajevo (1992-1995). Véase «Las cuatro destrucciones de Sarajevo».
Desde los Acuerdos de Dayton (1995). La ciudad tardó en reconstruirse, pero más de veinte años después de la guerra, los rastros del asedio casi han desaparecido. Gracias a la ayuda internacional, prácticamente todos los monumentos han sido reconstruidos. Se han elevado nuevos edificios, como el Avaz Twist Tower, el más alto de los Balcanes (176 metros). Los centros comerciales modernos han crecido entre las antiguas torres comunistas y el casco antiguo otomano de Baščaršija atrae a más turistas que nunca: 320.000 visitantes en 2016, cada año en aumento. Las instalaciones de las pruebas olímpicas de 1984 también se han vuelto a hacer. DE modo que se puede venir a disfrutar de Sarajevo en cualquier época. Lo que realmente ha cambiado en Sarajevo desde el asedio es la población. La ciudad, que tenía 435.000 habitantes antes de la guerra, solo contaba con 275.000 en 1998. En efecto, aproximadamente 70.000 habitantes serbios abandonaron Sarajevo ya en 1996. El municipio también se ha visto recortado por el barrio de Istočno Sarajevo (Sarajevo Este) y por pueblos como Pale, que ahora depende de la República Serbia de Bosnia. Por el contrario, la ciudad ha visto llegar a refugiados bosnios víctimas de la limpieza étnica en el resto del país. Aunque el nivel de población ha vuelto casi al de 1991, Sarajevo se ha convertido en ciudad «musulmana» con solo el 11% de serbios y el 7% de croatas (y 2,5% de judíos y otros). Sin embargo, no hay que inducir en error, los sarajeveses siguen muy atados al laicismo y al multiculturalismo.
Las cuatro destrucciones de Sarajevo
El término «urbicida» se acuñó en los años 1970 para describir la destrucción intencionada de barrios pobres de los Estados Unidos. Pero entró en los diccionarios con el asedio de Sarajevo en 1992-1996. La destrucción parece formar parte de la historia de esta ciudad que, cuatro veces en cinco siglos, ha tenido que enfrentarse al caos y las llamas.
7-10 de noviembre de 1480: la cruzada de Mathias I de Hungría – La conquista de Bosnia por los otomanos entre 1386 y 1527 se hace a expensas del reino de Hungría a quien pertenecía la provincia desde 1154. El rey Mathias I de Hungría, conocido por los sarajeveses como Matija Korvin (1443-1490), ya ha lanzado su Ejército negro sobre Sarajevo cuando recibe una misiva del papa Sixto IV pidiéndole que lleve a cabo una cruzada contra los otomanos. Esta carta permite al rey aparecer como el héroe del cristianismo ocultando su verdadero propósito: la destrucción de la ciudad. Pretende debilitar al enemigo, pero sobre todo arremeter contra el símbolo del poder que representa la nueva capital creada por los otomanos. Cuando llegan sus tropas, la sorpresa es total. El bey y su comitiva, así como los habitantes, huyen. Durante tres días, la ciudad y sus alrededores son saqueados e incendiados. La primera mezquita construida en madera y dedicada al sultán, queda reducida a cenizas. El ejército húngaro se retira inmediatamente hacia el norte de Bosnia de donde no será desalojado hasta 1499. Varias canciones populares recuerdan este «miércoles negro» en el que entró Matija Korvin en la ciudad.
22-25 de octubre de 1697: el saqueo de la ciudad por Eugenio de Saboya – Es la incursión más devastadora para Sarajevo. Eugenio de Saboya, príncipe de Saboya-Carignan (1663-1736), es conocido en Bosnia con el nombre de Eugen Savojski. Nacido en París de padres italianos de la aristocracia de Saboya, fue criado en la corte de Versalles. A los 19 años, se une como mercenario al servicio de los Habsburgo, con los que se convirtió en el mayor militar de su tiempo. En 1697, mientras el ejército austriaco está luchando contra las tropas de Luis XIV, el joven mariscal se encarga de defender Hungría. Pero en lugar de esperar a las tropas del sultán Mustafa II, decide atacar a Serbia. Esta decisión le valió la decisiva victoria de Zanta, el 11 de septiembre de 1697, donde murieron 30.000 soldados otomanos. Prudente, Eugenio de Saboya se retira. No obstante, aprovechará su ventaja para lanzar una incursión sobre Sarajevo, que hasta ahora se había librado de la guerra. Su objetivo no es conquistar la ciudad, sino saquearla. Porque, para desgracia de los sarajeveses, las tropas de Eugenio de Saboya llevan meses sin recibir la paga. El 4 de octubre, el estratega deja al grueso de su ejército en Hungría y se dirige a la cabeza de un cuerpo compuesto por 4.000 jinetes, 2.500 soldados de infantería, 12 cañones y 2 morteros respaldados por 300 jinetes serbios. El 22 de octubre penetra en la ciudad sin encontrar resistencia, ya que la mayoría de los hombres movilizables ya están como voluntarios en otros lugares. Durante tres días, las tropas austrohúngaras se turnan: mientras una parte de los soldados descansa, se envían destacamentos para saquear sistemáticamente todos los edificios y atracar a los habitantes que intentan huir con sus bienes. Una vez tomado todo aquello que se podía conseguir, se provocaron los incendios. Es la lluvia la que hará que las tropas levanten el campamento el 25 de octubre. Dejan atrás un campo de ruinas: ninguna de las 120 mezquitas se salva, la mayoría está en llamas, al igual que el barrio judío de El Cortijo, las sinagogas, la antigua iglesia católica y los libros que albergaban. La iglesia ortodoxa se ha salvado, pero todos sus valiosos objetos han desaparecido. Totalmente incendiada, la zona comercial de Baščaršija, que aseguraba la riqueza de la ciudad, nunca se recuperará completamente. Esta incursión también tiene como consecuencia el enfrentamiento de unas comunidades con otras. Judíos y cristianos, sospechosos de lealtad al enemigo, son saqueados por los demás habitantes, una parte de la población musulmana se reduce a la esclavitud, mientras que algunas familias católicas se instalan en Croacia. Las tensiones durarán una década con la marginación de los católicos, la nueva hegemonía de los comerciantes judíos y ortodoxos, y la creciente inestabilidad política.
19 de agosto de 1878: la destrucción de la resistencia por Stjepan Jovanović – Si la ocupación austrohúngara de Bosnia y Herzegovina (1878-1918) se ha desarrollado en general bien, comienza muy mal. El 5 de julio de 1878, el anuncio de la cesión de Bosnia y Herzegovina a Austria-Hungría es frecibido con frialdad en la provincia. Mientras que el ejército y la administración otomana están en plena decadencia, los representantes de las comunidades bosnias, serbias, croata y judía se reúnen en el konak del gobernador de Sarajevo. A pesar de las profundas divisiones, estos consiguen ponerse de acuerdo para formar un gobierno autónomo y para luchar juntos contra el poder vienés. El 29 de julio, 80.000 soldados del Imperio austrohúngaro entran en Bosnia y Herzegovina. Encabezadas por el teniente general croata Stjepan Jovanović, las tropas convergen hacia la capital. Se ven frenadas por las emboscadas de los grupos armados serbios y bosnios. Jovanović se da cuenta de que no podrá tomar directamente la capital. Decreta la ley marcial en toda la provincia y obtiene fuertes refuerzos. El cuerpo expedicionario cuenta ahora 270.000 hombres en el territorio. El 16 de agosto, los resistentes son vencidos en Klokoti, cerca de Vitez, a 80 km al noreste de Sarajevo. En los días siguientes, la capital es sitiada por 14.000 soldados. El 19 de agosto, a las 6.30 horas, los 52 cañones comienzan a bombardear Sarajevo desde lo alto de las colinas para cubrir la infantería que avanza desde el barrio de Ilidža, al oeste de la ciudad. En algunos barrios, los habitantes luchan casa por casa, y a veces las mujeres toman parte en los combates. Cincuenta resistentes son asesinados defendiendo la mezquita Alipašina (hoy situada en el cruce de la avenida Hmaze Hume y la calle Maršala Tita). Pero, hacia las 13.30 horas, la mayor parte de la ciudad está bajo control. A las 17 h, Jovanović toma simbólicamente posesión del konak.
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