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La Sonrisa Escondida de Dios. John Piper
Читать онлайн.Название La Sonrisa Escondida de Dios
Год выпуска 0
isbn 9781629462196
Автор произведения John Piper
Жанр Философия
Издательство Bookwire
Publicado por:
Publicaciones Faro de Gracia
P.O. Box 1043
Graham, NC 27253
ISBN 978-1-629462-19-6
The Hidden Smile of GodCopyright © 2001 by Desiring God Foundation Published by Crossway a publishing ministry of Good News Publishers Wheaton, Illinois 60187, U.S.A. This edition published by arrangement with Crossway. All rights reserved.
©2019 Publicaciones Faro de Gracia.
Traducción al español realizada por Giancarlo Montemayor; edición de texto Paula Bautista, diseño de la portada y las páginas por Francisco Hernández. Todos los Derechos Reservados.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada en un sistema de recuperación de datos o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio—electrónico, mecánico, fotocopiado, grabación o cualquier otro—excepto por breves citas en revistas impresas, sin permiso previo del editor.
©Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera ©1960, Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas, a menos que sea notado como otra versión.
Utilizado con permiso.
Para
George T. Henry† y Pamela C. Henry
Padres de mi esposa,
compañeros de milicia,
preciosos en la vida y en la muerte
Contenido
1. “VIVIR SUJETO AL DIOS QUE ES INVISIBLE”
2. “LAS NUBES QUE TANTO TEMES ESTÁN REPLETAS DE MISERICORDIA”
3. “ ¡OH, QUE NUNCA ME REZAGUE EN MI CAMINAR CELESTIAL!”
OTROS TÍTULOS DE PUBLICACIONES FARO DE GRACIA
No juzguen al Señor con sus débiles sentidos,
Sino confíen en Él por Su gracia;
Detrás de una ceñuda providencia
Él esconde un rostro sonriente.
William Cowper
“God Moves in a Mysterious Way
[Dios se mueve de manera misteriosa]”
PREFACIO
Los cisnes cantan dulcemente cuando sufren. Los cisnes que tengo en mente son John Bunyan (1628-1688), William Cowper (1731-1800) y David Brainerd (1718-1747). Los llamo cisnes porque son grandes voces de la verdad cristiana que la muerte no ha silenciado.
Cuando el inigualable Agustín, el Obispo de Hipona en el Norte de África, se retiró en el año 430 d.C., entregó sus deberes a su humilde sucesor, Eraclio. En la ceremonia, Eraclio se puso de pie para predicar mientras el anciano Agustín estaba sentado en su trono de obispo detrás de él. Abrumado por una sensación de incompetencia en la presencia de Agustín, Eraclio dijo: “El grillo chirría, el cisne guarda silencio”1. Esta historia es el origen del título de esta serie de libros llamada Los cisnes no guardan silencio. Ahora estás leyendo el segundo libro. El primero se llama El legado del gozo soberano: La gracia triunfante de Dios en las vidas de Agustín, Lutero y Calvino.
La referencia a los cisnes apareció nuevamente mil años después. El 6 de julio de 1415, John Hus (cuyo nombre en checo significa “ganso”) fue quemado en la hoguera por criticar la venta de indulgencias de los Católicos Romanos. Se dice que justo antes de su muerte escribió: “Hoy están quemando un ganso; sin embargo, en cien años, podrán escuchar un cisne cantar; no lo quemarán, tendrán que escucharlo”2. Y así la línea de “cisnes” ha continuado hasta nuestros días –fieles testigos del evangelio de la gloria de Cristo, cuya muerte no silencia su canción.
Mi objetivo en esta serie de libros es amplificar la voz de los cisnes con el megáfono de sus vidas. El apóstol Pablo llama a la iglesia a “adornar la doctrina de Dios” con la fidelidad de nuestras vidas (Tito 2:10). Eso es lo que han hecho los cisnes, especialmente en su sufrimiento. Su constancia a través de la prueba endulza e intensifica el canto de su fe. Es parte de nuestro agradable deber cristiano preservar y proclamar las historias de los cisnes sufrientes de Cristo, historias que alientan la fe. La Biblia nos exhorta a que “no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas” (Hebreos 6:12). “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” (Hebreos 13:7). Pero no podemos imitar o ser inspirados por lo que no conocemos. De ahí la serie, Los cisnes no guardan silencio.
Los tres relatos que presento en este libro fueron originalmente mensajes biográficos entregados de forma oral en la Bethlehem Conference for Pastors. He sido influenciado en mi selección de estos tres para este libro por la convicción expresada por Benjamin Brook en el prefacio de su obra de tres volúmenes, The Lives of the Puritans [Las vidas de los puritanos]:
De todos los libros que se pueden poner en tus manos, aquellos que narran los esfuerzos y el sufrimiento de hombres buenos son los más interesantes e instructivos. En ellos se ven principios ortodoxos, caracteres cristianos y deberes sagrados en una unión encantadora y en operación vigorosa. En ellos se ve la religión resplandeciendo en la vida real, sometiendo las corrupciones de la naturaleza humana e inspirando un celo por toda buena obra. En ellos puedes ver los reproches y persecuciones que los siervos de Dios han soportado; esos principios misericordiosos que han sostenido sus mentes; y el curso que han seguido en su progreso hacia el reino de los cielos. Dichos libros están bien calculados para atraer tu atención, afectar tus sentimientos, profundizar tus mejores impresiones y vigorizar tus resoluciones más nobles. Están bien calculados para fortalecerte contra las tentaciones de un mundo vano; para asimilar tu carácter al de los excelentes de la tierra; para conformar tu vida al estándar de santidad; y educar tu alma para las mansiones de gloria3.
Estos son mis objetivos. Y estoy de acuerdo en que “los esfuerzos y el sufrimiento de hombres buenos son los más interesantes e instructivos” para estos grandes fines. Es evidente, por lo tanto, que no escribo como un erudito desinteresado, sino como un apasionadamente interesado –y espero sincero y cuidadoso– pastor cuya misión en la vida es esparcir pasión por la supremacía de Dios sobre todas las cosas para el gozo de todos los seres humanos.
John Bunyan, William Cowper y David Brainerd se esforzaron y sufrieron. Y fue por la aflicción misma que dieron frutos para alimentar la vida cristiana radical, la adoración centrada en Dios y las misiones mundiales que exaltan a Cristo. Mi oración es que la historia de cómo sufrieron, cómo soportaron y cómo esto dio fruto inspire