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      Índice

      1  INTRODUCCIÓN

      2  CAPÍTULO 1

      3  El chino “Coopelas o cueio” La carta

      4  CAPÍTULO 2

      5  El Cartel de Juárez en Argentina El “Señor de los Cielos” de compras en Sudamérica El estigma narco de Duhalde Los informes El juez Las propiedades

      6  CAPÍTULO 3

      7  La muerte natural de María Marta

      8  CAPÍTULO 4

      9  La guerra contra el narco mexicano

      10  CAPÍTULO 5

      11  La ruta de la efedrina El laboratorio ¿Carteles? Tres cadáveres en una zanja La mafia de los medicamentos La campaña de Cristina México y Argentina, tan amigos como siempre

      12  CAPÍTULO 6

      13  Los jefes El Rey (mexicano) de la Efedrina El Rey (argentino) de la Efedrina El verdadero capo

      14  CAPÍTULO 7

      15  Los juicios Culpables El inocente Rompecabezas El juicio final

      16  CAPÍTULO 8

      17  ¿Llegó “el Chapo”? De Sinaloa al Chaco

      18  EPÍLOGO

      19  AGRADECIMIENTOS

      20  FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA

      Landmarks

      1  Cover

      González, Cecilia

      Narcosur : la sombra del narcotráfico mexicano en Argentina . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Marea, 2014. - (Historia urgente; 43)

      E-Book.

      ISBN 978-987-1307-88-3

      1. Investigación Periodística. I. Título

      CDD 070.4

      Fecha de catalogación: 09/01/2014

      Primera edición: septiembre de 2013

      Primera reimpresión: marzo de 2014

      Edición: Constanza Brunet

      Corrección: Marisa Corgatelli

      Diseño de tapa e interior: Hugo Pérez

      © 2015 Cecilia González

      © 2015 Editorial Marea S.R.L.

      Pasaje Rivarola 115 – Ciudad de Buenos Aires – Argentina

      Tel.: (5411) 4371-1511

      [email protected]

      www.editorialmarea.com.ar

      ISBN 978-987-1307-88-3

      Impreso en Argentina

      Depositado de acuerdo a la ley 11.723

      Todos los derechos reservados.

      Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra

      por cualquier medio o procedimiento sin permiso escrito

      de la editorial.

      A los periodistas mexicanos asesinados,

      desaparecidos, exiliados y amenazados.

      A los compañeros que, pese a todo,

      siguen reporteando.

      A principios de mayo de 2008, mis editores me pidieron que escribiera una nota sobre los decomisos de efedrina que hubieran seguido la ruta Argentina-México.

      Hacía ya cinco años que trabajaba como corresponsal en Argentina, pero en todo ese tiempo el narcotráfico nunca había estado presente en la agenda del gobierno ni de los medios; solo de vez en cuando aparecían noticias sobre operativos, incautaciones y consumo de cocaína y marihuana o detenciones de supuestos narcotraficantes.

      Como no tenía idea alguna del tema, la orden me pareció sin sentido, una de esas ocurrencias que los jefes tienen de vez en cuando y que a los reporteros nos parecen absurdas.

      Muy pronto descubrí lo equivocada que estaba. Bastó indagar muy poco para saber que, en menos de dos meses, habían sido decomisados 171 kilos de efedrina en la ruta aérea Buenos Aires-Ciudad de México. Las autoridades de ambos países sospechaban que los narcos habían establecido una nueva vía para traficar el precursor químico que –supe entonces– sirve para producir medicinas legales, antialérgicas y descongestivas, pero también anfetaminas, metanfetaminas y otras drogas de diseño que en las últimas dos décadas se convirtieron en la nueva mina de oro del crimen organizado, sobre todo por su alta rentabilidad y su facilidad de producción y transporte, mucho menos compleja que la de la marihuana o la cocaína.

      La efedrina –un alcaloide extraído de la planta ephedra, que crece principalmente en Asia– circulaba a raudales en Argentina gracias a la falta de controles para su importación y venta, pero las noticias sobre los operativos en los que se decomisaban algunos cargamentos no tenían demasiada trascendencia, sobre todo porque en esa época el conflicto entre el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y las patronales agropecuarias copó la agenda noticiosa.

      Pero no pasaron muchos meses más hasta que la bomba de tiempo en que se estaba convirtiendo el tráfico de efedrina estallara.

      El 17 de julio de 2008, justo en los días en que el kirchnerismo enfrentaba una dura derrota política ante el agro, la Policía detuvo en una casa en la provincia de Buenos Aires a nueve mexicanos y un argentino que manejaban el primer laboratorio de producción de drogas de diseño encontrado en este país.

      Las especulaciones sobre la llegada de temibles carteles mexicanos que estaban transformando la categoría de Argentina de “país de tránsito” en “país productor” de drogas se desataron de inmediato. Hasta ese momento, poco se sabía aquí de la guerra contra el narcotráfico que ya era el eje del gobierno de Felipe Calderón en México. De pronto, el tema se coló de lleno en la agenda pública.

      A lo largo de mi investigación descubrí que los diez detenidos en la quinta de Ingeniero Maschwitz eran apenas un eslabón más de una compleja historia con ribetes surrealistas que encadenaba episodios en apariencia inconexos, como un chino que guardaba 205,6 millones de dólares en efectivo en una residencia en la ciudad de México

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