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Ustedes como yo oímos medios de comunicación, las miradas están puestas siempre en las personas (expectativas humanas necesarias y buenas), pero hay que dar un salto un poco superior, saber que la mirada tiene que estar en Dios. Se habla por ahí de los químicos, los bioquímicos, los médicos, los científicos. La mirada está puesta en el hombre, dice la Escritura “maldito el que tiene puesta la confianza en los hombres, benditos por contraste aquellos que tienen puesta su mirada en Dios”. No hay oposición entre las dos acciones humana-divina sino condición mutua de posibilidad. Es importante implorar al Espíritu Santo Paráclito que inspire la vacuna. Nosotros tenemos que confiar siempre en Dios y pedirle a Dios, no estar esperando cosas humanas, porque acá bien nos damos cuenta, que los seres humanos somos muy limitados, absolutamente limitados. Todo ese desarrollo científico y tecnológico mareó a la humanidad y a los países de primer mundo en primer lugar. Esto nos da la pauta de que a pesar de que el hombre cree que es muy poderoso y que lo sabe todo, no sabe nada frente a la vida porque la cantidad de gente que ha partido, es realmente interpelante. Entonces esto nos hace pensar que todos los que somos creyentes, como ustedes que leen este Libro como yo que escribo, tenemos que intensificar nuestra oración y mostrarle a Dios que nuestra confianza está en que Él nos asombre milagrosamente; así descienda su poder y desparezca el virus, y la otra opción que entra en el campo de lo normal es pedirle al Espíritu Santo Paráclito, como lo hacemos en este momento Santo Espíritu Paráclito inspira la vacuna correspondiente accesible a todas la personas. Como sabemos que este desafío superó lo previsible y deja atónito a todos los hombres, nos vamos dando cuenta que siempre a quién debemos acudir es a Dios, a Él darle la Gloria, por eso digo, en los medios de comunicación que Ustedes Y yo escuchamos no se siente hablar ni mencionar el nombre de Dios, todo se ve muy humanamente, nadie salta más arriba, está todo planteado a nivel superficial y si se quiere mediocre, porque cuesta creer que no haya personas que digan pidamos a Dios en los medios. Sí, nos vienen por las redes, sí, mensajes, sí nuestros Obispos, pero me refiero en los medios no hay cristianos parece, ¿no es así? En los medios masivos que hablen de esa confianza en Dios, porque esto también va a volver a Dios a muchísima gente, por eso digo que observo una cierta liviandad y nosotros necesitamos tener una mirada más elevada ya que conocemos que los hombres no pueden proporcionar nada sino es con el impulso que viene de Dios. ¿Tendremos experiencia como el Siervo sufriente: el Señor Jesucristo de fracaso, impotencia, en todo este tiempo? Probablemente algunos sí, otros no, lo importante es que nosotros cimentemos, cimentar es un verbo de mucha fuerza, reafirmo, cimentemos nuestras expectativas en Jesucristo el Señor para que después los hombres obtengan por el poder de la intercesión seguramente de todos los creyentes, esta posibilidad de darnos cuenta de que solo Dios es Todopoderoso, lo que se llama la teocracia en teología: el poder de Dios. Aunémonos nuestros esfuerzos cuando pasemos por experiencias como las que acabo de mencionar. Sepamos que el Siervo Sufriente de la Escritura, también pasó por esto.

      ¿Cómo nosotros podremos salir adelante? Bueno, dependerá de los mecanismos de formación que nuestro aparato psíquico vaya conformando. Sucede, sin embargo, que no siempre entendemos bien. La formación interdisciplinaria que vamos adquiriendo nos genera distintas perspectivas, y más de una vez nos habremos dado cuenta como lo predicado en la formación nos posiciona en lugares diferentes desde los cuales podemos identificarnos con el Siervo Sufriente, como seguramente muchos nos estamos identificando ahora, y muchos que padecen y son de fe también, hay personas que ligeramente hacen sus conclusiones mentales y las incorporan como ya cristalizadas, y para todo se necesita un proceso de purificación, los pensamientos y las ideas también tienen que catalizarse, es decir, pasar por un proceso de discernimiento, de purificación. Todo lo nuevo debe venir de manos de personas preparadas y probadas en el Camino de la fe, lo cual se desarrolla según aprendamos a vivir. Existen reacciones de conversión que, al no ser auténticas, se tornan muy conflictivas, con una sobrecarga de ansiedad, es como si dijésemos en este momento, ¿dónde está Dios?, tenemos que aclamarlo, sabemos que la historia es muy pedagógica. En la historia, en relación a la salvación, vemos que cuando un pueblo clama la presencia de Dios en medio de él, Dios asiste a su pueblo. Por tanto, insisto en medio de los desafíos de la vida, insisto, tenemos que clamar más la presencia del Señor en medio de nosotros. Creo que así también vamos a superar algunos estados de ansiedad que se puedan ir generando en medio de nosotros es algo así como si nos lanzáramos a andar sabiendo que Jesús puede o no escucharnos. NO, el Señor nos escucha y, como dijo Jesús “todo lo que pidan al Padre en mi nombre, lo obtendrán”. Enfatizo, es muy importante que la formación de nuestras visiones por así decirlo, pensamientos, sentimientos, sean mecanismos que permitan experimentar el poder de la Cruz de Jesucristo como Fuerza de Dios. Tengamos hoy una renovación, también en nuestra formación y que siempre esté presente. Intentemos analizar, tomar papel y lápiz, escribir frases que nos hayan quedado de este momento relacionado al bloque de los desafíos de la vida.

      Claudio Rizzo.

      1ª Predicación: “La soledad I”

      “No conviene que el hombre esté solo”.

      Génesis 2, 18

      Ante tanta confusión reinante, no cuesta mucho darse cuenta de que, debido al egocentrismo, al individualismo, al indiferentismo posmoderno, la soledad pasó a ser una categoría de vida, muchas veces encubierta por la no disposición interior a la renuncia, al cambio. El verbo que se asoma como punto de reflexión es compartir… Y para ello, coincidiremos en que nadie comparte si primero no opta por renunciar a esa “parte” que va a “compartir”.

      La soledad es una de las principales causas de infelicidad y aunque no constituye un trastorno en sí misma, va normalmente asociada a sentimientos de descontento, frustración y ansiedad que, con cierta frecuencia, desembocan en depresión.

      Hoy podemos parangonar la soledad con el aislamiento.

      Desmembremos juntos esta síntesis conceptual. Propongo revisar qué cosas nos causan infelicidad, cuáles son nuestros sentimientos de descontento o bien aquello que suscita insatisfacción continua. ¿Tendremos niveles de exigencia demasiado elevados? O ¿buscamos la exigencia en función de la excelencia? En lo que hace a la frustración, el núcleo que conviene avizorar es advertir y repasar mentalmente aquellas situaciones imprevistas que debemos aceptar con humildad, sabiendo que, si uno ha llegado a poner en manos de Dios esta crisis, ésta no nos debe afectar mucho. Incluso, admitamos que la frustración es producto de esperanzas malogradas.

      Asumiendo las limitamos, siendo realistas en entender que no siempre podremos lograr lo que deseamos, disminuiremos la frustración. A la vez, no podemos obviar entender que la frustración produce ira. Podríamos encontrar una serie de sinónimos del término, tales como: mal humor, mala disposición, sentimientos de disgusto, molestia orientada hacia otros, agresividad, violencia ya sea contenida o manifiesta –verbal o física- resentimientos que son el cultivo interno de rencores y de problemas no resueltos, deseos de venganza (mental), el deseo de que el otro sea dañado o propiciar situaciones para que ello se concrete en la realidad.

      La personalidad es un mosaico de reacciones, expresiones, pensamientos, respuesta a distintos tipos de situaciones, personas y eventos. Según la constitución psíquica propia de cada uno, estos u otros ingredientes que la ira usa como vehículo, se irán involucrando a la personalidad.

      Existen algunas condiciones de vida que han propiciado el sentimiento de soledad. Recordemos el concepto de sentimiento como aquello que es el resultado del desarrollo de nuestras emociones positivas y/o negativas.

      Podríamos traer a colación:

      - Los cambios de domicilio que implican un cierto distanciamiento de determinadas personas.

      - El tipo de relaciones que se establecen en una cosmópolis como Buenos Aires.

      - La limitada relación con toda la familia, no solo con la nuclear.

      - El incremento de separaciones y divorcios.

      - La no planificación de las cosas (una familia, una profesión, un futuro de vida…

      - La competitividad, por cierto, insana.

      Es relevante tomar conciencia

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