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       Juan Valera

      El Superhombre y otras novedades

      Publicado por Good Press, 2019

       [email protected]

      EAN 4057664148971

       EL SUPERHOMBRE

       LAS INDUCCIONES

       LA IRRESPONSABILIDAD DE LOS POETAS

       LA PURIFICACIÓN DE LA POESÍA

       DON CRISTÓBAL DE MOURA

       EL ESPECTÁCULO MAS NACIONAL

       «EL EXTRAÑO»

       SOBRE LA NOVELA DE NUESTROS DÍAS

       DEL PROGRESO EN EL ARTE DE LA PALABRA

       EL FILÓSOFO AUTODIDACTO

       Sobre la duración del habla castellana

       Nueva edición de «LA CELESTINA»

       BIBLIOTECA DE FILOSOFÍA Y SOCIOLOGÍA

       El regionalismo literario en Andalucía.

       LA GOLETERA

       LAS NOVELAS EJEMPLARES DE CERVANTES

       EL BUEN PAÑO...

       LULLY ARJONA

       MARIQUITA LEÓN

       AVENTURAS, INVENTOS Y MIXTIFICACIONES

       EL ÚLTIMO PATRIOTA

       ISAAC

       DISCURSO

       NOVELAS RECIENTES

       Sobre la CUESTIÓN DE AMBIENTE

       Índice

      Forcitan et majora audens producere tellus

       Corumque, Enceladumque feret, magnumque Tiphoea,

       Ausuros patrio superos detrudere cœlo,

       Convulsumque Ossam nemoroso imponere Olympo.

      Fracastorii: De Morbo Gallico.

      La vida intelectual me parece que en Francia, más que en nación alguna, está reconcentrada en su capital, París. En Alemania hay muchos centros, como Berlín, Leipzig y Stuttgard, que persisten, a pesar de la unidad política creada por el Imperio. En los Estados Unidos, con no menor actividad, se escriben y se publican libros en Nueva York, en Boston, en Filadelfia o en Chicago. Y en nuestra España, aunque proporcionalmente se escribe menos y se lee mucho menos, la producción literaria no está encerrada en Madrid, sino que se muestra en varias ciudades de provincia, especialmente en Sevilla, Bilbao y Barcelona. Mucho me felicitaría yo de todo esto, aplaudiéndolo, si la manía del regionalismo no lo echase un poquito a perder; pero hoy quiero prescindir del regionalismo y no decir de él una palabra. Diré, sí, que Barcelona compite con Madrid, y aun se adelanta y supera a Madrid en muchos puntos. Y también diré que los madrileños y los que en Madrid habitualmente vivimos, no ignoramos ni desdeñamos, como tal vez hace treinta o cuarenta años, lo que en Barcelona se escribe y se publica, aunque sea en catalán o en francés y no en el idioma castellano, que prevalece desde hace cuatro siglos como idioma nacional, español por excelencia, que se extiende desde California al estrecho de Magallanes, y que se habla y se escribe, no sólo en esta Península y en las islas que son aún sus posesiones, sino también en dieciséis o diecisiete Repúblicas o Estados independientes. Cuando crezcan en todos ellos la población, la prosperidad y la cultura, bien podrá lisonjearse cualquier literato o sabio de mérito, si escribe en castellano, de que contará, naturalmente, con un público de los más numerosos y extendidos que hay sobre la superficie de la tierra.

      Entonces, como ahora, todo cuanto se produzca escrito en castellano, vendrá a enriquecer el tesoro literario español, y, si vale algo, será recibido, no con celosa envidia, sino con satisfacción y con júbilo por todo el que se precie de español y sienta en el alma el amor de la patria grande, o sea de la casta.

      Lo que es yo, y no me tengo por excepcional ni por raro, lo mismo celebraré la aparición de un buen libro, en verso o en prosa, en Caracas, en Bogotá o en Quito, que en Málaga o en Zaragoza. Niego, pues, ese desdén, esa rivalidad que entreveo que se nos supone, a los que escribimos en Madrid, contra los que escriben en español en otras ciudades, y singularmente en las de Cataluña. ¡Ojalá escribiesen allí cosas tan buenas que, sin excitar nuestra envidia, despertasen en nosotros emulación noble y nos moviesen a escribir con mayor tino, primor e ingenio que en el día!

      Como quiera que ello sea, yo de mí puedo decir que cuando sé de un autor nuevo o leo un libro nuevo, en castellano, prescindo para elogiarle de la región en que está escrito o impreso, y le elogio cuanto merece y tal vez proporcionalmente más, según la distancia desde donde el libro viene, causándome por ello impresión más grata y peregrina.

      Largo es el anterior preámbulo, pero no está de sobra, para afirmar aquí que, si bien no he leído yo La Muerte y el Diablo y Herejías, de D. Pompeyo Gener, ha sido por descuido y no por malquerencia regional, y que ahora, después de haber leído el flamante libro del mismo autor, titulado Amigos y Maestros, hallo que su autor es digno de consideración detenida y de extraordinario aplauso. Y aunque sea en cifra y resumen, por no tener lugar ni tiempo para más, voy a dar aquí alguna noticia de dicho libro, tratando de realzar las elevadas prendas de pensador ingenioso, de escritor elegante y fácil y de persona docta y discreta, que ha mostrado el autor al componerle.

      Para gustar de un autor no es menester coincidir con él en opiniones

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