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       Miguel de Cervantes Saavedra

      Los entremeses

      Publicado por Good Press, 2019

       [email protected]

      EAN 4057664165527

       PRÓLOGO.

       ENTREMES DEL JUEZ DE LOS DIVORCIOS .

       ENTREMES DEL RUFIAN VIUDO, LLAMADO TRAMPAGOS .

       ENTREMES DEL VIZCAINO FINGIDO .

       ENTREMES DE LA GUARDA CUIDADOSA .

       ENTREMES DEL VIEJO ZELOSO .

       ENTREMES DE LA ELECCION DE LOS ALCALDES DE DAGANZO .

       ENTREMES DE LA CÁRCEL DE SEVILLA . [41]

       ENTREMES DEL RETABLO DE LAS MARAVILLAS .

       ENTREMES DE LA CUEVA DE SALAMANCA .

       ENTREMES DEL HOSPITAL DE LOS PODRIDOS . [54]

       ENTREMES DE LOS DOS HABLADORES .

       Índice

      Entre las diversas obras que debemos al príncipe de los ingenios españoles, ninguna mas desconocida ni mas digna de conocerse que la preciosa coleccion de Entremeses que ofrecemos al público en la presente esmerada edicion manual, con objeto de que logren la misma popularidad que ha alcanzado el resto de sus obras. En éstas verán los lectores como la prodigiosa versatilidad del genio de Cervantes, le adaptaba para concebir y desarrollar los argumentos mas grandiosos y los mas sencillos, y si hemos de decir lo que sentimos, nos atreveriamos á asegurar que fuera del Quijote, en los Entremeses es donde Cervantes aparece mas cervántico, si es permitido emplear esta espresion. En estos cuadros goyescos, formados á ligeras pinceladas, parecia estar en su verdadero elemento, y correr sin estorbo el raudal inagotable de su vena cómica. En todo lo que era pintura de caracteres exagerados, grotescos y ridículos, Cervantes no tenia rival, y como éstos sean los verdaderos materiales y elementos de los Entremeses ó composiciones que hoy conocemos con el nombre de Sainetes, nadie vacilará en reconocerlas y disputarlas por unas de las mas espontáneas y genuinas muestras del peculiar talento de Cervantes.

      Entre los once entremeses que la coleccion comprende, los hay tales como La Cárcel de Sevilla, El Vizcaino Fingido, El Rufian Viudo, que parecen paño de la misma tela de que se cortaron los aplaudidos cuadros de Rinconete y Cortadillo, La Tia Fingida y El Casamiento Engañoso. En punto á crítica de preocupaciones generalizadas en la humana especie, resalta entre todos, y tiene mas de un punto de contacto con el pensamiento que presidió á la confeccion de la aventura del Clavileño, el gracioso entremes intitulado: El Retablo de las Maravillas. Son dos joyas de inestimable valor, El Viejo Celoso, repeticion con cortas variantes del argumento de El Celoso Estremeño, con la diferencia de acabar en música y alegría lo que en la novela tiene un fin conmovedor y trágico; y La Cueva de Salamanca, en que insiste asimismo en la pintura de viejos maridos burlados por esposas jóvenes y casquivanas. El que lleva por título El Juez de los Divorcios, carece de argumento propiamente dicho, y sin embargo tiene embebido y con la risa en los labios al lector, merced á esa retahila de narraciones en que casados mal avenidos sacan á la colada lo que otros mas discretos suelen lavar en casa.

      Como burla y descripcion exacta de alcaldes de monterilla, con quienes por su desgracia tuvo que habérselas Cervantes en sus muchas peregrinaciones por los lugares y aldeas de España, es cuadro inimitable el entremes llamado La Eleccion de los Alcaldes. Quien quiera un modelo de diálogo chispeante y gracioso, seguro que colmará la medida de su deseo leyendo el de La Guarda Cuidadosa, que con decir que sus actores tienen de soldado y de semi-bachiller y semi-sacristan, basta para que saliese bien manejado el asunto en manos de Cervantes. El Hospital de los Podridos, se le ahija sin otra razon que la de parecer bueno, y por suyo pasa mientras nadie vaya ni venga contra tal decision; pero no se dirá lo mismo de la imponderable y nunca bastantemente bien alabada pintura de la comezon de charlar, hecha con todo el desenfado cervantino en el entremes de Los Habladores.

      En resúmen, todos ellos son dignos de su pluma, y van salpicados de salsas de modismos, pimienta de frases y salmorejo de locuciones graciosas, que podrán entrar como de auxilio y refresco en el ya agotado y seco campo de nuestro lenguaje, falto de aquella frescura y vigor cómicos que alcanzó en los tiempos de Rueda y de Cervantes. Aunque fue como el creador de esta clase de composiciones, en él llegaron al colmo de la perfeccion. Finalmente, compuestos á principios del siglo XVII, su lectura es hoy dia tan interesante como si para nosotros se hubieran hecho y sacado de la sociedad que nos rodea: lo cual prueba, y en esto consiste su mérito principal, que no hay asunto, por trivial que parezca, que no tome cuerpo y cobre importancia y elevacion en las manos del verdadero genio, pues él sabia depositar en el mas sencillo, algo de aquel fondo de interés universal y humano, que le hará sobrenadar en la corriente de los siglos. El público juzgará. Por nuestra parte, hemos procurado tomar por modelo la edicion mas correcta, y al frente de cada uno de ellos, hemos puesto una viñetita ilustrando respectivamente sus escenas principales.

       DEL JUEZ DE LOS DIVORCIOS.

       Índice

      Sale el Juez y otros dos con él, que son Escribano y Procurador, y siéntase en una silla. Salen el Vejete y Mariana, su mujer.

      MARIANA.

      Aun bien que está ya el señor juez de los divorcios sentado en la silla de su audiencia: de esta vez tengo de quedar dentro, ó fuera: de esta vegada tengo de quedar libre de pedido y alcabala, como el gavilan.

      VEJETE.

      Por amor de Dios, Mariana, que no almodonees[1] tanto tu negocio: habla paso, por la pasión que Dios pasó: mira que tienes atronada á toda la vecindad con tus gritos; y pues tienes delante al señor juez, con menos voces le puedes informar de tu justicia.

      JUEZ.

      ¿Qué pendencia traeis, buena gente?

      MARIANA.

      Señor, divorcio, divorcio, y mas divorcio, y otras mil veces divorcio.

      JUEZ.

      ¿De quién, ó por qué, señora?

      MARIANA.

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