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      FlO.) Síndrome de abstinencia al alcohol

      A. Deben cumplirse los criterios generales del síndrome de abstinencia (Flx.3).

      B. Tres de los siguientes signos deben estar presentes:

      1. Temblor de la lengua, párpados o de las manos extendidas.

      2. Sudoración.

      3. Náuseas, arcadas o vómitos.

      4. Taquicardia o hipertensión.

      5. Agitación psicomotriz.

      6. Cefalea.

      7. Insomnio.

      8. Malestar o debilidad.

      9. Ilusiones o alucinaciones transitorias visuales, táctiles o auditivas.

      10. Convulsiones de gran mal.

      Nota diagnóstica

      Si existe delírium, el diagnóstico será síndrome de abstinencia al alcohol con delírium (delírium tremens) (FlOA).”

      Complementando con el anterior hay una categoría específica para cuando aparece el delirium en el proceso de abstinencia:

      F1x.4 Síndrome de abstinencia con delirium

      â€œCondición donde el síndrome de abstinencia, definido con el cuarto carácter común .3, se complica con un delírium, como está definido en F05. También pueden producirse convulsiones. Esta condición debe clasificarse en F05.S cuando se considere que factores orgánicos también pueden estar jugando un papel en la etiología.

      Delírium tremens (inducido por alcohol)”.

      Precisamente este delirium que no se presenta en todos los alcohólicos, va a ser uno de los principales acicates a la hora de dejar esta adicción, aunque en este proceso existe muchos factores más que facilitan la no recuperación y la recaíca en la adicción.

      Tal y como se está señalando, uno de los grandes problemas de las adicciones son las recaídas, es decir, volver a la consumir alcohol, en el caso de la adicción a la bebida.

      De hecho, en los programas de desintoxicación de Alcohólicos Anónimos se celebran los años que la persona lleva sin beber, como algo excepcional.

      El primer año sobrio, el segundo… sabiendo que, en cualquier momento, puede recaer, aun habiendo pasado años sin probar el alcohol.

      Estudios anteriores afirman que algunos factores de la personalidad pueden ayudar a mantener sin caer en el alcohol durante mucho tiempo, ¿Pero qué factores de personalidad sirven para evitar la recaída?

      En éste estudio recientemente publicado en la revista Psychology, por la Universidad de Montpellier y San Etienne se analizaron dos características de personalidad la estabilidad emocional y la capacidad de tener relaciones estables, siguiendo la bibliografía existente que afirmaba que eran precisamente estos dos factores de la personalidad los que se ha comprobado que eran mejor predictores de la ausencia de recaídas en el alcoholismo a lo largo del tiempo.

      En el estudio participaron 144 personas que habían sido tratadas de su adicción al alcohol, 51 de ellas llevaban como media 2 años sin probar el alcohol y el segundo grupo con 93 participantes acababan de desintoxicarse del alcohol.

      A todos se les administró un exhaustivo cuestionario de personalidad para comprobar si existían diferenciase entre ambos grupos, sabiendo que la única explicación de las mismas sería el haber tenido o no recientemente una experiencia con el alcohol.

      Los datos muestran significativos cambios entre los dos grupos, en neuroticismo, cordialidad y concienciación.

      Los que acababan de dejar el alcohol mostraban significativa niveles más altos de neuroticismo, relacionados con una mayor inestabilidad emocional, con falta de control de los impulsos, con estrés e ideas irracionales.

      Los miembros del grupo que llevaban más tiempo sin beber mostraban más cordialidad, esto es, tenían una mayor tendencia al altruismo, estando dispuesto a ayudar a otros, aspecto necesario para interactuar positivamente con los demás y ayuda a la establecer relaciones sociales duraderas.

      Con respecto a la concienciación, presente en mayor medida en las personas que llevan más tiempo sin probar el alcohol, está correlacionado con mayores niveles de autoestima, con cuidado sobre su imagen personal, actuando desinteresadamente por los demás, lo que va a facilitar establecer relaciones duraderas.

      Estos tres aspectos de la personalidad diferenciados entre los que acaban de dejar el alcohol frente a los que llevan dos años explicarían las diferencias ambas medidas, siendo el grupo de los abstemios de larga duración los que mostraban mayor estabilidad emocional y relaciones sociales estables.

      Aunque como indica el estudio, unos pocos factores no van a determinar un cambio de personalidad total, si lo hace en los elementos implicados en facilitar la estabilidad emocional y las relaciones sociales duraderas, que con anterioridad se ha mostrado que son buenos predictores de la abstinencia a largo plazo, es decir, estos cambios pequeños en algunos factores de la personalidad facilitan que no se produzcan recaídas en el caso de la adicción al alcohol.

      Lo que el estudio no comenta, es si ese factor de protector contra recaídas de personas que han sido adictas al alcohol, sirve para distinguir entre la población en riesgo de ser adicto o no, esto es, si es posible saber fijándonos en estos factores de personalidad si la persona puede ser adicta al alcohol mucho antes de que empiece a beber. Esto sería importante a la hora de poder establecer planes de prevención casi personalizados para la población más sensible por sus rasgos de personalidad, a sucumbir ante éste tipo de adicción.

      Bien, volviendo al caso de este apartado, vamos a ver la estructura del C.I.E.-10 para familiarizarnos con este manual de diagnóstico:

      Lo primero que hay que decir al respecto es que fue editado por la Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) y que su última versión es de 1992.

      Está dividido en 22 títulos, que abarcan toda la “problemática” de salud que se puede presentar en cualquier momento de la vida, alguna de las cuales está separado por sistemas afectados (Grupo XI. Enfermedades del sistema circulatorio; Grupo X. Enfermedades del sistema respiratorio).

      Con respecto a la Psicología Clínica el apartado correspondiente es el del código V. Trastornos mentales y del comportamiento (F00-F99).

      En este apartado se subdivide en función de la problemática que atiende:

      - F00-F09. Trastornos mentales orgánicos, incluidos los trastornos sintomáticos

      - F10-F19. Trastornos mentales y de comportamiento debidos al consumo de psicotrópicos

      - F20-29. Esquizofrenia, trastornos esquizotípicos y trastornos delirantes

      - F30-39. Trastornos del humor (afectivos)

      - F40-49. Trastornos neuróticos, trastornos relacionados con el estrés y trastornos somatomorfos

      - F50-59. Síndromes del comportamiento asociados con alteraciones fisiológicas y factores físicos

      - F60-69. Trastornos de la personalidad y del comportamiento en adultos

      - F70-79. Retraso mental

      - F80-89. Trastornos del desarrollo psicológico

      - F90-F98. Trastornos emocionales y del comportamiento que aparecen habitualmente en la niñez o en la adolescencia

      - F99. Trastornos mentales sin especificar

      A su vez dentro de esta agrupación, se incluyen distintos trastornos, como por ejemplo, dentro de los (F40-49) Trastornos neuróticos,

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