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"Sleep Texting", que se refiere al fenómeno de no tener un sueño regular, al producirse constantes interrupciones para leer los mensajes recibidos y mandar nuevos mensajes. Este fenómeno da cuenta de una disminución de la cantidad y calidad del sueño entre los jóvenes, que son los principales usuarios que lo padecen.

      En este sentido se ha realizado por un estudio por parte de la Universidad de Washington y la Universidad Lee (EE.UU.) cuyos resultados han sido publicados en la revista científica Psychology of Popular Media Culture.

      En el mismo se analiza la influencia del uso de M.S.N. (siglas en inglés de textos por mensajería) en la salud de los universitarios. En este estudio participaron ochenta y tres estudiantes, donde se analizaron la calidad de salud mediante el Pittsburgh Sleep Quality Index, el cual proporciona información sobre tres índices: el agotamiento, los problemas de sueño y las relaciones sociales.

      Se quería estudiar el efecto en estos tres índices en función del número de mensajes que se recibían y enviaban durante el día, encontrando que se veían afectados negativamente los tres índices a medida que crecía el número de mensajes que tenían que "administrar", pero donde mayores efectos se encontraron fue con respecto a los problemas de sueño, donde a partir de unos niveles "moderados" de mensajes ya empezaban a provocar altos niveles de ansiedad y con ello dificultades para conciliar el sueño.

      La menor cantidad y calidad del sueño va a traer consecuencias en la "vida diurna", con una menor capacidad retentiva y de atención entre los estudiantes, y si esta situación se mantiene en el tiempo, puede llegar incluso a afectar en la salud.

      De ahí la importancia de "educar" a los más jóvenes en el uso de estos dispositivos electrónicos, ya que como se ha indicado, estos pueden generar problemas de desempeño y concentración, además de afectar en las relaciones sociales y lo más grave de todo, puede afectar a su salud, debido al mantenimiento de elevados niveles de estrés y a la falta de un sueño de calidad.

      Y todo ello suponiendo que la persona, es "dueña de su voluntad", es decir, que todavía no ha caído en una adicción tecnológica, lo que acarrearía aún mayores efectos negativos. El principal problema de la detección de este tipo de situaciones, es que los padres no saben valorar hasta qué punto es algo “normal” o ya ha pasado la raya de lo adecuado y se ha convertido en insano.

      Igualmente, la persona que lo sufre, a pesar de darse cuenta de las dificultades y consecuencias nocivas que le acarrea, es incapaz de reconocer que tiene un problema y que requiere de ayuda de los demás para superarlo, incluso que puede precisar de un especialista para superar su adicción.

      Como se puede observar en el resultado anterior, la tecnología puede provocar graves dificultades en el día a día de la persona, tanto que puede poner en riesgo su salud, como en el caso de perjudicar la calidad y cantidad del sueño para tener que contestar los m.s.n. que se reciben.

      Hoy en día es difícil pensar que un joven no conozca y tenga cuenta en Facebook, Twitter o Tuenti entre otros, ya que han nacido en la era de las redes sociales, considerándose unos "nativos digitales", es decir, aquellos que nacieron tras la década de los ochenta y que tuvieron desde pequeño acceso a las nuevas tecnologías.

      Los que tienen unos años más, aquellos que nacieron antes de los años 80, tienen que hacer un esfuerzo por mantenerse informado y formado con esto de las redes sociales, y es a lo que se denomina "inmigrantes digitales", es decir, personas que nacieron sin estas posibilidades y que ahora tienen que adentrarse en este mundo, a veces confuso y otras veces desconcertante, pero en todo caso útil y necesario.

      Igual que con anterioridad se solicitaba para algunos puestos de trabajo tener el carnet de conducir y un nivel educativo mínimo, ahora se requiere que los candidatos tengan unas destrezas suficientes en el manejo del ordenador y de las redes sociales. A raíz de estas nuevas herramientas han surgido empleos impensables hace unos años, como el de Community Manager, responsable de foros y comunidades virtuales, o los más técnicos encargados de la promoción de los sitios web como los consultores S.E.O. y S.E.M., que buscan lograr una mayor visibilidad en las redes sociales y en Internet de una determinada marca o empresa.

      Los jóvenes por su parte han ido incorporando las herramientas que ofrece esta nueva tecnología dentro de su vida, tanto académica como de ocio, ya son muchas las universidades que imparten parcial o totalmente su docencia on-line, pudiéndose conectar desde cualquier dispositivo fijo o móvil, como tabletas, iPads, o teléfonos inteligentes. Teniendo los docentes una doble función, la de organizar y grabar las clases a impartir y la de la tutorización virtual, para resolver las dudas que hayan podido surgir de las mismas.

      Esto ha posibilitado abrir las puertas de las universidades a estudiantes de todo el mundo, con el único requisito que tengan las destrezas lingüísticas necesarias para seguir las clases, y eso sí, un dispositivo con conexión a Internet.

      A este respecto, lo único que no se ha podido solventar ha sido a la hora de la realización de los exámenes, los cuales se exigen que sean presenciales, bien en la propia universidad o en un centro concertado en el país del estudiante. De forma que se dé veracidad de que el estudiante que se presenta al examen conoce adecuadamente la materia de la que se examina.

      En mi caso particular, tras llevar varios años impartiendo docencia presencial en distintas universidades, tuve que realizar un curso de capacitación para poder continuar con mi labor docente, pero esta vez a través de las redes sociales, para lo que tuve que adaptar las herramientas tecnológicas que con anterioridad empleaba a las nuevas demandas, incluyendo la familiarización de plataformas de formación como Moodle, o el uso programas de videoconferencias para impartir la docencia on-line, lo que me permitió poder dictar las clases en España, tanto en la Península como en las Islas, a la vez que eran seguidas desde Iberoamérica.

      Pero existen riesgos de Internet que surgen cuando el ocio juvenil se convierte casi en exclusiva en el uso intensivo de esta tecnología, perdiendo el contacto social y a veces, el contacto con la propia realidad. Son muchos los estudios que se están realizando al respecto, a raíz de esta nueva modalidad, en donde cada día se detectan nuevos casos de ciberadictos, es decir, personas que son incapaces de desconectarse de la red, facilitando el aislamiento social, y el descuido de la higiene mental y personal, asociado además a una alimentación impropia, todos estos riesgos de Internet producidos por una inadecuada educación sobre el uso correcto de la tecnología.

      Se ha realizado un nuevo estudio por parte de la Universidad Médica Kaohsiung y el Hospital Hsiao-Kang (Taiwán), cuyos resultados han sido publicados en la revista científica J.A.M.A. Pediatrics donde se ha realizado un seguimiento a dos mil doscientos noventa y tres jóvenes durante 2 años, evaluados a los 6, 12 y 24 meses.

      El objetivo de éste estudio era encontrar los factores predictores del padecimiento de adicciones a las nuevas tecnologías, para lo cual se evaluó el nivel de adicción a través de la escala estandarizada denominada C.I.A.S. (Chen Internet Addiction Scale), además de los niveles de depresión mediante la versión china del C.E.S.-D. (Center for Epidemiological Studies Depression Scale), el déficit de atención con hiperactividad evaluado mediante el A.D.H.D.S. (Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder Self-rated Scale), la fobia social mediante el F.N.E. (Fear of Negative Evaluation Scale) y la hostilidad de los participantes mediante el B.D.H.I.C.-S.F. (Buss-Durkee Hostility Inventory–Chinese Version–Short Form).

      Los resultados informan que aquellos jóvenes varones que tenían altos niveles de hostilidad mostraban mayores niveles de adicción después de los 2 años, convirtiéndose así en el mejor predictor de esta psicopatología. En cambio, las adolescentes que participaron en el estudio, mostraron que el mejor predictor de la adicción futura se relaciona con padecer un trastorno por déficit de atención con hiperactividad.

      Tanto en chicos como en chicas, no resultaron relevantes los niveles previos de fobia social

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