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rompió Kane el hechizo vinculante sin la sangre de su alma gemela?

      Menos de veinte minutos después, Kane se cayó sobre sus rodillas. Miró a través de la neblina roja de su visión hacia el sonido de aplausos que se acercaba. Se limpió la sangre de su boca e intentó levantarse del suelo. Se rió cuando no pudo hacerlo porque el suelo estaba resbaloso por tanta sangre.

      â€œY el ganador recibe cien curitas y una buena noche de descanso en la casa de Michael”. Se agachó y puso su brazo alrededor de la cintura de Kane para ayudarlo a levantarse. Ambos se tambalearon un poco antes de que lograr equilibrarse de nuevo.

      â€œÂ¿Tienes una casa?” preguntó Kane con la esperanza de que si seguía hablando no se desmayaría antes de llegar allá. Sabía dónde vivía Michael, pero no quería admitirlo porque eso sólo le recordaría a Michael que estaba molesto con él por haberse mantenido lejos. No estaba exactamente contento de haber hecho eso, pero había sentido la necesidad de mantener la distancia.

      â€œSí, ahora ya soy todo un adulto. Además, los ataúdes ya quedaron en el pasado”. Sintió vergüenza por dentro al darse cuenta de que Kane quizás no pensaba que la broma era muy graciosa. “Es un lugar enorme. Solía ser uno de esos museos de arte de estilo victoriano, hasta que renovaron este en Beverly Hills. Tal vez si te mudas conmigo, el lugar se sentiría más como un hogar”.

      â€œQuiero un cachorro”, dijo Kane de la nada mientras se concentraba en poner un pie delante del otro, como rutina que normalmente te impide caer.

      â€œÂ¿Quieres un qué?”, preguntó Michael.

      â€œSi nos mudamos juntos, entonces yo me otorgo el derecho de escoger un cachorro”.

      Michael tuvo que sonreírle a su viejo amigo. Parecía que el amor de Kane por los caninos no había disminuido con los años.

      Capítulo 3

      â€œEntonces, ¿qué pasa con Micah?”, Nick le preguntó a Steven cuando se detuvieron en el estacionamiento al lado de la iglesia y se parquearon entre dos de los autobuses.

      â€œMicah y Quinn empezaron su pelea habitual sobre quién ponía las reglas y Micah se fue para liberar un poco la tensión”. Steven contestó mientras salía del auto. Todavía pensaba que era gracioso que todos los jaguares condujeran... lo adivinaste... jaguares. “Demonios, se enseñaron el uno al otro cómo luchar, así que tumbarse el uno al otro no es gran cosa.”

      â€œEntonces, ¿por qué no ha vuelto?”, preguntó Nick.

      â€œEsa es la gran pregunta, ¿no?”, suspiró Steven. “Quinn cree que Micah salió huyendo, pero yo sé que no”.

      â€œÂ¿Qué te hace estar tan seguro?”, preguntó Nick con curiosidad.

      â€œPorque Alicia sólo había estado en casa un par de semanas antes de que él desapareciera. Micah había estado contando los días para cuando pudiera llevarla a casa. Incluso cuando Nathaniel estaba vivo, Micah fue como un padre para ella. Nunca se iría así ahora que ella estaba al fin en casa”. Se encogió de hombros y añadió: “O si hubiera decidido abandonar a la familia, entonces al menos se la hubiera llevado con él”.

      Nick asintió con la cabeza preguntándose si los vampiros eran los responsables de la desaparición de Micah. De ninguna manera eso sonaba bien, así que por el bien de Micah, Nick esperaba que Micah solo hubiera perdido su paciencia y todavía la anduviera buscando. Le haría más preguntas a Alicia mañana.

      Steven admiró la enorme iglesia con todas sus complejas esculturas y estatuas. El hecho de que parecía como si hubiera sido importada directamente de Roma hablaba del dinero que debían tener los pecaminosos humanos que adornaban su puerta. Los que eran extremadamente ricos, eran los que más pecaban, y por eso hacían de su religión todo un espectáculo.

      La verdad es que este lugar era donde el alcalde de la ciudad venía a estrechar la mano e intercambiar dinero con la mafia todos los domingos justo después de la misa. Así que la pregunta que se había estado preguntando era... ¿por qué había estado ahí aquella chica sola en medio de la noche?

      La iglesia estaba prácticamente a oscuras, a excepción de un par de ventanas que todavía mostraban luz en el segundo piso. Por lo que recordaba, probablemente era el área de oficinas. Se preguntó si el sacerdote que había dejado cuidadosamente en el armario en realidad vivía aquí. Era algo que nunca había pensado asumir hasta ahora. Los católicos eran un grupo dedicado, él les reconocía eso.

      Ya había puesto al día a Nick con lo que había pasado la otra noche... bueno, al menos la mayor parte. De ninguna manera él le iba a resumir el incidente de la túnica del muchacho del coro. Sacudiendo la cabeza, Steven tiró de la puerta principal esperando que estuviera cerrada pero tristemente, se abrió.

      â€œNo es muy inteligente”, Nick frunció el ceño mientras sacaba la navaja de su manga y se escabullía dentro. “Uno pensaría que después de lo que pasó la otra noche, empezarían a cerrar las puertas con llave”.

      â€œTal vez como dice el refrán... siempre está abierto”, Steven se encogió de hombros pero entró cautelosamente. “O tal vez el viejo sacerdote esté esperando compañía”.

      â€œRepito, no muy inteligente”, dijo bruscamente Nick, sabiendo que no eran las únicas criaturas paranormales dentro del edificio. “Huelo a los humanos arriba pero hay algo más aquí y dudo que haya venido para confesarse”.

      Voy a asegurarme de que el sacerdote esté a salvo. Si encuentras vampiros, sé inteligente y déjalos en paz hasta que pidamos refuerzos. Steven subió las escaleras dejando que Nick tomara su propia decisión.

      Nick asintió y comenzó a buscar el sótano de la iglesia. Por lo general, entre más malos fueran los monstruos... más abajo les gustaba estar. No se molestó en esconderse mientras investigaba porque el enemigo podía ver en la oscuridad tan bien como él.

      Al encontrar la puerta con la etiqueta de “sótano”, Nick la abrió y bajó rápidamente las escaleras. Arrugó la nariz por el olor frío y húmedo, y estornudó. Siempre había odiado los sótanos.

      Steven estaba haciendo lo mismo arriba, abriendo puertas y mirando mientras pasaba. Al ver la luz filtrarse bajo la puerta de la misma oficina de la otra noche, esta vez tocó primero. Podía percibir el olor más allá de la puerta y sabía que el viejo estaba solo.

      â€œÂ¿Eres tú, Jewel?”, gritó la vieja voz.

      Steven retrocedió un paso cuando la puerta se abrió... y el sacerdote y él se encontraron cara a cara. El rostro amable del viejo y su expresión calma cambió lentamente, sus ojos y sus labios se abrieron. Steven extendió la mano sabiendo lo que vendría a continuación, y no se sorprendió para nada cuando el sacerdote trató de cerrarle la puerta en la cara.

      Empujando la puerta, Steven entró en la habitación dejando que el peso del anciano cerrase la puerta de nuevo detrás de él. Girando rápidamente, agarró el arma que ya veía venir y lo arrojó a través de la habitación un poco enfadado. “Se lo dije la última vez, no soy un vampiro”.

      â€œMe desperté en el armario”, le recordó el sacerdote mientras se apoyaba en su escritorio. Steven suspiró mientras observaba cómo las manos del anciano rebuscaban en el escritorio, obviamente tratando de encontrar otra arma. Arqueó una ceja al ver que sus dedos se envolvían alrededor de una grapadora grande.

      â€œNo

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