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en la democratización del país, previo a la contienda electoral de 2018, los partidos no gozan de buena reputación ante la sociedad. Según la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental, los mexicanos confían más en sus familiares (87.3%) y en las universidades públicas (76.8%) que en los partidos políticos (17.8%), ambas cámaras del Congreso de la Unión (20.6%) o el Instituto Nacional Electoral (33.3%) (INEGI, 2018). Algo cercano fue lo retratado por el Latinobarómetro 2018, pues los partidos políticos en México cuentan solamente con mucho o algo de confianza del 11% de la población. Lo anterior significa que el 89% tiene poca o ninguna confianza en dichas instituciones (Corporación Latinobarómetro, 2018).

      Indudablemente, mucho tienen que ver los pésimos resultados en materia de corrupción, inseguridad y desigualdad en México. Por ejemplo, en el Índice de Percepción de la Corrupción 2018 de Transparencia Internacional (2018), nuestro país se ubicó en el lugar 138 de 180 países analizados, retrocediendo tres lugares respecto al informe del 2017. Respecto a la inseguridad, la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana de 2018, levantada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, muestra que el 76.8% de los mexicanos considera que vivir en su ciudad es inseguro (INEGI, 2018a). Finalmente, el informe Desigualdades en México 2018, editado por el Colegio de México, resalta que la movilidad intergeneracional ascendente de ingreso ha empeorado sustancialmente en las últimas décadas (El Colegio de México, 2018).

      Para un sistema de partidos, pluralista moderado, en el cual tres organizaciones partidistas (PRI, PAN y PRD) obtuvieron arriba del 80% (1988 a 2012), la insatisfacción de las principales demandas de la sociedad les ha cobrado factura. Además, ello explica, en parte, el éxito de MORENA, partido creado en 2014 y la vertiginosa caída que tuvieron los otrora llamados “partidos mayoritarios” (PRI, PAN y PRD) en 2018.

      Ahora bien, pese a estos cambios vertiginosos que ha tenido la vida política en México en los últimos años, poco se sabe sobre las transformaciones o continuidades partidistas internas. En esa tesitura, la pregunta fundamental que guía la presente obra es ¿por qué, en la actualidad, los partidos políticos en México poseen ciertos rasgos organizativos y no otros?

      Sin duda, se trata de un asunto de gran importancia, debido al papel de los partidos políticos en el engranaje democrático actual. Y es que lo que se decide al interior de un partido político no es un asunto menor, por ejemplo: seleccionar candidatos a puestos de elección popular, quienes serán la voz del partido en una justa electoral; configurar plataformas electorales para materializar un conjunto de ideas, valores e intereses perseguidos por la organización partidista; seleccionar dirigentes nacionales que dispongan de la representación de la organización. Son decisiones de gran alcance que invitan a interesarnos por lo que ocurre al interior de los partidos políticos.

      Sobre todo, vale la pena reformular el objetivo inicial de evitar la afirmación común de que “todos son iguales”, aduciendo que “algunos son más iguales que otros”, en cuanto respecta a la democracia interna.

      Por otro lado, la idea del trabajo es llenar un vacío parcial en la literatura sobre partidos en México, ya que la gran mayoría de los trabajos publicados en torno a la democracia interna no han logrado conciliar el alcance temporal del trabajo y la profundidad, más allá del ámbito estatutario. Así, como se consignará en el primer capítulo de la obra, han predominado dos tipos de estudio: 1) los estatutarios, que fallan al no observar lo que sucede, a veces, a pesar de las reglas del juego formales, y 2) los empíricos, que tienden a ser coyunturales, descuidando la influencia del origen, así como la posibilidad de cambio o profundización de la (ausencia/presencia de) democracia interna.

      Para lograr lo anterior se recurrió a una lección clásica que en su momento anotaran Duverger y Panebianco: mirar el origen nos permite comprender el presente. Sin pensar que el origen condiciona la vida organizativa del partido, se asume que la génesis partidaria es un buen momento para apreciar los desafíos en términos de la (ausencia/presencia de) democracia interna. Dicho sea de paso, tal derrotero no siempre es concordante con lo que marcan las reglas formales, ni en todos los casos es inamovible de una vez y para siempre, pues los partidos deben sortear constantemente retos endógenos y exógenos que pueden variar su acontecer interno, como ocurrió en el caso del PAN, PRI y PRD, o profundizarlo, como se observa en los casos del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), el Partido del Trabajo (PT) y Movimiento Ciudadano (MC).

      Por consiguiente, en primer lugar, se ofrece una discusión en torno a las herramientas teórico-metodológicas empleadas en los estudios de caso. Por ende, se inicia con una breve discusión sobre los pros y contras de la democracia interna, así como la historia del uso del concepto en México. Y enseguida cierra con la simbiosis entre la democracia interna y la tendencia organizacional que permite apreciar el nexo entre el origen partidario, la articulación de sus ingredientes originarios y la huella en torno a la (ausencia/presencia de) democracia interna (participación, competitividad y control político). No sin dedicar un pequeño espacio a los factores internos y externos que podrían generar un cambio organizativo.

      Enseguida, se da entrada a cada uno de los casos de estudio que constituyen la obra, en el siguiente orden de aparición: PRI, PAN, PRD, PVEM, PT, MC y MORENA. En cada uno de ellos se muestran los siguientes aspectos: 1) los antecedentes y el momento de génesis; 2) la articulación materializada en las primeras reglas del juego formales o informales; 3) la tendencia organizacional que refleja la (ausencia/presencia de) democracia interna; 4) los momentos y factores de cambio (PRI, PAN y PRD) o profundización (PVEM, PT y MC) de la tendencia organizacional con base en la relación de retos internos y/o externos, y 5) la situación a la que dieron lugar.

      Finalmente, antes de emprender el viaje por la cara interna de los partidos políticos en México, es necesario agradecer a quienes contribuyeron de alguna forma a la consecución de este trabajo. En primera instancia, a los becarios del Proyecto PAIDI “Las organizaciones partidistas en México: democracia interna y militancia” (marzo 2018 a febrero 2019): Melissa Mariana González Caamal, Tiffany Hernández Copado, Erika Novoa Cruz, Marco Antonio Hernández Aguilar, Ímuris Villalobos Brena, Aletvia Danae Campos Torres y Hugo Sánchez Robles, así como al prestador de servicio social Luis Manuel Medrano Sánchez. A ustedes, muchas gracias por su apoyo irrestricto a los proyectos de investigación y su profesionalismo en las tareas encomendadas.

      Y, por supuesto, a las instancias de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, que han brindado apoyo al trabajo en cuestión. A la Unidad de Investigación Multidisciplinaria I, dirigida por la Dra. Laura Páez Díaz de León, así como a todo su equipo de trabajo. Al Programa Político y al equipo que lo integra, encabezado por la Dra. Claudia Márquez Díaz, Jefa de la División de Ciencias Socioeconómicas. Sin su invaluable apoyo esta obra no tendría lugar. Muchas gracias.

      Capítulo 1

       Tendencias organizacionales

      y democracia interna

      En este apartado corresponde mostrar las herramientas teórico-metodológicas que se utilizarán para responder ¿por qué los partidos políticos (PAN, PRI, PRD, PT, PVEM, MC y MORENA) poseen cierto tipo de rasgos democráticos, y no otros? Por consiguiente, se mostrará la relación de los modelos de partido con las tendencias organizacionales que permiten dar cuenta de la (ausencia/presencia de) democracia interna. De igual forma, se muestran las coordenadas metodológicas de la investigación. Sin embargo, para llegar a ello, primero se mostrará una breve discusión sobre los pros y contras de la democracia interna, así como la historia del uso del concepto en México.

      El concepto democracia interna se encuentra inmerso en un debate más amplio vinculado con el modelo de democracia que asuma el defensor o crítico. Esto sucede al aclarar y precisar los diversos significados de la democracia interna (y como sistema de gobierno), y señalar los principios y valores que la constituyen es una actividad propia del pensamiento político, de la historia de las ideas y de la teoría política. Por tanto, se trata de un debate inacabado.

      En ese orden

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