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áreas en las que me desenvuelvo son los bienes raíces, que en esta ocasión se detuvieron por completo. No había quien quisiera comprar casas, terrenos, bodegas ni nada comercial derivado de la situación sanitaria y sus inherentes complicaciones.

      En cuanto comenzó la cuarentena en marzo de 2020, me enfrenté a un escenario mucho más difícil de lo que esperaba. No tenía citas ni había movimiento dentro de mi medio. Sin embargo, en lugar de entrar en pánico, lo que hice fue aprovechar mis conocimientos como administrador de empresas, así como la experiencia que había venido desarrollando como consultor de negocios.

      Me puse la meta de intervenir ocho pequeñas y medianas empresas dentro del periodo de abril a noviembre. Analicé con rigor las necesidades que demostraron tener las organizaciones. Para mi sorpresa, encontré una serie de constantes. Lo más sorprendente es que no solo están relacionadas con estas compañías, sino con todo el entorno laboral.

       Sin excepción alguna, era necesario adentrarse en el mundo digital y tecnológico.

       Se requería ser más flexible para conseguir los objetivos de venta, pero también para sobrevivir en un entorno impredecible.

       Era indispensable anticipar escenarios complejos y retadores para prepararse ante cualquier circunstancia contingente. Es decir, ser más predictivo y proactivo.

       Había que revalorar la visión profesional. Todo cambia tan rápido que solo los objetivos y las metas ya no son suficientes. Es indispensable pensar en qué valor se está agregando al medio en el que nos movemos y cómo aportar algo diferente.

       Se necesitaba sistematizar los procesos de trabajo internos para generar mayor productividad y agilidad en ellos.

       Las habilidades y competencias más demandadas en el campo laboral se actualizaron. Hoy importan la resiliencia, la flexibilidad, la creatividad, la capacidad de análisis, el trabajo en equipo, la innovación, la comunicación efectiva y el pensamiento digital.

      Durante el periodo de 2020 confirmé que, ahora más que nunca, es muy importante volvernos creadores y constructores de oportunidades.

      Lo que trae la riqueza es la resolución de problemas. Y el resultado de nuestros esfuerzos, al final, es lo monetario. Sin embargo, esto no se da de manera espontánea.

      ES NECESARIO PENSAR EN EL VALOR AGREGADO.

      Una vez que descubrí las nuevas necesidades y el cambio en el modelo de negocios, no podía continuar haciendo las cosas de la misma manera.

      Por esta razón, mis esfuerzos y enfoque se dirigieron hacia un punto: si queremos aprovechar las crisis, hallar oportunidades y beneficiarnos del contexto desarrollando nuestro olfato millonario, antes que nada necesitamos hacer unos ajustes en nuestro chip mental.

       LA PROSPERIDAD SE ENCUENTRA EN QUIENES SIEMPRE VEN OPORTUNIDADES DENTRO DE CUALQUIER CRISIS.

      ES MUY IMPORTANTE VOLVERNOS CREADORES Y CONSTRUCTORES DE OPORTUNIDADES.

      LOS NUEVOS CIUDADANOS DIGITALES

      No puedes controlar las crisis externas, pero sí tu tiempo, tus actividades y tu forma de pensar. Te invito a que esta vez la apuesta a tu propio crecimiento sea aún más arriesgada, a que te salgas de tu zona de confort con conocimiento y conciencia financiera.

      Nos encontramos ante una economía de escala global y requerimos adaptarnos a ella con nuevas herramientas tecnológicas. En esta era necesitamos nuevas habilidades y paradigmas, así como una gran capacidad de adaptación a los cambios. Los momentos de crisis son los mejores para generar riqueza. Y mucho depende de la actitud con la que veas los hechos.

      ¿Pero a qué nos enfrentamos hoy? La forma de hacer negocios se transformó. Las empresas se dieron cuenta de que con una mínima infraestructura es posible funcionar bien, incluso mejor. Con sus excepciones, en varias compañías se implementó el trabajo a distancia o el modelo híbrido, que es cuando de manera escalonada algunos empleados asisten unos días a las oficinas y otros trabajan desde casa.

      Para que esto fuera posible, tuvo que invertirse en herramientas tecnológicas y digitales. Es decir, hubo un aprovechamiento importante que también se vio reflejado en la reducción de costos y en mayor agilidad de los procesos internos.

      Una consecuencia positiva de esto es que ha permitido a las empresas generar mayor escalabilidad. Esto sucede cuando una compañía es más visible en distintos medios y consigue crecer más rápido que si lo hiciera por los canales tradicionales.

      Sin embargo, la escalabilidad no sería posible si no hubiera una sistematización que le diera orden a todo el proceso. Por eso, a lo largo del libro te enseñaré cómo implementar cada uno de estos pasos para generar mayor riqueza.

      Si este es el nuevo panorama, quizá te estés preguntando qué debes hacer para sacarle el mayor provecho posible. Lo primero es que necesitas convertirte en un ciudadano digital con conciencia financiera y olfato millonario. Por eso, a continuación te muestro el camino para lograrlo.

      Lo primero que debes saber es que los ciudadanos digitales son personas mentalmente abiertas y dispuestas a asumir con rapidez los nuevos cambios. Saben aprovechar todas las herramientas tecnológicas y las alinean a sus dones y talentos para monetizarlos. Tienen un olfato millonario que les permite desarrollar negocios en cualquier ámbito y circunstancia.

      Para llegar a serlo hay que pasar por cada uno de los estados que muestra el siguiente gráfico.

      Es natural que frente a una crisis entremos en un estado de tensión, pues al enfrentar algo distinto de forma tan repentina nos sacan de nuestra zona de confort. Muchos de los síntomas que surgen en esta etapa son muy similares a los siguientes.

       No hay claridad sobre cómo abrazar los nuevos cambios.

       No se sabe cómo sacar provecho de las circunstancias, hay mucha confusión, miedo e inseguridad.

      LOS CIUDADANOS DIGITALES SON PERSONAS MENTALMENTE ABIERTAS.

       Existe una sensación constante de estar desorientado, sin control.

       Se presenta un sentimiento de soledad.

      Es normal entrar en un estado de confusión y angustia. No obstante, este es el momento ideal para indagar qué ocurre en tu contexto y así descubrir nuevas formas de solucionar los problemas. Saber con anticipación cómo ha cambiado el contexto laboral y cuáles son las demandas de hoy te permitirá encontrar el tesoro más preciado: información valiosa para tomar mejores decisiones.

      El conocimiento empodera, nos permite crecer y nos ayuda a adaptarnos. Es indispensable pasar por este proceso para desarrollar el olfato millonario. No hay atajos para obtener la capacidad de convertir las crisis en oportunidades.

      Los ciudadanos digitales están conscientes de esto, pues financieramente hablando ya se encuentran despiertos. Como muchos otros, de inicio también se resistieron a los cambios tecnológicos-digitales que el entorno les demandó, pero, al final, los abrazaron.

      A continuación veremos qué distingue al ciudadano digital del tradicional que se resiste al cambio.

      INDAGA QUÉ OCURRE EN TU CONTEXTO.

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