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población maya peninsular), a Villahermosa en Tabasco (población chontal) y a Mérida, Tizimín y Valladolid en Yucatán (población maya). Todas estas ciudades se caracterizan por tener altos crecimientos de población y una disminución de su población indígena en casi todas, lo que responde a la estrategia de no contestar las preguntas de auto-adscripción indígena o dominio de lengua indígena.

      Teniendo en cuenta lo anterior se seleccionaron ciudades que permitieran iniciar un proceso de comparación sistemática de carácter regional busca fin de contrastar las ciudades más importantes el sur del país con las grandes ciudades y zonas metropolitanas. Las ciudades escogidas fueron Guadalajara(Jalisco), Tuxtla Gutiérrez (Chiapas) y el sistema urbano-regional de la península de Yucatán: Campeche y Ciudad del Carmen (Campeche), Mérida y Tizimín (Yucatán) y Othón P. Blanco, Benito Juárez y Solidaridad (Quintana Roo).

      El grupo de población estudiado fueron hombres y mujeres entre 18 y 65 años de edad con diferentes formas de permanencia en las ciudades propuestas, considerando la especificidad de los grupos etáreos (de 18 a 29 años como jóvenes-adultos, 30 a 59 años como adultos y de 60 y más años como adultos mayores). Para localizar a la población indígena con presencia en estos espacios geográficos se consideraron dos criterios: que residieran o laboraran en dichos espacios, es decir, que desarrollaran en los mismos parte de su vida cotidiana.

      Para reflexionar sobre los procesos de discriminación en las ciudades realzamos la complejidad de lo indígena pues buscamos considerar su carácter conflictivo y problemático y privilegiar la tensión entre la tendencia a asimilarlos a la cultura occidental y una mirada culturalista que, al acentuar “el respeto por las diferencias”, trae como consecuencia un aislamiento y una despolitización del asunto con el riesgo de arrinconarlos en lo local, sin problematizar su inserción en unidades sociales más complejas de gran escala. Así, en el primer capítulo se analizan las mutaciones de las políticas indigenistas en México y la forma en que incorporan el problema étnico a fin de interpretar, historizadamente, el marco legal-normativo y las políticas públicas y sociales que atraviesan la vida de los indígenas que residen en las ciudades de Guadalajara y el sureste mexicano.

      Desde los años setenta, la inserción del indígena en el mundo urbano viene creando bases materiales y culturales que permiten la recreación étnica y la producción de identidades, de tal manera que las ciudades mexicanas se han convertido en un escenario donde indígenas y no indígenas están interconectados cultural, social y económicamente y donde los indígenas se ubican en espacios independientes atravesados por relaciones de exclusión y desigualdad. En el segundo capítulo nos referimos a los procesos de discriminación, estigma y autodiscriminación conectándolos con la dinámica de inclusión-exclusión de las sociedades y a la forma en que, a partir de ella, las personas se vinculan con identidades individuales y colectivas, son o no reconocidas por los otros y se vuelven vulnerables en distintos aspectos y ámbitos.

      Además de exponer los instrumentos normativos y políticas públicas existentes, en el tercer capítulo se reflexiona sobre la manera en que efectivamente se asume el tema desde el Estado mexicano. Los capítulos 4 y 5 se basan en un trabajo de análisis cuantitativo de fuentes secundarias para dar cuenta de la estructura de la población indígena en las ciudades, de su dinámica migratoria, de los determinantes de su ingreso y de la expresión de procesos de segregación espacial y laboral y de discriminación educativa y salarial. En el capítulo sexto se analiza la desigualdad y discriminación laboral hacia los indígenas a partir de las brechas de ingreso y de educación en México así como la percepción que tiene la población indígena y no indígenas de las ciudades de la oferta-demanda de prestaciones sociales. El séptimo capítulo se basa en fuentes primarias de información generadas a partir de distintas técnicas cualitativas y analiza las condiciones de vida en las ciudades y la forma en que indígenas, funcionarios y otros agentes que interactúan con ellos visualizan dichas condiciones, las distintas formas de discriminación y el acceso a la ciudad. Finalmente se presentan conclusiones que apuntan a la necesidad de contar con políticas públicas que reconozcan la especificidad de las comunidades indígenas residentes en los espacios urbanos y de distintas situaciones que son singulares según el tipo de ciudad a la que llevan, a su edad, experiencia previa y sus acervos socioculturales.

      Capítulo 1

      La cuestión indígena en México

      En este capítulo se discutirá la relación problemática entre la conformación del Estado-nación mexicano y los grupos indígenas. Lo titulamos “la cuestión indígena” debido a que destacamos el carácter conflictivo, histórico, sociopolítico y nacional de la problemática étnica en el país. En este sentido, consideramos que las comunidades o pueblos indígenas no constituyen comunidades autárquicas sino que son parte de un todo más complejo (Díaz Polanco, 1979); son “unidades socioculturales”, políticas, económicas y productivas vinculadas a distintos actores (Estado, mercado, organizaciones de diverso tipo) que han vivido saqueos y desposesiones económicas y simbólicas sistemáticas.

      En las últimas décadas las trasformaciones experimentadas por los Estado-nación latinoamericanos han generado efectos importantes sobre la sociedad en su conjunto. Estas transformaciones que nos hablan de una preponderancia de tipo estructural de la exclusión por sobre la inclusión social (Santos, 2011

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