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de Solidaridad y posteriormente debatió con cierto interés la obcecación del régimen para imponer como heredero al príncipe Juan Carlos y así dar una imagen centrista.

      Por otro lado, las buenas noticias llegaron a la Asamblea y a toda la oposición con la sustitución del temido comisario de policía Vicente Juan Creix. Este, junto con su hermano Antonio Juan Creix y Julián Gil Mesas, había dirigido la BIS en Barcelona llegando a ser un auténtico problema para los movimientos clandestinos de oposición. El nuevo comisario fue Gregorio Martín Guijarro, mientras que el anterior fue enviado a la Brigada Regional de Fronteras.

      El 1º de octubre, mientras Franco presidia el XXXVI aniversario de su exaltación a la Jefatura del Estado, se estaban celebrando diversos consejos de guerra contra los que el régimen franquista denominaba «activistas». José Mª Palomas Santamaría, Miguel Jiménez Hinojosa, Tomás González Pardo y Ramón Caballero Delgado, todos pertenecientes al PCE(i), fueron condenados por asociación ilícita, insultos a la fuerza armada y propaganda ilegal, a penas de doce años de prisión; mientras que otros, concretamente ocho acusados de propaganda ilegal en la Empresa Nacional Bazán lo fueron, eso sí, en gran acto solemne y en la fragata Baleares instalada en los mismos astilleros de la factoría. Este ritmo siniestro de detenciones y consejos de guerra iría aumentando hasta la propia muerte del dictador, tres años después. Sin embargo, por el momento otras noticias destacables fueron las manifestaciones en Madrid en el Campus de la Universidad Complutense con altercados con la fuerza pública y el paro en la empresa Intelhorce (Málaga).

      En Cataluña, el 4 de octubre de 1972 se detuvo a la Comisión Permanente del Secretariado de Iustitia et Pax, y el 18 se retuvieron los pasaportes a los asistentes en Ginebra (Suiza) a los Jocs Florals de la Llengua Catalana, entre ellos Mª Rosa Oller de Faulí, José Mª Castellet, Alexandre Cirici, Félix Cucurull, Josep Faulí, Albert Manent, Ramon Pellejero (Raimon) y Joan Triadú.

      Los primeros debates entre los asistentes fueron dirigidos a las posibles respuestas ante la presión de la patronal duramente criticada por representantes de los sindicatos, mientras que el representante de La Asamblea Permanente de Intelectuales informaba de un dossier sobre la represión cultural en Cataluña. En dicha reunión también se aprobó la edición y distribución del documento titulado «Hacia la II Sesión de la Asamblea de Cataluña», con una tirada que sobrepasó los 24 ejemplares, repartiéndose de forma directa y clandestina. La Comisión también configuró a rasgos generales el contenido de la II Sesión, basándose en puntos que, a pesar de ser repetitivos, no perdían su valor estratégico. Se trató el tema de la lucha obrera, recordando las movilizaciones de El Ferrol, Vigo, Barcelona, Cerdanyola, Ripollet y Navarra con una perspectiva más amplia, proponiendo huelgas en cadena hasta llegar a la paralización activa de poblaciones y comarcas enteras y finalmente a la huelga general en el empeño de exigir el derecho de huelga y los derechos sindicales.

      Para la Asamblea había ciertos indicadores que daban una visión sobre el estado de la nación, justificando la crisis del sistema político vigente. Se habló del aumento incesante del coste de la vida, del incremento del paro y de la emigración provocada, de los problemas en la enseñanza y del caos urbano con la imposibilidad de conseguir viviendas

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