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      El movimiento Open

      La creación de un dominio público en la era digital

      Antonio Ariño Villarroya

      Universitat de València 2009

      © Antonio Ariño Villarroya, 2009

      © De esta edición: Universitat de València, 2009

      Cubierta: Celso Hernández de la Figuera

      ISBN: 978-84-370-7595-2

      Realización ePub: produccioneditorial.com

      Introducción

      Los especialistas en ciencias sociales estamos acostumbrados a estudiar movimientos sociales y culturales en las sociedades modernas. También hemos analizado el impacto de las nuevas tecnologías sobre los movimientos sociales presenciales y offline. No nos hemos ocupado, en cambio, de la aparición de movimientos socioculturales que no sólo por su objeto, sino también por su forma de organización y actuación, pertenecen a la sociedad del conocimiento y sus medios de producción y distribución simbólica.

      La creación de un nuevo ecosistema cultural, centrado en la World Wide Web, pero que la desborda, que es online, instantáneo, crecientemente inalámbrico y ubicuo, basado en la circulación de la información digital y en la personalización de la comunicación, cambia la lógica de funcionamiento de las interacciones humanas y también de los movimientos sociales. El movimiento Open, que en algunas de sus ramas más radicales recurre a un histórico grito de campaña de «la guerra de los campesinos», Omnia sunt communia, constituye el primero y el más importante de estos nuevos movimientos de la sociedad en red.

      Al hablar de novedad, lo hacemos en un doble sentido: es un fenómeno muy reciente (la web, sensu estricto, apenas ha cumplido 15 años) y es introductor de una novedad sustantiva. Internet es una infraestructura extraordinaria del conocimiento, la primera de alcance verdaderamente global, que no sólo genera la biblioteca infinita imaginada por Borges en El libro de arena, sino que produce una fenomenología del hecho cultural radicalmente inédita: la metacultura, basada en el hipertexto; un fenómeno complejo, de extensión continua, que no se interrumpe ni duerme, abierto las 24 horas y los 365 días, sin suspensiones de fin de semana o cerrado por vacaciones, con capacidad para acumular y amalgamar todas las formas de expresión simbólica; una realidad que genera nuevas herramientas sociales (como Linux o Wikipedia, Facebook o Ubuntu) y que ella misma es una novedosa herramienta social abierta para el despliegue de la convergencia cultural y de la inteligencia colectiva.

      En este horizonte, ¿a qué denomino movimiento Open? En su denotación más básica, open alude a las condiciones no restrictivas de accesibilidad a los flujos de signos así como al alcance de la diseminacion de los productos culturales (incluyente y no restringida por códigos propietarios). Acorde con una filosofía de esta naturaleza, surgió ya hace un tiempo la Open University para democratizar las oportunidades de la carrera académica en la era de los medios de comunicación de masas. Pero, en el marco más restringido del movimiento aquí estudiado, open se refiere a las condiciones imperantes en la producción y transmisión simbólica de la sociedad en red y desafía las vías de apropiación comercial privada, rechaza la reducción del conocimiento a mercancía o bien privado y reclama la construcción de un dominio público nuevo para el desarrollo de una cultura libre mediante la accesibilidad abierta.

      Por todo ello, aunque defenderé que el movimiento Open tiene tres ramas principales, también postularé, desde el principio, que no se agota en ellas, sino que tiende a extenderse y ramificarse en todas las dimensiones y estratos de la cultura: desde el reino de lo estrictamente profesional (creación de software o de contenidos) desciende a la vida cotidiana, se desparrama por las prácticas de sociabilidad que se generan en el ámbito de la web 2.0 y se cuela en los foros y las culturas fan.

      Las tres ramas centrales corresponden a lo que se conoce como Open Source (desarrollo de software), Open Access (difusión de los resultados de la investigación científica) y Open Course Ware u Open Educational Resources (creación y difusión de contenidos académicos en abierto). Pero estas tres ramas se insertan en un tronco común al que también pertenecen otras expresiones como Software Free, Free Culture, Creative Commons, Science Commons, Information Commons, Public Knowledge, Libre Knowledge y Public Domain.

      El movimiento Open se articula, de hecho, en torno a cuatro marcos de referencia histórico-político-simbólicos: open (apertura), free (libertad-gratuidad), commons (comunalidad) y public (carácter público de los bienes que se hallan en juego) y apunta a la creación de una esfera pública o dominio común nuevo en la era de la cibercultura. En suma, algo más complejo, más profundo y más ambicioso que una cuestión de licencias (los límites del copyright) o la preocupación por los avatares del libro impreso y de las revistas en papel.

      El movimiento Open, así entendido, es el primero que se produce en la galaxia Internet, que tiene por objeto la naturaleza de esa galaxia y que es protagonizado por un sujeto nuevo, el internauta o, mejor aún, la red de internautas. Versa sobre el carácter abierto, libre, común y público del conocimiento que circula por la Red y sobre la naturaleza de la propia Red.

      En los apartados siguientes presentaremos las características de las distintas ramas y su entronque con la defensa de una cultura libre y una reconstrucción de la esfera pública en condiciones de comunicación móvil.

      1

      Open Source Software: ¿una nueva forma de trabajar?

      Los programadores de software fueron los primeros en desarrollar pautas de experimentación mediante la lógica open. Su éxito y la consiguiente expansión se produjo a partir de 1991 con el proyecto Linux, pero para entender su alcance y significado hay que evocar algunos de sus precedentes.

      El concepto Open Source o código abierto hace referencia a las condiciones de acceso a las instrucciones de los ordenadores o de los equipos informáticos escritas por programadores y que se convierten en software. Con anterioridad a 1980, el software que permite el funcionamiento de distintos tipos de equipos se distribuía con el código fuente y era libre. Pero a medida que crecieron las ventas, se convirtió en un negocio y las compañías productoras comenzaron a distribuir solamente el software sin el código fuente. Richard Stallman, profesor del MIT, fue uno de los primeros en percatarse de este cambio de lógica económica y el primero en tomar la decisión de combatirlo, convirtiéndose en un defensor del software libre. En 1983, creó la Free Software Foundation, entre cuyos objetivos se encuentra la instauración del marco legal apropiado para ello y que se concretó en la invención de las licencias conocidas como gnu Public License o gpl, de las que trataremos posteriormente.

      Su propuesta apareció en el momento en que se producía también la difusión del ordenador personal y, por tanto, la expansión de la informática más allá del ámbito estrictamente experto hacia el mundo de la empresa y de la vida cotidiana. Los nuevos usuarios, a diferencia de los ingenieros y expertos, no sentían una necesidad imperiosa de disponer del código fuente; para ellos era suficiente con que el equipo funcionase. En estas condiciones, el proyecto de Stallman se implantó exclusivamente entre grupos reducidos de programadores y, a finales de los ochenta, se hallaba confinado en un nicho experto de reducido tamaño.

      En 1991, el que por entonces no era más que un joven programador, Linus Torvalds, envío una nota a un grupo de discusión sobre los sistemas operativos. En ella comentaba su intención de trabajar, como mera afición, en el desarrollo de un sistema operativo libre. Y concluía solicitando

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