Аннотация

Estos diálogos, una suma de unidades festivas y jocosas, atribuidos a un desconocido se adjudican ahora a fray Diego González Aguayo, catedrático de la Universidad de Salamanca. Interrumpida la edición en 1618, reaparecieron en 1855 por su mérito literario y buen humor exigían nueva edición para poner en manos del lector actual tan entretenida obra en su fresca lozanía.