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utilizamos los medios de comunicación como la TV y la radio, así como internet y también leemos libros o escuchamos música. Hay por lo tanto multitud de espacios por los que nos movemos y que han sido creados por otras personas, y en los cuales desarrollamos nuestra vida. De alguna manera estos espacios que utilizamos determinan nuestra vida y nuestro futuro, pues nos marcan y alimentan, bien positivamente o bien negativamente.

      Cuando somos conscientes de la importancia de los espacios y como afectan a la vida nuestra y de los demás; si tenemos una motivación grande de mejorar la sociedad, podemos pasar a crear o colaborar en crear nuevos espacios, que se pongan al servicio de la sociedad. O incluso podemos formar parte de los organizadores de un espacio positivo ya creado con anterioridad. Este paso significa que hemos llegado a una madurez, que nos lleva a aportar parte de nuestros esfuerzos y energías, a través de un espacio positivo. La sociedad nos brinda multitud de opciones y posibilidades, y en función de nuestra experiencia y conocimientos debemos elegir la mejor o las mejores.

      No es bueno siempre esperar que los espacios aparezcan y los creen los demás, pues el mundo evoluciona muy rápido, todo cambia y hay multitud de influencias negativas. Si no nos involucramos en este mundo, puede ser que lo que nos rodee se convierta en un desastre y luego nos arrepintamos.

      Esto es lo que escribo respecto a aprender a crear espacios y la motivación para ello. Ahora me queda escribir un poco sobre cómo dirigirlos. Recuerdo que este es un pequeño artículo y simplemente voy a dar unas pinceladas.

      Para mi lo más importante sobre cómo dirigirlos, es trabajar la motivación diariamente y también el sentido común, junto con un sentido del equilibrio y la armonía. Explico esto un poco más extensamente. La motivación que debemos recordarnos diariamente, es que estamos dirigiendo o creando un espacio para el crecimiento de la sociedad y una mejora del mundo; por supuesto puede incluir también a nuestra familia directa y amigos, pero no necesariamente. Respecto al sentido común, me refiero a que hay que sopesar nuestras actuaciones y las de los demás, siempre con los pies en la tierra y sabiendo donde estamos y donde están los demás. No debemos aventurarnos a grandes cosas imposibles de lograr, ni actuar en contra de la sociedad y las normas establecidas. También recuerdo que cuando creamos algo y lo dirigimos, siempre va a haber gente destructiva que nos va a intentar hacer daño o tratar que no realicemos nuestros proyectos, y en estos casos hay que obrar inteligentemente, a veces con mucha paciencia y tolerancia y otras veces con gran autoridad y fuerza. Así lo ideal es que el sentido común vaya unido a un sentimiento de equilibrio y armonía, que por supuesto es difícil de conseguir y requiere toda nuestra atención. Para recargar este sentido del equilibrio y la armonía, podemos alimentarnos a través de un camino Espiritual, técnicas de Meditación, o apoyándonos en artistas y personas que ejemplifican con sus obras y su vida este equilibrio y armonía.

      Escribo este artículo, y en ningún momento quiero mostrar que la competitividad desmedida y sin escrúpulos de la sociedad es positiva, sino que es muy negativa. En cambio, sí hay un nivel de competitividad que se puede considerar sano, y que nos ayuda a avanzar en la vida. Este nivel de competitividad, se establece entre personas positivas y que se valoran unas a otras, sin intentar destruirse mutuamente, sino con el ánimo de crecer interiormente y mejorar la sociedad.

      Hay personas que debido a la competitividad desmedida y como dije antes, sin escrúpulos de la sociedad, tienden a aislarse y huir de cualquier integración en la propia sociedad, dejando de valorar la gran cantidad de grupos, asociaciones y personas a título individual que están trabajando por una sociedad mejor y creciendo al mismo tiempo como personas. Esto les llevan a perder fuerza, a ser temerosos, a sentirse bichos raros, y en algunos casos a neurosis y depresiones. Por ello es muy importante vincularse a grupos de personas positivos, que nos estimulen en nuestro caminar diario; y que los demás nos valgan a veces de ejemplo a seguir, y otras veces nosotros valgamos de ejemplo a los demás. Todo en una relación de confianza, aunque haya un cierto nivel de competencia sana, que es motivo de alegría para todos. Hay que para ello aprender a regocijarse de lo bueno de los demás y olvidar las envidias y los resentimientos, y ver que todos estamos en el mismo carro de buscar mejorar como personas y mejorar al mismo tiempo la sociedad.

      Yo soy Monje Budista, Fotógrafo y Escritor, y he aprendido a ver como compañeros importantes, a personas no sólo del ámbito budista, sino también de la familia, de mis amigos Montañeros, incluso artistas y personas de otras religiones. Esto me hace sentirme a gusto y motivado en diferentes ambientes que no se circunscriben tan sólo al ámbito Budista, y por tanto, al estar a gusto y motivado también, creo que mis actos son más certeros y mejor encarrilados.

      Es, por mi experiencia, muy importante el ver lo positivo de la sociedad en todos los frentes, como solidaridad, derechos humanos, deporte, religión, espiritualidad, etc. Esto nos ayudará a enfrentar lo negativo y superarnos como personas. Nuestra sociedad lleva un ritmo frenético, todo cambia continuamente, y el mantener nuestra mente orientada hacia la armonía y la virtud y procurar actuar coherentemente es todo un gran logro, que nos lleva a evolucionar mucho más rápido que en otras épocas más tranquilas y relajadas, y como también lo negativo es enormemente fuerte y destructivo, las personas positivas debemos estar unidas más ahora que nunca, y disfrutar de una competitividad sana entre nosotros.

      ¿Habéis sentido alguna vez un exceso de rigidez y falta de empatía y de conexión con los demás?.

      Si lo habéis sentido es porque ponéis atención a vuestra relación con los otros, y de alguna manera os dais cuenta que hay un fallo de conexión con ellos. Esto ya es un paso muy importante y significa que las cosas no están mal del todo pues tenéis determinación y ganas de cambiarlas. El problema estaría cuando tenemos esta rigidez y falta de empatía con los demás y no le damos importancia y continuamos con todo igual.

      En un practicante del camino espiritual esta rigidez puede venir de una excesiva atención en las prácticas espirituales y falta de atención en nuestra relación con los demás. Los demás, de alguna manera son los mejores testigos de si estamos practicando bien o mal, y por ello es muy importante observar esta relación con los demás.

      Desde mi punto de vista hay dos formas de mejorar nuestra conexión con los demás cuando esta falla y son las siguientes: Implicarnos en actividades a favor de los demás de cualquier tipo y a todos los niveles, y la otra es relajando un poco nuestras prácticas espirituales y realizándolas sobre todo con atención al corazón y la conexión con los otros.

      La verdad es que estas dos soluciones pienso que deben de ser aplicadas a la vez y así serán más efectivas, en estos dos apartados podemos mejorar y son el elixir para obtener un buen corazón y empatía.

      De qué nos vale ser unos grandes teóricos y practicantes del camino, si no conectamos con los seres del mundo, que ni más ni menos son la joya que concede todos los deseos a los practicantes espirituales.

      Esto no quita que en momentos en los que tenemos más dispersión que rigidez, haya que hacer todo lo contrario, que es ni más ni menos, que fortalecer nuestro camino espiritual y no abarcar a más personas en nuestra vida, sino tratar de hacerlo lo mejor posible con los que nos rodean y tenemos conexión.

      Si con este artículo habéis aprendido a poner atención en vuestro corazón, en vuestra empatía con los demás, pues ya es un logro para mi importante y me doy por satisfecho.

      Recordad que los juncos son flexibles al viento y al mismo tiempo crecen. Siendo flexibles al viento evitan el romperse y crecen sanos y fuertes.

      De esta manera todas las personas que estamos comprometidas con el camino espiritual debemos hacer un doble trabajo que es: practicar el camino espiritual con entusiasmo y adaptarlo al mundo que nos rodea, en función de nuestra experiencia y de la búsqueda de una conexión de corazón, limpia y pura con los demás.

      Desde joven, he tenido

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