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      La Conquista de Glouster

      La Liberación de los Territorios de Ramsary

      Libro Uno

      Enrique Laurentín

      Copyright © 2021 Enrique Laurentín

      Todos los derechos reservados.

      DEDICATORIA

      Durante el transcurso de la redacción de este libro, experimentamos muchos desafíos, logramos descubrir cómo evolucionamos los seres humanos, las situaciones que enfrentamos durante esa evolución y las cicatrices que van surgiendo a medida que avanzamos. Este libro es para todas aquellas personas que llevan las marcas del viaje de la vida. Las vivencias individuales, en su mayoría hermosas, cuéntelas con orgullo porque significan que ha crecido y que es más fuerte que cualquier persona que intentara compararle.

      Introducción

      Los Territorios de Ramsary se encuentran bajo el dominio y las decisiones tomadas en su ciudad Capital, Elsum. Desde allí el Primer Ministro de Ramsary, Alex Cliff ejerce su poder de manera despótica sobre los demás territorios, aprovechándose de que ostenta un cargo anacrónicamente hereditario que no solo le otorga el privilegio del poder sino la hegemonía de su ejercicio sin piedad alguna hacia ningún habitante, lo que ha encendido una creciente molestia y odio de la mayoría de los habitantes, quienes en la intimidad de sus pensamientos anhelan cambios para un futuro más próspero y mejor.

      Los habitantes aspiran alcanzar mejores condiciones de vida en todos los territorios que una vez fueron motivo de alegría, felicidad y progreso, La Gema del Oriente como antiguamente se conocía en todo el mundo oriental, el Gran Ramsary.

      Luego de muchos años, algo se está gestando silenciosamente pero a pasos agigantados para forzar ese anhelado cambio…

      Capítulo Uno

      El trinar de las aves anunciaba la llegada de un nuevo amanecer, la oscuridad que le precede comenzaba lentamente a disiparse a medida que la intensidad de los trinos iba en aumento, inundando el ambiente y despertando a todos los seres que hacían vida común en Crestor. El olor a leña quemándose comenzaba a inundar el aire de la ciudad activando todos los sentidos, mientras el aroma a café y comida en cocción conquistaban espacios, propiciando la vigorización de cada calle, cada casa y cada ser. Nuevas oportunidades encapsuladas en un lapso de 24 horas brindaban ilimitadas posibilidades a todos.

      Crestor se encontraba al oeste de Elsum, era la ciudad más pequeña de los territorios de Ramsary y se había caracterizado siempre por ser la ciudad más innovadora y productiva de todos los territorios occidentales, orientales y remotos a lo largo de la historia, junto con Lambar, Glouster y Elsum conformaban las mayores ciudades de los territorios de Ramsary junto con todas las villas y pueblos. Su producción agrícola y sus adelantos tecnológicos alcanzaban para abastecer a los demás territorios, además de que su infraestructura deportiva contaba con los mejores campos deportivos de todos los territorios, tenía fama de producir a los más connotados líderes del país. Sus habitantes eran personas alegres, dinámicas y siempre dedicadas a sus tareas.

      Poco a poco los habitantes se incorporaban a sus actividades cotidianas, mientras tiendas y mercados abrían a la actividad. Y así como despertaba la ciudad, los cuarteles militares y las oficinas oficiales. Mientras los habitantes poco a poco se trasladaban a sus trabajos, un grupo de militares corría en una perfecta formación acompasada con cánticos guerreristas que exaltaban la combatividad de la fuerza. Y así comenzaba a avanzar un nuevo día.

      Más tarde, en el comando general de Crestor discutían los Sub Comandantes con el comandante general acerca de la importancia de los próximos juegos inter ciudades pautados para un mes más tarde a partir de ese día. Esos juegos siempre sirvieron para mantener la cordialidad entre los habitantes y las fuerzas vivas de cada una de los territorios de Ramsary, reuniendo no solo a aficionados y deportistas sino a las fuerzas militares, policiales y políticas de cada uno. Permitieron debatir tras los bastidores olímpicos los sucesos que podían estar afectando a cada territorio y las consecuencias generales en los demás territorios y sus poblaciones.

      En la Sala de Operaciones del Comando General de Crestor, el Comandante General Lionel Sangma presidía y escuchaba la disertación que el Sub Comandante Bernard Dartnell exponía dando los detalles acerca de la logística para cubrir el evento deportivo programado, trabajaban con la anticipación correcta para no omitir ningún aspecto. El grupo atento a la exposición concentraba sus miradas en las cifras que ilustraban la narración pertinente, mientras en sus mentes desplegaban los diferentes recursos en cada área, trazando sus propias estrategias.

      La ciudad ya despierta y sumida en los quehaceres cotidianos de la economía, las amas de casa seleccionando y adquiriendo víveres, flores y demás productos necesarios para mantener la calidad de vida de cada familia.

      “¡Buenos días alegría!” saludaba efusivamente Lexi al entrar a cada establecimiento, dando inicio a una especie de ritual que consistía en revisar los abarrotes ofrecidos para seleccionar o no lo que pudiera necesitar. Luego al completar sus revisiones, entablar cortos diálogos con el tendero y dando ojeadas a los alrededores para verificar que no olvidara nada antes de continuar su camino hacia el “Café Antiguo Crestor” a reunirse con su gran amiga Ava, con quien había acordado compartir un café y panecillos típicos del lugar. Continuando así su ritual entre ristras de ajo y expendios de frutas de todo tipo y colores, cultivadas por los Biogrunts más dedicados y especialistas en producir las frutas y vegetales de mayor calidad y más altos aportes de nutrientes para garantizar la salud de sus consumidores, especialmente de los afortunados habitantes de Crestor.

      El aroma de café y de especias sobre fondo de madera abrazó a Lexi a su llegada al “Café Antiguo Crestor”.

      “Bienvenida al Café” Saludó atentamente una joven anfitriona.

      “Hola, Buenos días, vengo a encontrarme con una amiga que me espera en el segundo salón”

      “Adelante, siéntase como en su casa, y si necesita cualquier ayuda o información, no dude en llamar mi atención que allí estaré”

      Desplazándose entre las mesas multicolores se dirigió al lugar acordado la última vez que se reunieron.

      “¡Lexi! Escuchó su nombre al acercarse a la mesa acordada mientras su gran amiga Ava se ponía de pie para recibirla con un gran abrazo, apartando luego una de las sillas aledañas e invitándola a sentarse, mientras ambas se acomodaban hizo señas a uno de los camareros del lugar, un joven que apenas estaba abandonando la adolescencia, para ordenar dos raciones del llamado “Vigoroso” el cual consistía en una enorme taza de café y panecillos con queso y mermelada que aportaban un chorro de energías a quienes lo consumían, preparándolos para asumir cualquier día de actividades que tuvieran que enfrentar.

      “Amiga estoy muy contenta de verte y de que podamos compartir parte de nuestras vivencias” Comenzaba la conversación Lexi, mientras Ava le veía con mucho entusiasmo. “Estas conversaciones son un ingrediente invaluable para nuestra tranquilidad y avance siempre. “Sí, nuestros esposos dedicados en sus comandos y nosotras haciendo nuestra parte”

      “Jamás imaginarán cuan valioso será nuestro aporte” respondía Ava con mirada brillante y ambiciosa.

      Las carcajadas no se hicieron esperar, mientras la orden llegaba de manos del mismo joven mozo que la había tomado y se obligaban a reprimir el despliegue de alegría ante su llegada. Dos platos con panecillos glaseados con mermelada y tiras de queso hermosamente acompañados de una gran taza de café achocolatado y aromatizado con especies de la zona cada uno. Ava abrió sus ojos grandemente mientras Lexi levantaba sus manos en señal de triunfo al recibir tan atractivos platillos.

      “Amiga, disfrutemos este manjar, antes de que ocurra cualquier cosa. Esto es un pedazo de cielo que no debemos hacer esperar” Comentó Ava todavía con sus ojos ampliamente abiertos en señal de gran sorpresa.

      “¡Siii, a por ellos!” respondió Lexi mientras echaba mano de uno de los panecillos, partiéndolo en mitades para engullir con un gesto exagerado la primera mitad. Poniendo sus ojos en blanco mientras el delicioso sabor se apoderaba de todos sus sentidos.

      “Lexi,

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