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la perfección y belleza de sus productos, juntamente con la relativa economía de aquellos. Mientras que Francia, Inglaterra, Italia y Bélgica adelantaban extraordinariamente y se apoderaban de todos los mercados, nosotros sin recursos ni inteligencia teníamos que cederles el paso, llegando á la vanidad miserable de tener á gala vestirnos con telas extranjeras. Después de esto ¿qué hemos de decir? Abandonada la industria, no es extraño que se abandonaran también los plantíos de morales y moreras, al punto que son ya muy escasos los árboles de esta clase que nos quedan, sin los cuales no es posible conseguir el renacimiento de la industria sericícola.

      Todo el siglo XIX ha transcurrido sin que una voz amiga se haya alzado en su favor entre nosotros, mientras que en otras capitales españolas va adquiriendo importancia y está llamada á adquirir más, pues por lo que respecta á la producción de la seda tan solo, como puede alcanzarse á poquísima costa, y como es muy apropósito para que á ella se dediquen las familias pobres, una vez que éstas sientan el estímulo de una ganancia anual de relativa importancia, se multiplicará el cultivo y con él los beneficios consiguientes.

      Como complemento de este trabajíllo séanos lícito transcribir el interesante artículo publicado en el Boletín de Acción Social n.º 38, 15 de Septiembre de 1909 que podrá ser aprovechado el día de mañana por algún curioso cronista sevillano:

Primer Sindicato en Sevilla

      Bajo la presidencia de un delegado de la Junta Diocesana de Acción Social, se reunieron, el día 8 de los corrientes, les criadores del gusano productor de la seda en esta capital, para constituirse en gremio.

      Invocado el Espíritu Santo se dió principio á la sesión por la lectura del proyecto de Reglamento, que fué aprobado por unanimidad y á continuación se procedió al nombramiento de la Junta Directiva quedando constituida en la siguiente forma:

      Presidente honorario: D. Francisco Ysern y Maury.

      Presidente efectivo: D. José García Morón.

      Vicepresidente: D. José Hidalgo Fernández.

      Secretario: D. Ricardo Gómez Martínez.

      Visecretario: D. Antonio Aparicio Sánchez.

      Tesorero: D. Evarísto Diez Hernández.

      Conciliario Eclesiástico: D. Juan Caballos Pérez.

      No es hoy muy grande el número de los agremiados, pero por esto no desmerece su importancia, si consideramos que es una industria que había desaparecido por completo de esta ciudad, habiendo sido fuente abundantísima de riqueza en toda España, y en particular de Sevilla, donde existían en 1520, según datos fidedignos, 16,000 telares, si bien no eran de la importancia de los modernos, que utilizan los poderosos elementos del vapor y la electricidad; eran telares domésticos, de familia, donde no se utilizaba para hilar más que el rudimentario torno; pero con este clásico torno se elaboraban, solamente en Sevilla y su provincia, 100,000 kilogramos de seda al año, y se utilizaban los servicios de 100,000 obreros, sin contar con las mujeres, los ancianos y los niños, que también prestaban sus cortas energías en la cría del gusano productor de la seda. Ni por esto desmerecía la calidad de su seda, la mejor de los mercados conocidos, aun del extranjero, á los que hacía competencia; verdad que hoy mismo puede comprobarse, visitando la fábrica de filatura de los señores Faustino Martínez y Compañía, única que se dedica en esta capital á su hilado, y donde se elaboran capullos de todos los mercados de España y del extranjero, y al simple tacto se distingue la criada en esta región, por sus cualidades de flexibilidad, tenacidad y elasticidad y á la que por su finura y brillantez llaman los inteligentes seda «joyante».

      A muchos se le ocurrirá esta pregunta; – ¿Siendo tan productiva esta industria y tan buena la calidad de su seda, por qué causa ha desaparecido por completo de esta región? Varias han sido las causas que han contribuido á la decadencia de tan floreciente industria; en primer lugar, las enfermedades del gusano productor de la seda, y en particular de la llamada «pebrina», enfermedades que, por pura negligencia, propia de nuestro caracter, no estudiamos ni combatimos; y en segundo lugar, porque á mediados del siglo XVIII ya comenzamos á gustar de lo extranjero, y las sabias leyes de nuestros católicos monarcas, fueron cayendo en desuso, é invadieron nuestros mercados los tejidos de seda ingleses y franceses, y en el siglo pasado y en el actual nos europeizamos, y ya no nos gusta nada que sea español, vestimos á la inglesa, comemos á la francesa y nos arruinamos á la española. Sólo nos quedan preciosos recuerdos y riquísimos ejemplares de lo que fué nuestra industria sedera en pasados siglos, como la maravillosa capa de Carlos I, que se conserva en la Parroquia de Santiago en esta ciudad, las obras maestras de las Catedrales de Sevilla, Toledo y Córdoba y la tapicería riquísima del Real Palacio de los Reyes en Madrid, Aranjuez y el Escorial, y esa variedad, en suma, de preciosas producciones, que es la admiración de propios y extraños, en casullas, capas y ornamentos sagrados, que existen en todas las Catedrales de España.

      ¿Cómo ha nacido ese gremio? Preguntadlo al ingeniero director de la Estación Sericícola de Murcia, D. Emiliano López, gran patriota y celoso propagandista de la industria sedera, y este señor os dirá que en el mes de Septiembre de 1907 visitó á esta ciudad para hacer propaganda de la cría del gusano productor de la seda, y como delegado del Estado, para cumplir su misión, se dirigió, como era natural, á los centros y corporaciones oficiales y á distinguidas personalidades de reconocida competencia agrícola y en sus industrias derivadas ó similares, y este mismo señor os dirá también que por ninguna de estas entidades fué patrocinada su propaganda.

      No por esto desistió de su intento el señor López, pues Colón ofrecia un nuevo mundo y con la misma indiferencia glacial fueron recibidas sus teorías en las altas esferas; y del mismo modo que Colón volvió su mirada á la Iglesia, siempre patrocinadora de toda idea noble y elevada y fué oido é hizo que prosperaran sus afirmaciones, por la intervención y apoyo de un humilde religioso; así este señor recordó que en el mes de Mayo del mismo año, un sacerdote sevillano9 se había dirigido á él, como Director de la estación Sericícola que el estado tiene establecida en Murcia, en atenta carta, haciéndole algunas consultas y pidiéndole instrucciones acerca de la industria sedera y en especial de la cria del gusano productor de la seda, y acudió á él, como náufrago á tabla de salvación, y éste humilde clérigo, y por lo tanto «clerical, retrógado, oscurantista y medio eval,» como lo llaman los «intelectuales,» prestó atención á sus deseos, expresados con tal entusiasmo y con tal profusión de datos prácticos, encaminados á probar sus observaciones, que rendido á la evidencia, con las cortas nociones que de la industria tenia, hizo suyo el pensamiento y, desde luego, le indicó los medios con que se podía contar en la región para hacer práctica su propaganda.

      Al efecto, le invitó á dar un paseo en uno de los vaporcitos de recreo que prestan servicio público entre esta capital y los pueblos ribereños del Guadalquivir y le enseñó la hermosa plantación de moreras que con gran sentido práctico ha hecho en sus márgenes la Junta de Obras de este Puerto, encontrando en ésta la solución de su problema, el alimento predilecto del gusano de seda.

      Al regreso de nuestra excursión por el Guadalquivir nos apeamos en el desembarcadero de San Juan de Aznalfarache, para descansar breves momentos en una huerta que el hermano de este sacerdote cultiva, próxima al mismo apeadero, y allí encontró dicho Sr. López el complemento para el desarrollo de su plan, un gran salón corrido que reune todas las condiciones necesarias para la industria, espacioso, con gran elevación, buenas luces y buena ventilación, y más que todo esto, muchos pueblecitos esparcidos á su alrededor, donde sus habitantes, en su mayoría braceros, pudieran gozar de los beneficios de esta industria, al propio tiempo que contribuían á su desarrollo y propagación.

      Una sola dificultad se le ocurrió al sacerdote á que nos referimos en estas líneas; ¿quién había de educar y formar á los nuevos criadores, que no tenían noticia alguna de esta industria? Duda que fué resuelta en el acto por dicho Sr. López prometiendo enviar un obrero de la Estación Sericícola de Murcia y fundar una Escuela Práctica en San Juan de Aznalfarache, en el salón antes mencionado, á lo que accedió gustoso su dueño, quedando así acordadas las bases generales para desarrollar su plan en la primavera próxima.

      Llegada esta época, 15 de Marzo, se

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Permítanos el señor don Juan Caballos Pérez que interponiendo el interés histórico á los respetos de su reconocida modestia consignemos su nombre y perdónenos una libertad que se funda solamente en las que creemos exigencias de la justicia dando á cada cual lo suyo.