Hitler, como muchos hombres grandes y talentosos, no era una persona monógama. Él estaba rodeado de muchas mujeres. Se permitió salir a la luz, ir al teatro. Para Eva, esto no era un secreto. Sin embargo, ella fue moderada y paciente, pero los elementos de la moral cristiana no le permitieron comportarse de manera diferente. Y el Fuhrer tuvo una influencia paralizante en las chicas jóvenes…