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Racing. Jorge Vazquez
Читать онлайн.Название Racing
Год выпуска 0
isbn 9789507547126
Автор произведения Jorge Vazquez
Издательство Bookwire
1 Cinco días antes de esa fecha, Argentina decretaba una cuarentena por la pandemia del Covid-19, que se extendería más de lo previsto, y que llevaría aparejada “una nueva normalidad” (y el retraso de la publicación de este libro...). La presencialidad se exponía como amenaza. Los espacios sociales como escuelas, consultorios de analistas y estadios de fútbol, entre otros, quedarían vacíos. Los campeonatos volverían muchos meses más tarde, al igual que en Europa, sin público. La realidad ingresaría a nuestras vidas a través de alguna pantalla y la tecnología sería protagonista una vez más.
PRIMERA PARTE
AMATEURISMO Y DESPUÉS…
Capítulo 1 - (…-1910)
La previa, inicios y ascenso a Primera
Para destacar la importancia de la formación y origen del Racing Club de Avellaneda, se hace necesario conformar una breve reseña histórica que contextualice, social, local e internacionalmente, para obtener una precisa dimensión del acontecimiento.
Hacia fines del siglo XIX, como consecuencia de la Revolución industrial, se producen fuertes migraciones de países europeos hacia diferentes destinos, entre los que se destacaban Canadá, Estados Unidos, Australia, Brasil y Argentina.
Por aquella época Domingo Faustino Sarmiento y Juan Bautista Alberdi fueron los propulsores y lideraron el pensamiento de la apertura para el ingreso de forma masiva de los inmigrantes europeos, por considerar que era el modo de modernizar la industria, ya que pensaban que el indio y el gaucho no eran mano de obra calificada. El primer censo realizado durante la presidencia de Sarmiento en 1869 arrojó una población de 1.836.490 habitantes, logrando un aumento hacia el final de su mandato, 5 años más tarde, de 280.000 como consecuencia del ingreso de inmigrantes. Durante las presidencias de Bartolomé Mitre (1862-1868), Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874) y Nicolás Avellaneda (1874-1880) se ha permitido la llegada de grandes empresas extranjeras, con aportes de capital y mano de obra propia, principalmente inglesa y francesa, para el desarrollo de líneas ferroviarias.
Entre los últimos años del siglo y las primeras décadas del siguiente, se produjo una acelerada y fuerte expansión de la red ferroviaria, a lo largo y ancho del país. Entre 1895 y 1914 se habían construido más de 30.000 kilómetros de vías. Si no me equivoco, esto es considerablemente mucho más que 10 kilómetros de subte por año. Comentario al margen, esta expansión de red ferroviaria se ha extendido a lo largo y ancho del país, multiplicándose la generación de pueblos en torno a las estaciones de tren. Todo esto elaborado por operarios ingleses en su gran mayoría.
La corriente inmigratoria proveniente de Europa, entre los años 1869 y 1914, aportó una cantidad de habitantes nuevos de 5.000.000. Lo que eleva, en el segundo censo nacional, realizado en 1914, la población al número de 7.885.237 habitantes. Pero nos pasamos de largo. Una cita y volvemos a la llegada de los ferrocarriles y estos trabajadores ingleses.
El sociólogo Eric Dunning, experto en el estudio del deporte, señala que la separación entre deportes elitistas y deportes populares fue un proceso general que se repitió en la mayor parte de los países del mundo, de la mano de la reducción de la jornada de trabajo y la consecuente aparición del tiempo libre para amplios sectores de la población.
Con el aluvión de extranjeros que arribaron a nuestro país y particularmente los trabajadores ferroviarios de origen británico, se produjo lo que podríamos llamar una epidemia nacional y popular: el fútbol. Nos hemos contagiado el amor a este deporte de sus inventores, los ingleses, quienes solían jugarlo cerca de sus lugares de trabajo, puertos, estaciones de tren, etc. Por tal motivo, no solo los clubes más antiguos tienen nombres en el idioma inglés, sino que mucha terminología de origen anglosajón se ha argentinizado. Por ejemplo, la palabra “offside” mutó en “orsai”, “penalty” en “penal”, “referee” en “referí”, “out ball” en “aubol” y la más representativa de todas “foot ball” en “fulbo”. Con el tiempo nos fuimos apropiando del lenguaje y también independizando de los ingleses, y en esto último Racing Club también fue primero, pero lo ampliaremos en detalle más adelante.
Así es como en la primera década del siglo XX se produjo una creación masiva de clubes. Se han fundado más de 300 clubes en los primeros diez años del siglo. La gran mayoría siguen vigentes en la actualidad. Pero los más antiguos con vigencia aún y que fueron creados en el siglo XIX son Gimnasia y Esgrima de La Plata (1887), Rosario Central (1889), Banfield (1896) y Estudiantes de Buenos Aires (1898), entre otros.
Una mención especial para un club que tuvo poco recorrido, pero grandes logros en ese corto tiempo, que es el Alumni Athletic Club. Fundado en 1898 y disuelto en 1911, el Alumni fue el club más destacado del amateurismo. Su fundador es reconocido como el padre del fútbol argentino, el escocés Alejandro Watson Hutton. En ese corto lapso de trece años, el club participó de trece campeonatos argentinos y ganó diez. A punto de igualar este récord estuvo Racing con nueve títulos en doce años.
Por aquella época, nacía en 1856 el austríaco Sigmund Freud, quien años más tarde sería el inventor y fundador del psicoanálisis, habiendo descubierto el inconsciente y describiéndolo como la tercera herida narcisista de la humanidad. La primera ofensa a la humanidad, dice, fue el derrumbe de la teoría geocéntrica. A partir de Copérnico es que se determina que la Tierra no es el centro del Universo, sino un planeta más que gira alrededor del sol (ofensa cosmológica). La segunda es la teoría de la evolución darwiniana, según la cual el hombre no es una creación divina, sino que forma parte del reino animal y desciende de otras especies animales (ofensa biológica). La tercera es que no controlamos nada con la razón, sino más bien que somos controlados por nuestro inconsciente (la ofensa más sensible de naturaleza psicológica).
Mientras tanto, hacia fines de siglo, gobernaba en Argentina el presidente Julio Argentino Roca por segunda vez, ya que lo había hecho en su primer período desde 1880 a 1886, pero en esta oportunidad recibe al siglo, presidiendo al país entre los años 1898 y 1904. El pueblo de Avellaneda fue declarado ciudad en el año 1895, aunque en aquella época no era como la conocemos en el presente. El territorio lindante al riachuelo era Barracas al Sur. En 1904 se promulga la ley que declara como Partido y ciudad cabecera a Avellaneda en honor al entonces presidente Nicolás Avellaneda. Por lo tanto, podríamos adelantarnos a decir que el club de nuestros amores, también fue primero en esto (primero que el Partido de Avellaneda), ya que fue creado con anterioridad. Pero no nos adelantemos.
¿Cuál historia?
La idea de construir un pasado es para aprehender un presente. Cualquier objeto de estudio se encuentra atravesado por un contexto histórico y social. De modo que la temporalidad (pasado, presente y futuro) es parte del objeto y no puede quedar excluida si se pretende asirlo. Para el estudio de un fenómeno, no nos interesa la cronología, que existe, sino más bien dicha temporalidad lógica. Cualquiera sea el objeto, aunque en nuestro caso se trate de Racing, Psicoanálisis y Política. Nuestro objeto de estudio no es el pasado. Eso corresponde a la publicación del hallazgo de documentación registrada, es decir, la historia. La modalidad del verbo “historizar”, verbo en tiempo presente, refiere a una posición activa en la investigación. El estudio de un objeto que es dinámico tiene movimiento, cambia. Y también cambia el investigador. Hay un dicho que señala que una persona no se mete dos veces al mismo río. Porque el río cambia y la persona ya no es la misma. La diferencia con el sustantivo “historia” es que refiere una posición pasiva, fija, constante del estudio. Solamente indica el relato de los hechos registrados en documentación hallada.
Desde este lugar, señalaremos básicamente dos corrientes de pensamiento históricas. El positivismo y el racionalismo. Mientras el primero hace foco sobre una verdad objetiva sin considerar al observador del objeto, o sea al sujeto, el segundo admite una multiplicidad de verdades subjetivas,