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      “9. El sufrimiento y el sacrificio son los regalos con los que el ego “bendice” toda unión. 2 Y aquellos que se unen ante su altar aceptan el sufrimiento y el sacrificio como precio de su unión. 3 En sus iracundas alianzas, nacidas del miedo a la soledad, aunque dedicadas a la perpetuación de la misma, cada cual busca aliviar su culpabilidad haciendo que el otro se sienta más culpable. 4 Pues cada uno cree que eso mitiga su propia culpa. 5 El otro siempre parece estar atacándole e hiriéndole, tal vez con minucias, tal vez “inconscientemente”, mas sin nunca dejar de exigir sacrificio. 6 La furia de los que se han unido en el altar del ego es mucho mayor de lo que te imaginas. 7 Pues no te das cuenta de lo que el ego realmente quiere”. Un curso de milagros (T-15.VII.9:1-7).

      El nuevo Ser, siendo un cuerpo frágil y débil, dependerá de otro ser para captar su alimento, abrigo, limpieza y seguridad por un tiempo de su vida. Entraremos en un estado viciado, dejando de ser seres independientes, para convertirnos en seres codependientes. Por lo que desde el nacimiento, nos comportamos de forma tiránica, exigiendo a nuestros padres, que cubran nuestras necesidades de supervivencia para el cuerpo, sin importarnos, cuales son sus oficios, roles en su vida, situación emocional, financiera, mental o espiritual, solo deben cubrir nuestros caprichos que nacen desde nuestro ego, y que si no son suplidos cuando lo demandamos, gritamos con más fuerzas, siendo déspotas, dependientes, codependientes, esclavos y esclavistas, de todo aquel a quien podemos tener bajo nuestro control y manipulación, los padres biológicos tienen la misión de guiarnos, cuidarnos, educarnos y amarnos, y es a través de esta enseñanza que ellos sanan su odio mental, para que prosigamos todos el viaje que nos lleva camino al amor y la eternidad.

      “10. Cada vez que te enfadas puedes estar seguro de que has entablado una relación especial que el ego ha “bendecido”, pues la ira es su bendición. 2 La ira se manifiesta de muchas formas, pero no puede seguir engañando por mucho tiempo a los que se han dado cuenta de que el amor no produce culpabilidad en absoluto, y de que lo que produce culpabilidad no puede ser amor, sino ira. 3 La ira no es más que un intento de hacer que otro se sienta culpable, y este intento constituye la única base que el ego acepta para las relaciones especiales. 4 La culpa es la única necesidad del ego, y mientras te sigas identificando con él, la culpa te seguirá atrayendo. 5 Mas recuerda esto: estar con un cuerpo no es estar en comunicación. 6 Y si crees que lo es, te sentirás culpable con respecto a la comunicación y tendrás miedo de oír al Espíritu Santo, al reconocer en Su Voz tu propia necesidad de comunicarte”. Un curso de Milagros (T-15.VII.10:1-6).

      La tiranía y maltrato que damos a nuestros padres es parte de una información de capricho y odio ancestral. Esta información se ha ido heredando generación tras generación y busca ser sanada. Odiamos a nuestros padres en lo mas profundo de nuestra mente inconsciente. No lo recordamos, pero así es, cuando no satisfacen nuestros caprichos aparece este odio, cuando nuestros padres no corrijen este acto de capricho y expresión de ego, pasamos a dominarlos manteniéndoles en nuestro poder, controlando a voluntad y manipulando cada situación a nuestra conveniencia. Pero cuando ocurre un evento inesperado nos enfurecemos y ahora somos victimas y culpamos a aquellos que están corrigiendo de buena voluntad, nuestra soberbia, orgullo y vanidad.

      El control de nuestros caprichos nos lleva a la codependencia continua pues nuestro confort no está completo sin exigir a otros, pues nuestra conducta tiránica, si no es corregida desde un principio, se incrementara cada día más, convirtiéndonos en reales demonios esclavistas, sin tolerancia hacia nuestros padres, engrandeciendo nuestro orgullo, soberbia, ira y vanidad, con una inteligencia emocional sin gestión, perniciosa para nuestra vida y desarrollo personal en etapas de juventud y adultez.

      Esta actitud egoica proviene de una relación ancestral no sanada, el amor a Dios, la divinidad o la fuente de nuestro origen cósmico. El hijo de Dios, se revelo en contra de su creador y pensó en su inocencia iracunda, que el era grandioso y superior a su padre, un acto de naturaleza vanidosa y arrogante. El imagino que había creado al mundo y se dijo a si mismo, es mejor reinar en el infierno sin mi padre, que en el cielo con Dios. Y es a este ser el que el nombre del mito bíblico se le llama satán. Dios entrega todo en forma de energía y en su inocencia el hijo materializa, pues su pensamiento creativo interactúa con la energía, materia y luz del universo, dando forma a cada identidad que vemos con los ojos del cuerpo.

      “6. De una forma u otra, toda relación que el ego entabla está basada en la idea de que sacrificándose a sí mismo él se engrandece. 2 El “sacrificio”, que él considera una purificación, es de hecho la raíz de su amargo resentimiento. 3 Pues preferiría atacar de inmediato y no demorar más lo que realmente desea hacer. 4 No obstante, dado que el ego se relaciona con la realidad tal como él la ve, se da cuenta de que nadie podría interpretar un ataque directo como un acto de amor. 5 Mas hacer sentir culpable a otro es un ataque directo aunque no parezca serlo. 6 Pues los que se sienten culpables esperan ser atacados y, habiendo pedido eso, se sienten atraídos por el ataque”. Un curso de Milagros (T-15.VII.6:1-6).

      Lo que olvidamos, es que proyectamos luz, fabricando la ilusión que llamamos universo visible material. Odiando en el mito bíblico a Eva, quien representaba la integridad del espíritu de Dios con lo material del mundo humano, que el hijo fabrico y no reconoce su cocreación con el padre. Pues el padre entrega todo a su hijo, que somos todos los seres que habitamos este universo, usando todo a nuestra disposición para fabricar la ilusión que vemos día a día.

      “5. Mientras percibas el cuerpo como tu realidad, te percibirás a ti mismo como un ser solitario y desposeído. 2 Y te percibirás también como una víctima del sacrificio y creerás que está justificado sacrificar a otros. 3 Pues ¿quién podría rechazar al Cielo y a su Creador sin experimentar una sensación de sacrificio y de pérdida? 4 ¿Y quién podría ser objeto de sacrificios y pérdidas sin tratar de rehacerse a sí mismo? 5 No obstante, ¿cómo ibas a poder hacer esto por tu cuenta, cuando la base de tus intentos es que crees en la realidad de la privación? 6 Sentirse privado de algo engendra ataque, al ser la creencia de que el ataque está justificado. 7 Y mientras prefieras conservar la privación, el ataque se vuelve salvación y el sacrificio amor”. Un curso de Milagros (T-15.XI.5:1-7).

      Mientras vivamos odiándonos, nuestros actos serán demoniacos y satánicos, pues satán quiere decir en contra de Dios. Por lo que no se ama así mismo, pues odia estar hecho de la energía de Dios. Al momento de amarnos, aceptaremos de nuevo a Dios, al verdadero Dios de amor, amándolo, perdonándonos por nuestra actitud pueril al darle realidad a una ilusión, en la que vivimos ocultándonos en las sombras del pasado, para no ver la realidad que esta ante nuestros ojos.

      “1. Ésta es la clave de la salvación: lo que veo es el reflejo de un proceso mental que comienza con una idea de lo que quiero. 2 A partir de ahí, la mente forja una imagen de eso que desea, lo juzga valioso y, por lo tanto, procura encontrarlo. 3 Estas imágenes se proyectan luego al exterior, donde se contemplan, se consideran reales y se defienden como algo propio de uno. 4 De deseos dementes emerge un mundo demente, 5 y de juicios, un mundo condenado. 6 De pensamientos de perdón, en cambio, surge un mundo apacible y misericordioso para con el santo Hijo de Dios, cuyo propósito es ofrecerle un dulce hogar en el que descansar por un tiempo antes de proseguir su jornada, y donde él puede ayudar a sus hermanos a seguir adelante con él y a encontrar el camino que conduce al Cielo y a Dios”. Un curso de Milagros (L-pII.325:1-6).

      Nuestra naturaleza emprendedora, siempre nos lleva a avanzar, a corregir nuestra conducta tiránica y de maltrato a los padres, para que los padres se liberen del sentimiento de culpa inconsciente que esconden en su mente por no haber deseado del todo a sus hijos. Es importante tomar conciencia de estas situaciones, sanar y tomar las responsabilidades correspondientes para corregir la situación de los hijos como padres, y como hijos comprender nuestro comportamiento y actitudes desde el ego destructivas que nos están generando pensamientos de odio y resentimiento, que proyectamos a nuestro entorno, para evitar aceptar que somos responsables de lo que nos ocurre externamente, manteniéndonos atascados, dando vueltas en el mismo lugar, sin avanzar y sintiéndonos frustrados y con ira ante la vida que estamos proyectando y viviendo.

      Cuando

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