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Ibíd., estr. 393, pág. 134.

      7 Mt 6,10.

      8 El horario espiritual tal como se practica en el seno de la Familia de Schoenstatt es un medio para el cultivo de la unión con Dios. Uno establece para sí determinadas prácticas religiosas que deben atravesar todo el día. En la medida en que también se controla su cumplimiento, uno se protege a sí mismo de «los olvidos, las veleidades y los cambios de humor» en la vida religiosa. Véase A. M. Nailis, La santificación de la vida diaria, Herder: Barcelona 1955 (y ediciones posteriores), pág. 88.

      9 Referencia a la visita al Santísimo Sacramento, una oración frente al sagrario.

      10 Los presentes repitieron el lema en común, a lo que el P. Kentenich reaccionó con la siguiente acotación jocosa.

      11 A continuación, el P. Kentenich pregunta si los oyentes tienen todavía interrogantes. Uno de ellos le pregunta cómo se puede definir un instituto secular. El P. Kentenich responde: En sí es fácil exponérselo ahora a ustedes. Lo que les he expuesto, de cómo pueden aspirar a la santidad, ese es el gran ideal en nuestras hermanas como instituto secular. Nuestras hermanas viven como laicas. Primero, como comunidad no hacen oficialmente voto alguno, del mismo modo como tampoco ustedes hacen oficialmente ningún voto. En segundo lugar, ellas pueden estar solas fuera de las casas de la comunidad y no es preciso que lleven su vestido de hermana.

      Sinopsis

      El regalo del amor misericordioso de Dios

      Renovamos hoy nuestra alianza en el sentido de nuestro lema: Patris atque Matris sum nunc et in perpetuum, vivat sanctuarium.

      La renovamos en el sentido de la mutua disponibilidad y nos ponemos a disposición del Padre Dios.

      Esto se expresa también en el lema: Porque el Padre así lo desea.

      Cristo vivió este lema de forma ejemplar para nosotros.

      por su encarnación a la edad de doce años, en el templo en Nazaret al comienzo de su vida pública a través de su muerte en la cruz.

      Decimos también: «Matris sum nunc et in perpetuum», pues Dios ha querido que sellemos una alianza con la Santísima Virgen.

      Nos ponemos a disposición de Dios y de la Santísima Virgen y ellos se ponen a nuestra disposición.

      Ellos nos ofrecen en el santuario su amor misericordioso.

      Por sobre todas las cualidades de Dios se encuentra su amor misericordioso.

      Esta es también la imagen que tienen el apóstol Pablo y la Santísima Virgen de la historia.

       Pablo declara: Dios gobierna a una humanidad pecadora para poder apiadarse tanto más de ella.

       En el Magníficat de la Santísima Virgen dice: «Su misericordia llega de generación en generación a los que le temen»

      En el Antiguo Testamento leemos cómo Dios se apiada del pueblo de Israel.

      El Padre Dios pone a nuestra disposición en la alianza de amor su amor misericordioso.

      Su condición: tenemos que reconocer y confesar nuestras debilidades y miserias.

      Nuestra miseria reconocida es el mayor título que nos da derecho al amor misericordioso de Dios.

      También la Obra de Schoenstatt vive a partir de ese secreto.

      Por eso hemos sostenido siempre: no ha sido nuestra virtud, sino nuestra miseria la que movió a la Santísima Virgen a sellar con nosotros la alianza de amor.

      Nuestra alianza de amor es un desposorio entre la misericordia de Dios y nuestra miseria.

      Alianza de amor en el sentido de la disponibilidad mutua significa, por tanto: El Padre y la Madre ponen a nuestra disposición su amor misericordioso.

      Esto exige de nosotros entrega humilde, plenamente confiada.

      Tal como lo hemos hecho mes a mes en el año transcurrido, hoy podemos renovar una vez más nuestra alianza de amor. Queremos hacerlo hoy, y mes a mes, durante el año próximo en el sentido de nuestro lema, en el sentido de nuestro lema actual: Patris atque Matris sum nunc et in perpetuum, vivat sanctuarium

      ¿Recuerdan todavía cómo interpretamos el mes pasado este lema, esta fórmula de saludo? Dijimos: renovamos cada vez nuestra alianza de amor en el sentido de la perfecta disponibilidad mutua. ¿Qué significará eso de perfecta disponibilidad mutua? Ya lo saben: Patris sum nunc et in perpetuum. Nos ponemos a disposición, perfectamente a disposición, sin voluntad propia a disposición del Padre, en todas las situaciones, en toda circunstancia, independientemente de lo que el Padre disponga sobre nosotros. Sabemos teóricamente lo que esto quiere decir. Pero ¿lo habremos elaborado perfectamente en nuestro interior, también en la práctica? A fin de que llegue al corazón quiero explicar brevemente qué es lo que quiere decir.

      ¿Por qué no debes hacerlo? Porque el padre no quiere. El padre quiere que yo permanezca aquí, porque aquí, en la zona, hay lobos, y si no permanezco aquí el rebaño no está seguro de los lobos. El arzobispo grabó profundamente en su interior la pequeña frase: «Porque el padre lo desea, permanezco aquí». Y desde ese momento, hizo de esa frase el lema de su vida. «Porque el Padre así lo desea».

      Treinta años estuvo en casa, pegado, como quien dice, al delantal de su madre. ¿Y por qué? Porque el Padre así lo quería. Después, ese tiempo terminó. Se había sentido a gusto en Nazaret, pero ahora, de pronto, se dijo: ¡Adiós, Nazaret! ¿Por qué? Porque el Padre así lo quería. ¡Qué agradable había sido convivir con la madre en casa —por supuesto, el padre (terreno) ya había muerto—! Pero no: debía salir a la vida pública. Ahora comenzaba lentamente la lucha de la vida, el morir. Patris sum nunc et in perpetuum. ¿No es siempre lo mismo?

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