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y “pastillitas mágicas”.

      La propuesta de estas páginas es servir como “ manual de instruccionespara el usuario. Así como este libro permite conocer la fisiología de nuestros solicitados órganos de eliminación, el libro “Nutrición Vitalizante” aporta pautas para alimentar fisiológicamente a nuestra estructura orgánica, de la forma más limpia posible.

      Sin comprender las pautas que regulan el funcionamiento de nuestra compleja biología, es imposible favorecer su tarea y en cambio resulta muy fácil obrar en su contra.

      Mientras esperamos la caída del actual paradigma de salud, es necesario proponer una visión refrescante del tema, que se valida en el terreno de la práctica cotidiana. ¿Cómo? Resolviendo aquellos padecimientos crónicos que nuestra tecnología contemporánea solo se limita a “controlar” .

      Acorralados por la cronicidad que evoluciona hacia la inevitable degeneración, quienes han decidido experimentar este camino, son los mejores testimonios sobre su efectividad. “¿Cómo nadie antes nos explicó todo esto?” suele ser la reflexión más escuchada.

      Por cierto muchos cuestionarán lo que decimos, pero hay algo que resulta incuestionable: ¡¡¡ funciona!!! Esto ya lo vivimos con el propóleo; se lo denostó, se argumentó que no reunía suficientes evidencias, se lo boicoteó… pero quién lo probó, experimentó que no mata a nadie, es barato y funciona.

      Como titulara Andrés Percivale en su libro: “Quién es feliz, tiene razón”. Como negar algo que no hace daño y nos permite resolver padecimientos crónicos. De eso se trata: estar bien y convertir a la vida en un goce y no en un padecimiento que se arrastra. Es poco sensato no intentarlo, máxime cuando tenemos todo por ganar y nada por perder!!!

      Generalmente es más fácil que la gente implemente cambio de hábitos en lo depurativo que en lo nutricional. Hemos convertido la comida en un problema. Por un lado la usamos como “descarga” de nuestro desorden emocional. Por otro lado, es algo que nos hace “perder tiempo”.

      En el primer caso, inconscientemente desarrollamos hábitos por alimentos que generan sensaciones estimulantes y tranquilizantes. Así generamos adicción a lácteos, trigo, azúcar, grasas… Como veremos luego, la dependencia adictiva (con potentes razones biológicas) es el principal obstáculo para modificar patrones equivocados. Siempre habrá excusas, generalmente inconscientes, para rechazar cambios…

      Los nuevos roles laborales son ampliamente demandantes y atrapantes, con lo cual se margina el tiempo necesario para la preparación de nuestros alimentos. A tal punto que el tema alimentario se convierte en una molestia: “no tengo tiempo”.

      Como en los filmes del oeste, presto llega el “sexto de caballería” en nuestro auxilio. Allí está la “abnegada” industria alimentaria, ofreciéndonos la solución perfecta: comida rica, barata, práctica y a domicilio. Así generamos un condicionamiento difícil de remover, reforzado por la utilización de los alimentos “adictivos” del párrafo anterior.

      ¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LIMPIAR Y NO ENSUCIAR?

      Supongamos que usted compra un buen automóvil; una joyita de alta tecnología, un Mercedes Benz... Pero por ignorancia o “pijoterismo”, en lugar de buena nafta lo alimenta con combustible inadecuado o de baja calidad. Al tiempo apreciará las fallas y los tironeos en la marcha, consecuencia de un motor carbonizado y fuera de punto.

      ¿Qué hace entonces? No podrá argumentar que el vehículo vino “fallado de fábrica”. Seguramente hará limpiar el motor y cambiará el tipo de combustible. Y por cierto que hará ambas cosas al mismo tiempo. No se le ocurriría hacer solo una de las dos. ¿Lógico, no? ¿O es de los que busca algún aditivo que disimule la falla?

      Con el cuerpo pasa exactamente igual. De poco sirve una sola acción. Hay que depurar para eliminar la vieja escoria que impide el normal funcionamiento. Y también hay que cambiar la calidad del “combustible” para que no vuelva a “carbonizar” la estructura.

      Ojala la simplicidad de este ejemplo sirva para estimular la lectura de los siguientes capítulos y una actitud consciente y madura. A menudo somos más conscientes con los “fierros” que con nuestro organismo . Al auto lo cuidamos porque nos costó, aunque podamos cambiarlo. En cambio el cuerpo vino “gratis”… pero olvidamos que es el único que tenemos y que no tiene recambio .

       [2] New Scientist/La Nación, 19/8/07 - The New York Times/Clarín, 24/7/10

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      Capítulo 2

      ¿Enfermos o ensuciados?

Ensuciamiento corporal
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      Allá por los años 70, un doctor en medicina, investigador en química y biología, inmunólogo y catedrático de la Universidad de Montpellier (Francia), comenzó a investigar la relación entre las enfermedades y la alimentación.

      Nos referimos al Dr. Jean Seignalet, quién durante 30 años trató miles de pacientes a través de pautas nutricionales, volcando sus observaciones en más de 200 publicaciones en las principales revistas médicas en lengua inglesa y francesa, y en varios libros que detallan las evidencias recogidas [1] .

      ENSUCIAMIENTO CORPORAL

      Antes de fallecer, en 2003, el Dr. Seignalet concluyó que la acumulación de residuos alimenticios, bacterianos y metabólicos, conforma un estadio que denominó “ ensuciamiento”, el cual basta para explicar en gran medida la generación y cura de las principales enfermedades modernas. Seignalet fue un pionero en esta visión, reuniendo el poco conocimiento disponible por entonces, dándole un sentido que fue validado con sus experiencias de remisiones y abriendo un nuevo camino de exploración. Como todo pionero, fue ignorado y criticado por

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