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Comedias de humor. José Ignacio Serralunga
Читать онлайн.Название Comedias de humor
Год выпуска 0
isbn 9789508441416
Автор произведения José Ignacio Serralunga
Жанр Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Серия Teatro
Издательство Bookwire
¡QUE VIVA EL TEATRO!
Luis Alberto Sáez
Presentación del autor
Una platea bulliciosa, luces que se apagan, expectativa, toses. La obra va a comenzar. Y comienza. Destino lógico para un texto teatral: espectadores de carne y hueso que disfrutarán, si la cosa sale como uno espera. Para eso uno escribe teatro. Pero también me gusta imaginar a un lector, solo, en una habitación cálida en una noche de frío, a un viajero en un tren, a un veraneante en la arena o en la montaña, atrapados por estas historias que se dejan leer. Me gusta imaginar que en espacios tan diferentes hay un lector solitario que se encuentra con estos personajes, y eso, en definitiva, y sin que lo sepa, es encontrarse conmigo. El placer del solitario autor que se une al placer del solitario y desconocido lector.
No voy a engañar a nadie, ni a adoptar poses dignas de elogio. La verdad es que estas historias –siempre, ineludiblemente cuento historias, para mí eso es el teatro- estaban por ahí, desordenadas, inconexas, esperando un hilván que les diera forma, unidad, sentido. No las invento, no son el fruto de un intelecto fabricador de historias, no señor. Son el resultado de procesos misteriosos, que van asociando sensaciones, emociones, imágenes que tenían, seguramente, poco en común. La imagen de mi hermanita llorando por haber perdido un juguete, un recorte de diario, el estribillo de una canción, pueden haber sido los causantes de una historia de amor, o de una farsa dieciochesca. Esas pequeñísimas, insignificantes imágenes, se meten dentro de mí y golpean, como una bola de billar, a otras muchas más, que se desalinean y reacomodan con un orden inexistente hasta ese momento. ¿Y cuál es el mérito, entonces? Ése, dejarse impactar, permitir que el desorden genere un nuevo orden, ser lo suficiente mente humilde para aceptar que esos componentes serán los protagonistas, y no uno. Mantenerse oculto, riendo por lo bajo, en silencio, porque suficiente ruido hacen los personajes y sus cuitas, como para entrometerse uno, pretendido autor. Porque esos personajes ya estaban en algún lugar, esperando ser aprehendidos, aprovechados, concretados. No miento si digo que al empezar una obra no tengo idea de qué voy a escribir, y que cuando voy por la mitad de la obra no sé cómo va a seguir, y que cuando se acerca el final ruego que aparezca, de la misma manera que el resto de la historia, esa resolución que dé brillo a la última línea, tan importante como la primera.
Esta selección abarca aproximadamente la mitad de mi producción dramatúrgica, que viene siendo prolífica, variada y, no me cuesta decirlo, muy bien recibida por los públicos de diferentes latitudes. Espero, ansío, que su lectura produzca lo mismo que me produjo a mí su escritura: sorpresas, emociones, risas, reflexiones. Confío en que eso sucederá, porque es mi método de evaluación: si yo me sorprendí con los giros, si yo me emocioné con algunos gestos, si yo me reí con los disparates ¿Por qué no sucederá lo mismo con quienes compartan mi sensibilidad, mi estilo y mi humor? Ojalá, estimado lector, seas uno de los que comparten conmigo esas condiciones.
José Ignacio Serralunga
El Guapo y la Gorda1
Comedia en verso
Me permito sugerir como idea de puesta en escena una estética general de teatro popular, al estilo del circo criollo o de la comedia del arte. La incorporación de elementos musicales como la milonga campera, el tango, la milonga ciudadana, incluso otros extraños al contexto, puede dar brillo a las diversas situaciones.
Personajes:
Guapo, un Guapo del 900
Marco Antonio, delegado del Diablo
Gabriel, un ángel
Gorda, gorda, esposa del Guapo
VOZ EN OFF: Esta historia comenzó
una noche de tormenta
oscura como una afrenta
y más fría que un cuchillo;
la luna era un gran pocillo
lleno de helado de menta.
Era la escarcha tan gruesa
y tan gélida la luna
que no se veía ni una
persona por esos lares.
Imagínense los bares, más desiertos que la puna.
(Comienza a verse la silueta del Guapo, apoyado en un farol, a contraluz, luego iluminándose gradualmente.)
En la puerta del boliche
de un tal Próspero Lavalle,
en la esquina de una calle
con otra, que la cortaba,
un guapo solo fumaba
su atadito de Imparciales.
Como fondo, en la ventana
recortaba su silueta,
con un brillo de tafeta
y un contraluz como el raso,
sorbiendo lento aquel faso
que apretaba con la jeta.
El humo penetra denso
hasta su pecho caliente,
pero de cerca se siente
cuando apoya en el farol
sus zapatos de charol,
cómo le tiemblan los dientes.
GUAPO: A mí me tiemblan los dientes
y me vibra el cuerpo entero,
pero no es el frío fiero
sino el calor que me invade,
porque unos ojos de jade
me calientan, cual brasero.
Para explicarlo mejor,
esos ojos, dos luceros
que iluminan mi sendero,
son de un verde tan profundo
en cuya hondura me hundo
cual caracú en el puchero.
Esas manos delicadas
son una fuente de lirios
-la fuente de mis delirios-
allí abrevo como alondra
que busca en el monte sombra
sin sospechar el peligro.
¡Esa melenita de oro
que enmarca, tan delicada,
su carita redondeada!
Es tan rubia como el trigo,
y no parece, les digo,
que usara agua oxigenada.
¡Clamo al cielo y al infierno!
Quiero a esa rubia en mis brazos,
enlazada con un lazo
si hace falta, qué joder.
¡A ver quién tiene el poder!
(Apareciendo