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BUITRAGO: ¿Había cartel de “Cuidado con el perro”?

      INSPECTOR: Sí.

      DR. BUITRAGO: Dale, Cacho, seguí.

      DETENIDO: (En víctima) No tenía más opción… era él o yo… tuve que sacar mi cerbatana con un dardo envenenado…

      DR. BUITRAGO: En ejercicio de su legítima defensa, Inspector.

      DETENIDO: (Apunta hacia el interior de la casa y dispara un dardo. Inmediatamente el perro gime, y se escucha el ruido del cuerpo que se desmorona). Una vez que el perro se durmió de manera… permanente (ingresa a la casa. Un ladrido espantoso, de un perro mucho más grande que el anterior. El Detenido grita. Se siguen escuchando los gruñidos)

      DR. BUITRAGO: ¿Usted me asegura de que había cartel de “Cuidado con el perro”?

      INSPECTOR: Sí, sí. Es una de las pruebas que recogieron los pesquisas.

      DETENIDO: Claro. Decía “cuidado con el perro”, no “cuidado con los perros”.

      DR. BUITRAGO: Ah, ah, ah. Qué problema, inspector. Eso es publicidad engañosa. Mi defendido confía en la información que se le suministra y actúa en consecuencia. Es un contrato de adhesión. De manual.

      DETENIDO: Claro, yo traje un solo dardo, no dos. Si hubieran escrito cuidado con los perros venía preparado.

      DR. BUITRAGO: Siempre lo mismo. Se creen que porque son dueños de casa son dueños del mundo. ¿Usted se da cuenta, inspector, del riesgo a que fue expuesto mi cliente? Es un caso de mordedura fácil, mi amigo. Ese perro, me decía ¿Es de raza de pelea? Cacho, haceme la descripción ocular del bicho.

      DETENIDO: Es así de alto, tiene la boca llena de dientes. Y tiene un collar con tachas y púas.

      DR. BUITRAGO: Rockero, el perro. Ahora, inspector, imagínese que mi cliente… (Al Detenido) Cacho ¿Te gustan los perritos?

      DETENIDO: Sí.

      DR. BUITRAGO: Ahí tiene, inspector. Imagínese que, intentando acariciarlo para calmarlo, se lastima con las púas. Un horror.

      INSPECTOR: Y bueno, che. ¿Para qué se mete en casa ajena, usted también?

      DETENIDO: (Saliendo de la casa) Para robar. (Dr. Buitrago tose, tratando de tapar las palabras del Detenido, ya que lo incriminan)

      INSPECTOR: ¿No vio que el otro cartel dice

      “Cuidado, peligro de electrocución 220 voltios”?

      DETENIDO: Sí. Pero no está conectada la electricidad.

      INSPECTOR: ¿Y cómo sabe que no está conectada?

      DETENIDO: Porque el cable de alimentación está cortado.

      INSPECTOR: ¿Eh? ¿Quién lo cortó?

      DETENIDO: Yo. No me voy a andar electrocutando al cohete.

      DR. BUITRAGO: Gracias a Dios. O sea que la cerca estaba electrificada de verdad.

      INSPECTOR: Según acaba de confesar su cliente.

      DR. BUITRAGO: El dueño de casa es un asesino, che.

      DETENIDO: Esperá, Gordo, esperá que a ver lo que sigue.

      (Ingresa a la casa nuevamente. El perro gruñe. El Detenido intenta huir gritando, queda paralizado, aparece la punta de un arma larga de fuego saliendo del límite de la casa, que lo apunta a la nariz)

      DUEÑO DE CASA: Tranquilo, Pappo, tranquilo. (El perro se calla) ¡Vos quedate quieto, negro de mierda!

      DR. BUITRAGO: (salta como con resorte) ¡Alto! Quiero ver eso de nuevo.

      INSPECTOR: ¡Todo de nuevo!

      (El dueño de casa retrocede, repite su aparición, el perro gruñe.)

      DUEÑO DE CASA: Tranquilo, Pappo, tranquilo. (El perro se calla) ¡Vos quedate quieto, negro de mierda! (El Dr. Buitrago toma su teléfono, hace una llamada)

      DETENIDO: ¡Dale, Gordo, que este me quema de un chumbo!

      DR. BUITRAGO: Aguantá, Cacho. La justicia tiene sus tiempos. (Al teléfono) ¿Hola? ¿Cómo andás, Beibi? Soy Buitri. Buitrago, el doctor Buitrago. El Gordo. (Pausa breve, tapa el teléfono con la mano, habla al detenido) Una empleada nueva es, por eso no me reconocía la voz. (Al teléfono) Escuchá, mami. Acá tengo un caso clarito. (Pausita. Al inspector) ¿Podrán repetir una vez más la situación, por favor? (Estira la mano con el celular hacia la dirección donde está el detenido)

      INSPECTOR: (Al dueño de casa) Una vez más, por favor.

      (El Dueño de casa retrocede, repite su aparición, el perro gruñe.)

      DUEÑO DE CASA: Tranquilo, Pappo, tranquilo. (El perro se calla) ¡Vos quedate quieto, negro de mierda!

      DR. BUITRAGO: (Al teléfono) ¿Escuchaste, mami?

      DETENIDO: Esperá, Gordo. Escuchá.

      DUEÑO DE CASA: ¡Te voy a dejar el culo como un colador de fideos, puto!

      DR. BUITRAGO: (Escucha algo en el teléfono. Asiente) Okei, mami. Vienen para acá, Cacho.

      INSPECTOR: ¿Quién viene?

      DR. BUITRAGO: Del INADI.

      INSPECTOR: ¿El INADI? (Al dueño de casa) Viene el INADI. (Al dueño de casa) Está sonado, che.

      DR. BUITRAGO: ¿Me repite por favor la última acotación?

      DUEÑO DE CASA: ¿Te voy a dejar el culo como un colador de fideos?

      DR. BUITRAGO: Exacto. Pasame el código, Cacho. (El Detenido le da un código, que lleva hasta el inspector) Art. 149 bis del Código Penal, inspector: Será reprimido con prisión o reclusión de 2 a 4 años el que hiciere uso de amenazas…

      INSPECTOR: 6 meses a 2 años, doctor.

      DR. BUITRAGO: Bue, un par de añitos más o menos, no cambia la cosa. Si se emplearen armas de fuego… ¿Veo mal, o usted está amenazando a mi cliente empleando un arma de fuego?

      DUEÑO DE CASA: ¿Eh? Claro, me estoy defendiendo. Este delincuente entra a mi casa…

      DR. BUITRAGO: Está prejuzgando, señor. Tranquilamente, esto configura calumnias e injurias contra mi defendido. ¿Por qué delincuente? ¿Usted está seguro de que mi cliente entró a su casa para robar?

      DETENIDO: (En aparte) Más vale, Gordo. No voy a entrar a pedir un vaso de agua.

      DR. BUITRAGO: (Descubre una nueva estrategia) Pedile un vaso de agua.

      DETENIDO: ¿Eh?

      DR. BUITRAGO: Pedile un vaso de agua, te digo.

      DETENIDO: ¿Me da un vaso de agua?

      DR. BUITRAGO: Que conste. Prueba número uno. Mi cliente solicita amablemente un vaso de agua ¿Y qué hace el dueño de casa?

      DUEÑO DE CASA: ¿Vaso de agua? ¡Pedazo de hijo de puta! ¡Esta, te voy a dar un vaso de agua!

      DR. BUITRAGO: Que conste. Prueba número dos. El dueño de casa reacciona violenta e injustificadamente contra mi cliente, que se encuentra indefenso, en inferioridad de condiciones.

      DETENIDO: Vos, Gordo, siempre el mismo inocente. ¿Indefenso, yo? (Saca un arma enorme y se la muestra)

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