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menores están divididos en cuatro familias distintas que representan los sectores cruciales de nuestro comportamiento y, por lo tanto, de nuestra vida. Estas familias no mantienen ningún tipo de relación entre ellas, manejan cada una los ámbitos apropiados que, de todos modos, pueden proyectarse fácilmente hacia lo figurativo pero manteniéndose dentro de unos límites específicos bastante rígidos tal como mostraremos a continuación.

      Los bastos

      Los bastos rigen la vida diaria y los asuntos corrientes, nuestras costumbres, el trabajo, las obligaciones, la alimentación y los esfuerzos que se han vuelto triviales debido a la obligación. Reinan sobre lo constructivo, lo organizado y lo planificado. Representan lo que no se escapa de lo ordinario, lo que se obtiene de nuestros propios medios para evolucionar y progresar.

      Los oros

      Los oros rigen la vida material y los asuntos financieros; es fácil de adivinar: dinero, liquidaciones, capitales, adquisiciones inmobiliarias, valores materiales, patrimonio, intereses, salarios, rentas, beneficios financieros, etc. Reinan sobre la noción de beneficio o de pérdida instaurando un nivel de importancia según la jerarquía en cuestión. Durante una pregunta, representan también a menudo los intereses en juego no necesariamente materiales o financieros pero que pueden poner en evidencia o en peligro prioridades materiales indispensables para nuestro equilibrio general.

      Las espadas

      Las espadas rigen los deseos, los esfuerzos, las penas, las proezas, los impulsos, los antagonismos, los conflictos, los obstáculos que hay que vencer, las dificultades que se deben superar, etc. Reinan sobre una noción principal de investigación personal para llegar a un resultado a través de esfuerzos, de entusiasmos o de superaciones de uno mismo. Representan la fuerza, para sí mismo o contra sí mismo, así como el deseo y el impulso de la pasión; influyen también de forma considerable sobre la salud, el equilibrio físico, la vida sexual y la creación personal.

      Las copas

      Las copas rigen únicamente el ámbito emocional: vida afectiva, vida moral y psicológica, vida familiar, vida relacional, sensibilidad, búsqueda de equilibrio, conciliación, suerte, pasividad, etc. Reinan sobre las experiencias agradables directamente accesibles y explotables sin obligarse a los esfuerzos, inducen las nociones esenciales de pasividad, de suerte y de oportunidad basándose en el potencial emocional y del comportamiento. Se trata generalmente de arcanos bondadosos y generosos que instauran un clima de paz, de ideal, de desarrollo afectivo, espiritual o creativo.

      La jerarquía de los arcanos menores

      Los arcanos mayores dominan a los menores pero mantienen la misma potencia significativa entre ellos. El arcano número cinco, el Papa, es por lo tanto tan fuerte como el arcano 21, el Mundo. Esto no sucede en los arcanos menores, entre los que conviven diversas potencias. En efecto, el orden de precedencia jerárquica se usa en el reino del tarot al mismo nivel que en el del ajedrez. Así, es necesario considerar de forma continua la fuerza de los arcanos en cuestión para juzgar los efectos, como si se tratara de una escena ocupada por actores de los que usted tiene que definir los papeles principales y secundarios siguiendo el argumento que le venga a la mente. Esta jerarquía es natural, analógica y, por tanto, fácil de asimilar; reconstituye un sentido a los valores que, al menos por mi parte, no llega hasta una ética aplicable a la vida: sin embargo es posible pensar, con realismo, que este sentido jerárquico no está tan mal. En definitiva, sea usted un nostálgico de las jerarquías o un auténtico republicano, tendrá que aplicar estas prioridades en sus interpretaciones para poder explorar la identificación de los personajes, los actos o las situaciones proyectados. Así pues, es absolutamente necesario saber lo siguiente:

      – los arcanos mayores no están sometidos a un código jerárquico, todos tienen el mismo valor; es decir, no existe ningún arcano mayor prioritario o más potente que otro;

      – los arcanos menores están sometidos a una jerarquía severa; además de sus propios significados, pueden ampliar o disminuir el matiz principal de una tirada; de ahí la necesidad de aprender su orden jerárquico, que es el siguiente.

      En la cima jerárquica tenemos, por orden de potencia, los ases, los reyes, las reinas, los caballos y las sotas; luego, descendiendo, las cartas 10, 7, 4, 8, 5, 9, 3, 6, y 2. Esta jerarquía se respeta sea cual sea el palo afectado (bastos, copas, oros, espadas). Para familiarizarse con este orden vamos a poner algunos ejemplos muy prácticos de la vida sentimental y financiera para establecer, tal como lo hará usted luego, el orden de potencia de las situaciones que pueden plantearse posteriormente. Estos ejemplos no son válidos como definiciones rígidas; sirven únicamente para ilustrar el sentido jerárquico de los arcanos menores a través de los criterios con los que convivimos todos muy a menudo; los comentarios pueden interpretarse evidentemente en otros ámbitos. En el siguiente cuadro podrá observar el sentido decreciente de los valores jerárquicos según el arcano en cuestión.

      Es posible aplicar estas analogías a los ámbitos específicos del propio entorno como una jerarquía de valores: en su vida social, su mejor amigo será rey, sus demás amigos serán caballos, sus conocidos sotas. En la vida profesional, su jefe será rey, el colega sota, su más directo colaborador caballo, etc. Sus propios criterios personales serán los que determinarán el lugar del rey y de los siguientes, incluso en consideraciones negativas como en las espadas: su rey será aquel al que tiene más miedo, su adversario, su rival, la sota no será más que una relación antipática, la reina una mujer capaz de traicionar o de hacerle daño, el caballo un personaje importante que puede perjudicarle, etc. Todo esto significa que no somos más que simples sujetos para aquellos que gobiernan el ámbito en el que nosotros actuamos; por lo tanto, todos nosotros tenemos un rey en algún lugar, positivo o negativo… Le será fácil transferir estas analogías a los ámbitos cotidianos de su vida si no pierde de vista que un rey… es más fuerte que un caballo, que este es más importante que una sota pero menos que una reina, etcétera. La escala de las intensidades relativas se expresará fácilmente en su espíritu, lo que tendrá como efecto revisar o reconsiderar sus propios valores existenciales en los ámbitos prácticos y privados inmediatos.

      Lo mismo sucede en el caso de los arcanos menores siguientes, que ponen en escena hechos, gestos, causas y actos siguiendo un orden de intensidad que le gustará matizar, puesto que el tarot intuitivo es de todo menos binario. Cuanta más jerarquía en fuerza existe en una tirada, más nítido es el mensaje respecto a las posibilidades de realización; por ello es necesario que, con la ayuda de la experiencia, asimile la jerarquía del tarot.

      Las analogías de los arcanos mayores

      Presentamos a continuación una relación analógica de su sentido general. A través de situaciones esencialmente materiales y prácticas, podrá proyectarse con mucha facilidad en el arte de la analogía, que es un aspecto capital del tarot. No se deben tomar estas definiciones al pie de la letra sino intentar aplicarlas en ámbitos diversos, encontrarles un sentido a través de situaciones personales. Conseguirá alcanzar entonces un automatismo natural que le permitirá proyectar cada arcano mayor en posibilidades todavía inexploradas iluminando su juicio. Tiene que asimilar estos pocos arcanos mayores a sus múltiples definiciones analógicas e intentar alargar la lista utilizando otros ámbitos generales de su vida diaria (trabajo, barrio, empresa, agentes sociales, etc.).

      Definiciones generales y analógicas de los 22 arcanos mayores

      Los 22 arcanos mayores

      El Mago

      El primer arcano del tarot implica una noción de ímpetu, de novedad y de impulso, funciona como punto de relación entre el hecho ocurrido y el esfuerzo consecuente que se tiene que realizar como el inicio de algo que seremos capaces de acabar. Destaca la irrupción de una iniciativa o de un hecho prioritario que será necesario satisfacer para permitir cambiar o hacer progresar el curso de la situación.

      El

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