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apoyaron su opinión y después de una breve discusión se decidió aceptar a Alina en el club.

      El casting continuó y cada nuevo candidato despertó cada vez más interés en Sanzhar. Algunos solicitantes tenían más experiencia, otros estaban entusiasmados pero tenían menos experiencia. Era importante encontrar un equilibrio y elegir a aquellos que pudieran trabajar eficazmente en equipo, aportando nuevas ideas y energía a sus actividades.

      Sanzhar se sumergió cada vez más en el proceso, tratando de evaluar objetivamente a cada candidato, porque de su elección dependía el futuro del Club y sus proyectos. Le interesaba ver cómo se mostraba cada aspirante, cómo se desarrollaba su personalidad y cómo interactuaba con los actuales miembros del club. Se dio cuenta de quiénes tenían pensamiento creativo, quiénes podían ofrecer soluciones no estándar y quiénes podían inspirar a otros a alcanzar nuevos logros.

      Cuando el último candidato abandonó la sala, Lana volvió a tomar la palabra:

      – ¡Buen trabajo, chicos! Creo que hicimos una buena elección. Ahora tenemos nuevos miembros y nos esperan muchos proyectos interesantes.

      Sanzhar asintió, sintiéndose satisfecho con el trabajo realizado. Sabía que en el club siempre habría un lugar para las ideas creativas y las personas con talento, y eso le inspiró. Sin embargo, el cansancio tras la jornada empezó a pasar factura. Decidió que necesitaba descansar y refrescarse antes de volver a sus pensamientos sobre su tarea cinematográfica.

      Sanzhar se dirigió a un pequeño café en el campus universitario, esperando un minuto de paz y tranquilidad para ordenar sus pensamientos y prepararse para un trabajo productivo en el futuro.

      2:6 Reunión en un café. Después de un día ajetreado lleno de acontecimientos y reflexiones, Sanzhar se dirigió a un pequeño café del campus universitario para descansar un poco y recuperar el aliento. El espacio de la cafetería atrajo por su atmósfera tranquila y apacible. Aquí podrás olvidarte de todas tus preocupaciones por un rato y simplemente disfrutar de un momento de soledad.

      El café estaba casi vacío. Sólo unos pocos estudiantes se sentaban en sus mesas, inmersos en materiales de estudio o conversando tranquilamente con amigos. La luz que entraba por los grandes ventanales iluminaba suavemente el interior, creando una sensación de comodidad. Sanjar pidió un sándwich y un vaso de jugo fresco, esperando que esto le ayudara a recuperar fuerzas antes de regresar a casa.

      Mientras se preparaba su pedido, Sanzhar notó accidentalmente una figura familiar en una de las mesas junto a la ventana. Era Richard, que parecía estar completamente absorto leyendo un libro. En una mano sostenía una fina taza de té, casi transparente, de la que lentamente se elevaba un vapor fragante.

      Sanzhar pensó por un momento si debía acercarse a él. Su último encuentro fue extraño y los pensamientos sobre lo que Richard dijo entonces no lo abandonaron. Pero la curiosidad se apoderó de él y, tras recibir su orden, Sanzhar se dirigió a la mesa donde estaba sentado Richard.

      – Oye, ¿te importa si me uno? – preguntó Sanzhar, intentando hablar con seguridad y naturalidad.

      Richard levantó la vista de su libro y, al ver a Sanzhar, sonrió afablemente:

      – Por supuesto, siéntate, Sanzhar. ¿Cómo estuvo su día?

      – Gracias. “El día estuvo ocupado”, respondió Sanzhar, sentándose frente a Richard y tomando un sorbo de jugo. – Hoy tuvimos un casting para el club, además de una lección de cinematografía. Muchas cosas.

      “Parece un día interesante”, dijo Richard, inclinándose ligeramente hacia adelante para demostrar que estaba realmente interesado. – ¿Estás estudiando cinematografía?

      “Sí”, respondió Sanzhar, animándose un poco. – Hoy vimos la película “Blade Runner”. Y luego el profesor nos pidió que escribiéramos un análisis crítico. Pero la tarea más difícil es idear una nueva trama fantástica. Parece que ya están todas las ideas escritas.

      Richard, al oír esto, sonrió, como si conociera bien el problema.

      – A veces parece que ya está todo inventado, pero en realidad cada idea puede ser nueva si la miras desde otro ángulo. En el cine, como en la vida, mucho depende de la perspectiva.

      Sanzhar pensó en estas palabras, sintiendo que contenían algo de sabiduría. Había algo tranquilizador en el tono de Richard que inspiraba confianza e inspiración.

      “Estás hablando del futuro…” comenzó Sanzhar, sintiendo que sus pensamientos regresaban a la conversación anterior con Richard. – ¿Qué crees que puede cambiar nuestra percepción de la realidad?

      Richard guardó silencio por un momento, buscando palabras, como si respondiera a una pregunta que había estado preparando durante mucho tiempo.

      “Nuestra percepción cambia la experiencia”, dijo finalmente, su voz se volvió más profunda y seria. “Cuando ves cosas que parecen imposibles, tu mente se abre a nuevas posibilidades”. El conocimiento que adquieras puede cambiarte a ti y a tu mundo.

      Estas palabras causaron una fuerte impresión en Sanzhar. Sintió que Richard no sólo estaba diciendo verdades generales, sino algo más profundo y personal.

      “A veces pienso que vivimos sólo en el presente, pero no pensamos en el futuro”, admitió Sanzhar, compartiendo sus pensamientos internos. “Pero el futuro es lo que determina nuestras decisiones hoy”.

      Richard asintió y su mirada se volvió pensativa, como si estuviera de acuerdo con un pensamiento que se había estado gestando en su interior durante mucho tiempo.

      – Tienes razón, Sanzhar. Pero ¿y si pudieras ver este futuro? ¿Qué pasaría si pudieras saber adónde conducirán tus decisiones? Podría ayudarle a comprender qué es realmente importante.

      Sanzhar se quedó paralizado, reflexionando sobre lo que había oído. Las palabras de Richard parecieron cerrar el círculo de sus pensamientos, ayudándolo a comprender lo que realmente se estaba perdiendo.

      – ¿Quieres decir… viaje en el tiempo? – preguntó, sin apenas dar crédito a sus oídos.

      Richard sonrió, pero esta vez su sonrisa era misteriosa, como si supiera algo que Sanzhar aún no podía entender.

      – Exactamente. Viajar en el tiempo no se trata sólo de ver el futuro. Esta es una forma de comprender cómo se relaciona con el presente y cómo puedes influir en él.

      El corazón de Sanjar latió más rápido. Su mente le decía que todo eso era imposible, pero algo dentro de él, tal vez una curiosidad infantil o una sed de aventuras, lo empujó a aceptar.

      “¿Estás diciendo que… puedo hacer esto?” – preguntó, conteniendo su emoción.

      Richard asintió, su rostro permaneció tranquilo.

      – Puedo mostrarte cómo funciona. Esto no será sólo una historia, Sanzhar, sino una historia real. Verás el futuro con tus propios ojos.

      La emoción, mezclada con curiosidad y temor, se apoderó de Sanzhar. Sintió que algo dentro de él cambiaba, como si una puerta que ni siquiera sabía que estaba ahora estuviera entreabierta y él estuviera parado en el umbral de lo desconocido.

      “Está bien”, dijo finalmente, tomando una decisión. – Estoy listo para intentarlo.

      Richard asintió afablemente y terminó su sándwich como si todo fuera normal.

      “Entonces vámonos”, dijo, levantándose de su asiento.

      Salieron juntos del café y se dirigieron por el pasillo de la universidad. Richard comenzó a explicarle a Sanzhar los principios básicos de la máquina del tiempo, acercándolo cada vez más al próximo paso decisivo. El ligero ruido de los estudiantes y las voces apagadas creaban el fondo, pero Sanzhar ya no los escuchó; todos sus pensamientos estaban ocupados con lo que podría suceder a continuación.

      2:7 Viaje en el tiempo. Sanjar y Richard caminaron

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