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Josep Solé Barberà, Rafael Ribó, Miquel Sellarés, Jacint Humet, Francisco (Paco) Frutos, Joan Anton Sánchez Carreté, Ferran Fullá, Pere Portabella, Lluís Mª Xirinachs, Josep Mª de la Hoz, Joaquim Maldonado, Josep Trueta, Antoni Tàpies, Jordi Llimona, Antonio de Senillosa, Josep Pi i Sunyer, Jordi Trias, Isidre Molas, Xavier Cassasas, Joan Carrera, Albert Espunya, Carlos Santos, Joan Pere Viladecans, Alfons Carles Comín, Ricard Bofill, Félix Martí, Raimón Obiols, Monserrat Avilés, Albert Fina, Mª Aurelia Capmany, Jaume Vidal Alcover, Manuel Cruells, Carles Güell de Sentmenat, Carlos Ferrer, Joan Mas Cantí, Agusti Montal, Joan Granados, José Antonio González Casanova, Lluís Carandell, Joan Oliver, Marta Mata, Amadeo Cuito, Xavier Folch, Ovidi Montllor, Joan Obiols, Francisco Rodríguez Ocaña, Raimón, Francesc Pi de la Serra, Quintín Cabrera, Jordi Solé Tura, Josep Mª Espinás, Magda Oranich, Marc Palmes, Armand Carabén, Jaume Rosell, Carles Rexach y Mª del Mar Bonet. El abad de Montserrat y Salvador Espriu cursaron sus adhesiones. Seguidamente, al acabar las actuaciones, parte de los asistentes efectuaron marchas de protesta en dirección a la cárcel Modelo o por el centro de la ciudad.

      El 9 de enero de 1976, se presentó en Madrid, bajo esa estrategia de libertad simulada, el Consell de Forces Polítiques de Catalunya (CFPC). Según la crónica del periodista Ramon Pi, asistieron: Francisco Gordo Lorente, Joan Reventós, Jaume Casanovas, Heribert Barrera, Xavier Castellá, Albert Aleu, Ignacio Zabala, Joan Cornudella, Joan Ramon Colominas Companys, José Badía, Joan Colominas Puig, Antonio Gutiérrez, Pere Ardiaca, Josep Pallach, Amadeo Cuito y Francisco de Borja Aragay.

      Después de la presentación oficial, una serie de partidos y organizaciones intentaron formar parte de esta nueva organización nacionalista; no obstante, algunos lo consiguieron y otros no. De hecho, al finalizar el primer mes de 1976 había claramente varias estrategias políticas bien definidas. El CFPC, que alternaba la negociación como un bloque unitario según el foro elegido; los partidos que lo componían, que actuaban por separado según conveniencia; la Generalitat en el exilio, con la estrategia dirigida por Tarradellas de descrédito total por la Asamblea; el sector pujolista; el comunista y, finalmente la Asamblea, que actuaba a veces de comparsa de la auténtica negociación, ya que los protagonistas eran los mismos.

      En el ámbito estatal, la Democracia Social Cristiana se presentó en Madrid en coalición con la Federación Popular Democrática, presidida por José Mª Gil Robles. En Cataluña, sus representantes eran Antoni y Pau Miserachs.

      El 30 de enero de 1976, Convergencia Socialista de Cataluña (CSC) se presentó a los medios de comunicación en el sótano de un bar del barrio del Port en Barcelona con una representación muy amplia de militantes entre los que destacaban: Joan Prats (profesor universitario), el payés Josep Vidal, ex miembro del BOC y del POUM y miembro de la Unió de Pagesos, Celestí Martí (ex miembro del PSUC), Jesús Salvador (abogado), exmilitante del FOC-FLP, detenido con los 113 de la Asamblea, el andaluz Juan Alamillo, Josep Parcerissas (estudiante), Anton Canals (administrativo), miembro de la A.C. de Lleida, Xavier Guitart (obrero de la industria química), Eduard Galcerán (químico y profesor despedido), Joan Reventós (abogado) y el exmilitante del FOC, Pascual Maragall (economista y profesor universitario), excusando su asistencia Rafael Madueño y Jordi Parpal.

      Mientras tanto, la Asamblea seguía en plena actividad aumentando su representación en el territorio con el ingreso de nuevos socios. Uno de ellos fue la Asamblea del Alt Empordà, formada por una treintena de militantes que representaban a: Reagrupament Socialista, CSC, PSUC, PSAN y Unió de Pagesos. Las Juventudes Comunistas de Cataluña (JCC), que apoyaban el CFPC, también pedían el ingreso en la Asamblea junto con la Asociación de Vecinos del Turó de la Peira. En definitiva podríamos decir que estas tres organizaciones tenían en común la búsqueda de un mismo objetivo que era formar parte de una gran organización y conseguir así cierta notoriedad muchas veces inmerecida.

      El Reagrupament per la Unitat Socialista Catalana, que formaba parte del Consell, también hizo referencia a la Asamblea, reafirmando la voluntad de seguir trabajando para el fortalecimiento y dinamización del CFPC así como en la reivindicación de la Generalitat, manifestando su apoyo a toda movilización popular pacífica y responsable que persiguiera la consecución de una democracia política destacando en este sentido el papel de la Asamblea como órgano de movilización popular. En el comunicado se solidarizó con Xirinachs y con los procesados por ser miembros del Front d’Alliberament Català (FAC): Manuel Cruells, Blanxart y Jordi Duch Continas.

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