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Libertad2715.9414,36%Lambayeque2885.3905,07%Lima1.66041.6063,84%Loreto561.0734,96%Madre de Dios89--Moquegua9812643,75%Pasco1301.7277,00%Piura5805.7489,17%Puno2855.0505,34%San Martín2604.1415,91%Tacna562.2922,39%Tumbes12785612,92%Ucayali28023054,90%

      Fuente: MEF (2018). Elaboración del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.

      Si bien es cierto que el programa ha logrado capacitar y beneficiar a cada vez más personas, los esfuerzos por insertar a los jóvenes en situaciones de pobreza en el mercado laboral siempre están alejados del reto. A pesar de que las brechas de desatendidos sean poco altas en regiones como La Libertad, Piura, Cusco y Lambayeque, resulta relevante analizar también qué porcentaje de la población objetivo del programa está siendo realmente atendida. Como se puede apreciar, la proporción de atendidos por el programa fue realmente heterogénea. La mayoría de las regiones no alcanzaron proporciones mayores del 10% de la cantidad total de desempleados jóvenes de bajos recursos. Nuevamente, estas cifras nos demuestran que es necesario más vigor para enfrentar esta problemática, ya que, si bien se están realizando esfuerzos por llegar a los más pobres, todavía queda mucho por hacer. Asimismo, dentro del propio programa hay componentes de desigualdad de género. Esto se evidencia por el hecho de que las madres solteras no reciben apoyo del programa para cuidar a sus hijos y asistir al programa en simultáneo. Del mismo modo, los capacitadores limitaban a la participación de mujeres en carreras consideradas «masculinas» (Atoche, 2017).

      Enfrentar el desempleo juvenil no es nada fácil, y ello se puede ver en el mismo ámbito internacional. Será de utilidad comprender cómo los países diseñan y aplican estrategias y herramientas en formatos diversos de arreglos institucionales. Específicamente, se identificará cómo definían a su población objetivo, a qué grupos de personas atendían y qué criterios utilizaban.

      La iniciativa argentina Jóvenes con Más y Mejor Trabajo permitía la participación de jóvenes desempleados de 18 a 24 años que residieran de manera permanente en su país y no hubieran podido culminar sus estudios primarios o secundarios. En la misma línea, el programa argentino Progresar atendía a aquellas personas, de entre las mismas edades mencionadas antes, que no trabajaban, trabajaban informalmente o recibían un salario menor que la remuneración mínima vital (MTEySS, 2017a). Por otra parte, lo que hacía el subprograma mexicano Bécate era identificar participantes mayores de 16 años que se encontraban en condición de desempleo o subempleo (Secretaría del Trabajo, 2015).

      Otra de estas acciones de los Gobiernos era la del programa Juventud y Empleo, que apoyaba a aquellos jóvenes de entre 16 y 29 años que pertenecían al sector de pobreza, presentaban escolaridad incompleta y se encontraban desempleados, subempleados o inactivos (MT, 2017). Mientras que la iniciativa Youth Employment Strategy de Canadá dirigía a personas de entre 15 y 30 años a diversos programas enfocados en la experiencia laboral (Service Canada, 2017). Aunque se trata de un país con características económicas y de desarrollo diferentes a las del Perú, es importante rescatar las enseñanzas que deja su experiencia.

      1.2 Capacitación en función del mercado y emprendimiento

      La acción del Estado de proveer el servicio al joven desempleado en el Perú respondía a la siguiente lógica. Primero, se identificaba la demanda laboral por tareas y labores que presentaban los diferentes sectores productivos. Segundo, el Estado financiaba los programas de capacitación y entrenamiento laboral que entidades de formación habían diseñado sobre la base de los requerimientos de las empresas privadas. Tercero, según determinados parámetros de pobreza, dominio geográfico, sexo, edad y otros, la entidad pública, por concurso, asignaba fondos de capacitación atados a prácticas laborales en empresas. Desde esta perspectiva de presentación de los servicios públicos, ¿qué tipo de actividades fueron ejecutadas por la iniciativa nacional? En la tabla 1.5 se presentan cuatro tipos de servicios.

      La intervención del programa se distinguía por zona de residencia. Por un lado, en las zonas urbanas, el programa financiaba la capacitación técnica a los beneficiarios y buscaba que lograran una efectiva inserción laboral en el mercado. Esta ayuda enfocaba su acción en el empleo, tanto dependiente como independiente, y en el emprendimiento de negocios, facilitando a las personas el capital inicial requerido para el trabajo. Por otro lado, en las zonas rurales, su intervención fue financiar acciones de capacitación técnica productiva de los jóvenes, aconsejando e instruyendo su acción hacia el empleo independiente con el desarrollo de centros de producción y emprendimientos productivos (MTPE, 2015a). En Lima y el Callao, para el año 2017, se ofrecían dos tipos de servicios para capacitar a los jóvenes: una capacitación laboral con formación técnica a nivel básico-operativo, con el objetivo de mejorar la empleabilidad y el acceso a trabajos dependientes, y una formación de emprendimiento, con la finalidad de promover el autoempleo (MTPE, s. f. [a]; s. f. [b]).

      Tabla 1.5 Servicios brindados por Jóvenes Productivos

ServicioDescripción
Formación laboralCapacitaciones orientadas a brindar los conocimientos técnicos para poder laborar.
Inserción en el mercado laboralGeneración de oportunidades para la inserción de jóvenes en el mercado laboral.
EmprendimientoCapacitación en la elaboración de planes de negocio.
Capacitación en oficiosCapacitación de acuerdo con demanda de mercado laboral en los siguientes rubros: agropecuario, comercio, construcción, industria, pesca, servicios y transporte, almacenamiento y comunicaciones.

      Fuente: MTPE, (2015a). Elaboración del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico.

      ¿En qué medida las empresas han encontrado en el Estado un aliado para captar mano de obra de acuerdo con sus requerimientos y, a su vez, contribuir a la reducción sostenida del desempleo juvenil? En términos concretos, la cantidad máxima de beneficiarios ha sido de 20 a 25 trabajadores por curso, todos asignados para capacitaciones de tres meses. Sin embargo, en la práctica, se incumplía con frecuencia este plazo, debido a faltas de coordinación o problemas administrativos de las entidades capacitadoras, lo que generaba pérdida de interés en la demanda de empresas privadas. Un hallazgo importante, pero preocupante, destacado por Pedro Taqueda, jefe de planificación, monitoreo y evaluación del programa, fue que, para julio de 2016, solo el 20% de los graduados habían logrado establecer contratos con las empresas en las que practicaban (Taqueda, 2016). En suma, calzar con las necesidades del sector privado de mano de obra calificada, así como satisfacer la expectativa de un trabajo decente de la población juvenil desempleada, ha sido siempre un reto difícil de lograr plenamente.

      Por otro lado, la rama del programa Jóvenes Productivos dedicada al emprendimiento está orientada a fomentar el desarrollo personal, la creación de planes de negocio y el acompañamiento personalizado para el desarrollo de negocios. De este modo, se espera que los jóvenes desarrollen capacidades productivas que les permitan establecer y gestionar negocios propios rentables (InnovaPUCP, s. f.).

      No

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