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tributó un home­naje a Elena Just, de avanzada edad, que había sido nombrada presidenta de honor de la agrupación por el carácter emblemático de su persona. Acudieron al homenaje, que tuvo un carácter institucional, representantes de todas las AFR de Valencia, «un número considerable de correligionarios» y distintos grupos y organizaciones blasquistas. Los discursos de concejales, diputados y personalidades masculinas, elogiaron la promoción del laicismo entre la población femenina que había desarrollado «la propagandista» a lo largo de su vida, y ensalzaron «la figura de doña Elena Just como mujer precursora de los grupos femeninos hoy constituidos». Rosalía de Figueras, tomó también la palabra, animando a las mujeres a formarse para participar en la política en apoyo de la secula­rización y del progreso social.[76]

      Las AFR desarrollaron a lo largo del tiempo un trabajo propagandístico centrado en la formación política y cultural de las mujeres, desde ámbitos no formales. En la mayoría de conferencias, homenajes y actos trataban de educarlas para «sus nuevas responsabilidades ante la República», cuyos valores laicos e igualitarios eran, desde su perspectiva, símbolo de progreso y libertad femenina, en oposición a los principios antidemocráticos de la derecha española que, con la complicidad de la Iglesia católica, trataba de perpetuar las dependencias femeninas.

      El liderazgo en esta empresa formativa dependió mayoritariamente de mujeres cultas y profesionales, que participaron como oradoras en actos públicos y animaron con sus artículos los debates en El Pueblo. Tal fue el caso de la citada Rosalía Figueras, de Trinidad Pérez, presidenta de la Agrupación Mare Nostrum, que firmaba sus artículos añadiendo a su nombre su calidad de farmacéutica, de Asunción Chirivella, primera abogada colegiada en España en el año 1922, o de Amalia Carvia, librepensadora y feminista, cuyas reflexiones y colaboraciones en el periódico fueron en este período las más numerosas.

      La tarea organizativa y movilizadora de las AFR, pese a lo tradicional de muchas de sus actuaciones, propició el aprendizaje de las mujeres en los canales «formales» de la actuación política democrática, multiplicó los liderazgos femeninos en la vida pública del blasquismo, y consolidó una ciudadanía más plena y participativa para una cifra nada desdeñable de mujeres valencianas.

      AMALIA Y ANA CARVIA BERNAL. DEMANDAS FEMINISTAS, LAICIDAD Y DERECHOS

      [Las mujeres] [n]o debemos querer ni pedestales ni cadenas: justicia y nada más. Que se nos conceda la libertad de acción necesaria para desarrollar nuestras fa­cultades de seres pensantes; que se nos dé la instrucción conveniente para poder adquirir la conciencia de nuestra misión como parte integrante de la humanidad. Queremos poseer nuestro yo.

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